Tras doce meses consecutivos de caídas, la tasa de inflación en Estados Unidos subió dos décimas en julio y se situó en el 3,2%, en un momento marcado por la estrecha vigilancia de los precios por parte de la Reserva Federal (Fed), que en su última reunión volvió a subir los tipos de interés.
En términos mensuales, los precios de consumo subieron dos décimas con respecto a junio, indicó este jueves la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés). La cifra se conoce después de que en junio el indicador se situara en el 3%, su nivel más bajo desde antes de la pandemia.
En concreto, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) volvió a mostrar un avance mensual de 0,2% en julio, llevando el dato anual a ubicarse en 3,2%
Dicho incremento estuvo dentro de las expectativas del mercado, considerando que una encuesta de economistas de Bloomberg estimaba que el aumento mensual sería de 0,2%, aunque resultó más moderado que la proyección anual de 3,3% a julio.
En tanto, en el mes de julio, los alimentos se encarecieron un 4,9%, mientras que la energía se abarató un 12,5%.
La tasa de inflación subyacente, que excluye el impacto de la volatilidad de los precios de los alimentos y de la energía, alcanzó el 4,7%, una décima menos que en junio.