Una solución al difícil momento que atraviesan las isapres debiera darse en el corto plazo, para evitar una crisis que podría repercutir al sistema de salud en su totalidad. Ese es el llamado que han hecho expertos y ex autoridades del rubro a propósito del turbulento escenario que atraviesan las aseguradoras privadas.
En concreto, las isapres se enfrentan a un complejo mix de factores, impulsado por la judicialización, el incremento del uso de prestaciones por parte de los afiliados y el incremento explosivo de las licencias médicas, a lo que se suma la reciente orden de la Corte Suprema de adecuar la tabla de factores a la definida por la Superintendencia de Salud en 2919, con efecto retroactivo -lo que implica la restitución de los cobros en exceso a sus cotizantes-.
Hasta ahora, todas las voces apuntan a que esta crisis se acrecienta con el paso de los meses, y por el momento, no existe claridad de cómo la autoridad sanitaria pretende frenar lo que, según las propias aseguradoras, sería un camino directo a la quiebra.
Así lo dejó entrever esta mañana el presidente de Clínicas de Chile, Gonzalo Grebe, quien comentó a Tele13 Radio que "más que exigir celeridad, aquí se necesitan soluciones ahora, porque, efectivamente, esto ya está llegando a los pacientes, en la medida en que los convenios se empiezan a caer. Y eso es lo que queremos todos evitar, que finalmente esta crisis, o este drama del financiamiento, no repercuta en los pacientes".
"El nivel de endeudamiento con el cual el sistema hoy día está funcionando es gigantesco. Desde marzo a noviembre la deuda ha aumentado un 80%, ha aumentado de $300 a $560 mil millones. Casi se duplicó", aseveró.
Y pese a que el impacto económico del cierre de las aseguradoras sería enorme, existe preocupación por lo incluso más graves que serían las consecuencias para los afiliados, tanto del sector de privado como de Fonasa, los prestadores y el sistema en su totalidad.
Reembolsos y atenciones
Sobre el punto, Jorge Acosta, director del Programa de Salud y Bioética del Instituto Res Publica y médico asesor del IPSUSS, explicó a Emol que "los pacientes han empezado a sufrir las consecuencias de la crisis de las isapres, han cerrado sucursales y disminuido los horarios de atención a clientes, han tenido que pagar por anticipado y luego reembolsar y entre muchos se ha acrecentado la angustia por no saber qué sucederá con su previsión de salud. Muchos sienten que tendrán que pagar ellos, con su salud, la incapacidad de la autoridad de resolver la crisis".
En efecto, varias clínicas han cortado convenios con isapres, lo que genera que los pacientes deban pagar las prestaciones desde su bolsillo para luego reembolsar con su aseguradora.
Al respecto, Grebe explicó que "cuando un prestador, sobre todo los prestadores más débiles de la cadena, enfrentan una dilación de pagos que hace que el capital de trabajo que tengan que poner para poder mantener la operación se hace insostenible, efectivamente, no le queda otra alternativa que pedirle al paciente que pague y que reembolse. Es básicamente una situación extrema de liquidez que hace que los prestadores tengan que llegar a tomar una decisión dolorosa porque, reitero, esto impacta a los pacientes".
Pero esto, de acuerdo al médico Internista y especialista en Salud Pública, Juan Carlos Said, "puede impactar en la salud de los usuarios, porque ahora la atención debe ser pagada por ellos y estos deben ir a la siapre a solicitar un reembolso que podría o no suceder".
"Los pacientes han empezado a sufrir las consecuencias de la crisis de las isapres, han cerrado sucursales y disminuido los horarios de atención a clientes, han tenido que pagar por anticipado y luego reembolsar y entre muchos se ha acrecentado la angustia por no saber qué sucederá con su previsión de salud. Muchos sienten que tendrán que pagar ellos, con su salud, la incapacidad de la autoridad de resolver la crisis"
Jorge Acosta, director del Programa de Salud y Bioética del Instituto Res Publica y médico asesor del IPSUSS
Según declaró Said a El Mercurio,
"el paciente tiene una incertidumbre muy grande respecto a cuánto va a ser lo que va a pagar. Esto tiende a desincentivar las consultas no solamente innecesarias, sino que también necesarias. Lleva a que el paciente consulte de forma muy tardía, llevando a diagnósticos más tardíos y, finalmente, con mayores costos en salud. Van en detrimento de la salud de las personas".
Por su parte, Héctor Sánchez, director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello y ex superintendente de Salud, explicó a El Mercurio que en caso de que las isapres comience a quebrar, la "superintendencia tiene que intervenir cada isapre y nombrar un interventor. La primera adopción de ese interventor es licitar la cartera, pero como estaría quebrando el sistema, no va a haber nadie que se haga cargo del contrato, por lo que todas las personas pasan automáticamente a Fonasa".
“El 60% de la cartera de las isapres que quedaría en Fonasa va a contratar seguros complementarios y se va a seguir atendiendo en el sector privado. Pero el 40% restante, cerca de 1,4 millones de afiliados, que son los mayores de 60 años, personas con preexistencias, van a entrar a Fonasa, pero no van a tener la posibilidad de contratar un seguro complementario, porque ya tienen riesgos incorporados”, agregó Sánchez.
Asimismo, todos los pacientes que cuentan con algún seguro como el GES activo también podrían verse afectados, considerando que son convenios cerrados que tienen las isapres con ciertos prestadores.
Reacción en cadena
En ese sentido, la caída de una isapre a su vez podría arrastrar a los prestadores privados y generar una reacción en cadena. Y según detalló el presidente de Clinicas Chile, "las clínicas más débiles en la medida en que no puedan en el corto plazo recuperar parte importante del capital que se les adeuda, efectivamente, van a enfrentar una crisis de liquidez que puede terminar con la caída de algunos prestadores".
