El litio es uno de los minerales clave para el proceso de transición energética que se está dando a escala global desde fuentes más contaminantes -como el petróleo o el carbón- a renovables. Y es esta, justamente, la premisa que sirve de sustento para la carrera en que se han embarcado distintos gobiernos y empresas mineras por controlar el llamado "oro blanco".
Reflejo de aquello es lo que ocurre en América Latina, donde la disputa por influencia entre Estados Unidos y China se ha volcado en el desarrollo de esta industria, esencial para la fabricación de baterías que utilizan autos eléctricos, y por la que se ha desatado una suerte de fiebre entre las principales potencias mundiales.
Y ahora, nuevas noticias se suman a la disputa, luego de que el Gobierno de Chile presentara la semana pasada su esperada Estrategia Nacional del Litio, la cual entrega un rol preponderante al Estado sobre privados, lo que, según expertos, se trata de un modelo que generará un mayor atractivo para empresas chinas.
Con casi 60% de las reservas mundiales conocidas en Argentina (19,3 millones de toneladas, según el Servicio Geológico de Estados Unidos), Bolivia (21 millones) y Chile (9,6 millones), el denominado Triángulo del Litio cuenta con una amplia presencia de firmas chinas, algo que se enmarca en una estrategia de décadas impulsada por Beijing de incrementar sus intervenciones y su intercambio comercial con América Latina, una zona de tradicionalmente de peso estadounidense.
En efecto, un creciente número de proyectos asiáticos en la región se enfocan en el sector energético, como los ligados a PowerChina, una empresa estatal que cuenta con más de 50 iniciativas en desarrollo en 15 países latinoamericanos. "Entre los proyectos de minería de litio, los inversores chinos han estado bastante activos en el Triángulo del Litio, incluso en comparación con las empresas estadounidenses", dijo a El Mercurio Rebecca Ray, académica de la Universidad de Boston y experta en la influencia económica china en América Latina.
Recientemente se materializó el contrato por US$1.000 millones entre Bolivia y las empresas chinas CATL -el mayor productor de baterías de litio del mundo-, BRUNP y CMOC para la puesta en marcha de dos complejos industriales con la tecnología de extracción directa de litio en salares de las regiones andinas de Oruro y Potosí. Dos compañías estadounidenses participaron en aquella licitación, pero sin éxito
En Chile, en tanto, Tsingshan Holding Group, Ruipu Energy, Battero Tech y FoxESS han manifestado su interés en invertir en un parque industrial de litio en Antofagasta; mientras que en Argentina la empresa Chery Automobile invertirá unos US$400 millones en la construcción de una planta para fabricar vehículos eléctricos.
"Las principales potencias están luchando por conseguir los minerales necesarios para la transición energética y América Latina es un campo de batalla principal", explicó a mediados de abril a BBC Mundo
Benjamin Gedan, director del Programa América Latina del centro de estudios Wilson Center. "Estados Unidos llegó tarde a la fiesta y Washington claramente está ansioso por la ventaja inicial de China", añadió.
En efecto, expertos plantean que las sociedades chinas están más dispuestas a esperar los lentos avances de la legislación en la materia, con tal de asegurarse el acceso. Al respecto, Margaret Myers, directora para el programa de América Latina de Diálogo Interamericano y experta en la influencia china en la región, sostuvo que "los esfuerzos (de empresas estadounidenses) por retirar sus inversiones de los sectores de generación y distribución de energía han creado amplias oportunidades para que las empresas estatales chinas se apoderen de activos estratégicos".
Por su parte, Cynthia Arnson, especialista en las relaciones entre EE.UU. y América Latina, expuso que "EE.UU. importa la mayoría de su litio desde Chile y Argentina, pero los sectores clave están en el sector privado y no en el gobierno. Esta es una gran diferencia entre EE.UU. y China. Y el sector privado se fija mucho en el clima de inversión en la región antes de expandir sus inversiones".
La estrategia para Chile
En ese contexto es que la semana pasada el Ejecutivo presentó la estrategia nacional de litio, la que contempla la participación estatal en toda la cadena productiva, y si bien se incluirá la participación del sector privado, la idea es que el Estado sea el controlador de las futuras sociedades o alianzas que se creen.
Para ello, se otorgarán contratos de exploración y explotación a las mineras estatales Enami y Codelco en salares donde existen proyectos en distintas etapas de desarrollo, y se abrirá un proceso público de licitación a privados de contratos de explotación para otros salares. De este modo, ellas entrarían a las operaciones en el Salar de Atacama, hoy en manos de los privados SQM y Albermale, cuyos contratos vencen en 2030 y 2043, respectivamente, y sobre los cuales el Gobierno pretende negociar para quedarse al menos con el 50,1% de la participación y tomar el control.
"Quienes van a estar más interesados, o más disponibles para ese tipo de exploración, van a ser empresas chinas, porque ellas hoy día no pueden invertir en Australia, no pueden invertir en Canadá, que son los dos grandes polos de inversión. Y lo que les está quedando es Argentina, donde ya están muy activos; África, donde participan en la mayoría de los proyectos; y ahora se les abre la posibilidad de hacer esto en Chile"
Daniel Jiménez, socio de iLiMarkets y ex vicepresidente comercial de SQM
En conversación con Emol,
Daniel Jiménez, socio de iLiMarkets y ex vicepresidente comercial de SQM, mencionó que "asociarse con el Estado, construir con el capital, asumir todo el riesgo, para quedarse con el 49% de un proyecto no es una propuesta muy atractiva. Entonces, para inversionistas privados probablemente es mucho más atractivo ir a explorar a Argentina, Brasil, Canadá, Australia, o África, que venir a explorar acá".
Lo anterior, según explicó, considerando que "se está condicionando que los proyectos nuevos tengan que desarrollarse con tecnologías de extracción directa de litio, que son tecnologías que, en la práctica, no resuelven los principales desafíos, que son el alto consumo de agua fresca, y después la reinyección en salares y todo lo que eso puede producir".
"Para exploración y desarrollo de proyectos nuevos es muy poco atractivo, y quienes van a estar más interesados, o más disponibles para ese tipo de exploración, van a ser empresas chinas, porque ellas hoy día no pueden invertir en Australia, no pueden invertir en Canadá, que son los dos grandes polos de inversión. Y lo que les está quedando es Argentina, donde ya están muy activos; África, donde participan en la mayoría de los proyectos; y ahora se les abre la posibilidad de hacer esto en Chile", agregó Jiménez.
En esa misma línea, el presidente de Global Lithium, Joe Lowry -conocido en la industria como Mr. Litio-, fue muy crítico con el plan del litio del Gobierno chileno, asegurando que con esto "Boric simplemente está frenando el progreso", añadiendo que los únicos inversionistas interesados en un modelo como el plantea serán los chinos.
"China está desesperada por obtener litio, por lo que probablemente estará encantada de participar. Las empresas occidentales no tanto", apuntó.