Las generadoras con embalses han tenido que abrir las compuertas para gestionar el agua acumulada.
El Mercurio
Un importante efecto están teniendo las precipitaciones en el funcionamiento del sistema eléctrico, después de la larga sequía de más de 15 años en la zona central. Un dato que refleja esta situación es la cantidad de energía que se encuentra almacenada en los embalses. Versus el inicio del ciclo de las lluvias de este año (20 de junio), la energía embalsada aumentó en un 160%; y cuando se compara con la misma fecha del año pasado, el incremento es de un 81%. Gracias a la mayor disponibilidad de agua, la generación hidroeléctrica ha subido con fuerza. Esto, además, ha llevado a que los costos marginales del sistema -que marca la central más cara que se encuentra operando- hayan caído a su menor nivel en varios años. A modo de ejemplo, si en julio de 2022 el costo marginal (CMg) en la barra de Alto Jahuel fue de US$ 142,88 MWh, en lo que va de este mes el indicador es de US$ 50.