Comienzan a surgir los primeros cálculos sobre las pérdidas que dejaron las inundaciones del sistema frontal, el que golpeó fuertemente a cientos de emprendedores, a grandes y pequeños agricultores, en las regiones de O'Higgins, Maule, Ñuble y Bío Bío.
Frente a los efectos económicos de las fuertes lluvias que azotaron al país desde el pasado sábado, y que llevaron al Gobierno a declarar estado de emergencia agrícola en la totalidad de las cuatro regiones, el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Antonio Walker, estimó que los daños ocasionados han generado pérdidas en torno a US$600 millones, doblando las cifras del sistema frontal de junio.
"La última vez hablamos de US$300 millones. Yo creo que esto es el doble que el frente que tuvimos en junio", dijo en una entrevista a Radio Cooperativa. "Estamos recién evaluando, cuantificando, es súper difícil hoy día tener una cifra, pero yo creo que esto, al menos en términos de daños, es el doble de lo que tuvimos en junio", añadió.
El temporal destruyó maquinaria e infraestructura agrícola, energética e hídrica de las regiones. "Lo que genera gran preocupación faltando tan poco tiempo para el inicio de la temporada de riego en septiembre", indicó Rodrigo Gil, gerente del área de campos agrícolas de Colliers.
Por su parte, el presidente de la Federación de Productores de Frutas de Chile (Fedefruta), Jorge Valenzuela, ya estima una pérdida inicial en inversión frutícola en hectáreas, e infraestructura extra e intrapredial, de por lo menos 400 millones de dólares.
Se ha calculado esta pérdida inicial considerando las hectáreas inundadas por lluvias y desborde de ríos, y destrucción de patrimonio productivo, especialmente de infraestructura hídrica.
"Son al menos US$400 millones de inversión frutícola que ha desaparecido por efecto del sistema frontal", explicó el presidente de gremio.
Este cálculo de la federación sólo considera las zonas golpeadas al principio del temporal, "entre O’Higgins y Biobío, y solo en predios de cereza, arándano y avellano europeo", especificó Valenzuela. "Muchos productores aún no pueden ingresar a sus campos para ver los daños, y todavía debemos enfrentar la real dimensión de pérdidas en huertos de otras especies como carozos y uva de mesa, por lo que ha medida que vayamos recopilando más información, esta cifra de los 400 millones de dólares de seguro se incrementará".
El jefe del área agrícola de GPS Property, Osvaldo Errázuriz, expresó que los daños serían hasta un 20% mayor a las estimaciones iniciales.
"En ese sentido las pérdidas podrían llegar fácilmente a los US$720 millones, principalmente por los daños que no se han catastrado en infraestructura crítica en canales de regadío, bocatomas de río, caminos, puentes, infraestructura agrícola y maquinaria". Añadiendo que también se deben incluir en las pérdidas la fruta ya considerada para la temporada 2023, como son los carozos, pomáceas, avellanos europeos, uva de mesa y viñas.
Afectaciones por región
En la Región de O'Higgins, se reportaron daños importantes en "huertos de almendros y ciruelos dagen en las comunas de Las Cabras y San Vicente de Tagua Tagua y daños en sembradíos de habas, cebollas, zanahorias, melones y sandías en las comunas de Placilla, Lolol, Peralillo y Coltauco", especificó Gil.
Por su parte, la Región del Bío Bío, vio afectado principalmente sus "sembradíos de trigo, alfalfa y avena, en Ñuble en huertos de avellanos y arándanos que incluso en sectores fueron arrastrados por la crecida de ríos, en Maule en huertos de cerezos y viñedos en sectores de San Javier a la costa, Curepto, Sagrada Familia y Romeral", añadió.
En comparación con el sistema frontal de junio, donde "se produjeron pérdidas en el sector agrícola estimadas en aproximadamente US$256 millones entre O'Higgins y Bío Bío, en el actual evento climático y considerando lo avanzado de la temporada frutícola y de siembras se podrían esperar daños un 25% mayores, pudiendo alcanzar los US$320 millones", detalló el gerente del área de campos agrícolas de Colliers.
En cuanto a los hogares afectados, "si a este valor le sumamos los daños en vivienda que se contabilizan en alrededor de 20.000 con diversos tipos de daños
la cifra subiría a cerca de US$460 millones".
Respecto a daños en carreteras, puentes e infraestructura afectada por socavones de tierra, estiman una cifra no menor a US$150 millones. "Por lo tanto, incluyendo este valor, las pérdidas estimadas superarían los US$600 millones", concluyó.
En la Región del Maule, no es mejor panorama, donde gran parte de ciudades como Constitución, Linares y Licantén, quedaron bajo el agua. A juicio de Walker, lo ocurrido, específicamente en esta región, "se trata de un fenómeno climático catastrófico que no había visto en los últimos 30 años".
Por su parte, la gobernadora de la región, Cristina Bravo, estima que los gastos realizados solo en infraestructura pública superan los $55 mil millones de pesos.
Desde GPS Property, aseguran que las regiones de O’Higgins, Maule y Ñuble, "podrían tardar hasta 5 años en recuperarse tras la catástrofe climática".