Diego ValdésFundador de VinòmalyVinòmaly, la startup que aplica inteligencia artificial y la química del vino para entregar recomendaciones personalizadas a sus consumidores, además de ayudar a los productores locales a llegar a su público objetivo de una forma más eficiente y efectiva.
Fundada en 2022, por Diego Valdés y Felipe Zúñiga, la StartUp trabaja para lograr un “match” entre los consumidores y productores. Esto mediante el uso de algoritmos propios, desarrollados en base a los gustos de los consumidores, las características químicas de los vinos y los procesos de producción.
En medio de una etapa de pruebas y mejoras en sus modelos de recomendación, esperan lanzar para finales de este año la primera versión de un “sommelier virtual” para sus consumidores, que les brinde un asesoramiento experto y personalizado en sus procesos de elección.
En esta nueva edición de “lo pensó/lo hizo” de Emol, Diego Valdés, nos cuenta de dónde nace su motivación para crear Vinòmaly, a dónde aspira llegar y cuáles son su principales desafios.
Vinòmaly es una startup que aplica Inteligencia Artificial (IA) para resolver dos grandes desafíos que se presentan en la actualidad en la industria vitivinícola.
Por un lado, queremos ayudar a los consumidores de vino a elegir dentro de la amplia oferta disponible actualmente, considerando factores como los gustos personales, el presupuesto, la ocasión de consumo, entre otros.
Por otro lado, queremos ayudar a los productores locales a identificar y alcanzar audiencias con preferencias específicas, y además diseñar en conjunto nuevos productos que se ajusten a estos públicos.
La idea de Vinòmaly surgió hace muchos años, mientras trabajábamos en empresas relacionadas a la industria del vino. Nos dimos cuenta que existía una gran desconexión entre lo que las viñas querían ofrecer con sus productos y lo que la gente esperaba.
Para muchos consumidores, el vino es percibido como un producto intimidante y complicado, cuando la verdad es que de gustos no hay nada escrito. El mejor vino es el que cumple tus expectativas. El tema estaba ahora en encontrar aquel vino que cumpliera esas expectativas entre toda la oferta local disponible.
Fue esta motivación la que nos impulsó a utilizar la tecnología como herramienta para conectar y ayudar a ambos mundos.
El capital inicial fue aportado por los socios fundadores y familiares que han confiado en el proyecto. Hoy día nos financiamos de los servicios que ofrecemos a las viñas.
Tenemos 2 líneas de negocio, por un lado está “Vinòmaly Services”, donde trabajamos directamente con los productores, utilizando principalmente los modelos de Revenue Sharing y SaaS (Software as a Service), a través de los cuales otorgamos acceso a nuestra tecnología. Por otro lado, está “Vinòmaly Labs”, donde el objetivo es utilizar el modelo de marketplace, en el cual nosotros somos una especie de intermediarios, donde conectamos de manera eficiente a los consumidores con productores, utilizando nuestra tecnología, y donde obtenemos un comisión por cada “match” logrado.
Mi público objetivo son, por un lado, las viñas y productores de vinos, ya sean pequeños, medianos o grandes productores. Y por otro lado, los consumidores habituales de vino, ya sean expertos o no.
Algunos ejemplos de competidores podrían ser las plataformas de recomendación de vinos, que también utilizan algoritmos para ofrecer recomendaciones personalizadas a los consumidores. Sin embargo, nuestra propuesta de valor se diferencia al enfocarnos tanto en los consumidores como en los productores, ofreciendo soluciones integradas que abordan las necesidades de ambos segmentos.
Nuestra misión es aprender constantemente sobre las preferencias y necesidades de los consumidores de vino, así como sobre las tendencias y cambios en la industria vitivinícola. Esto implica estar constantemente absorbiendo y adaptando nuevas tecnologías y fuentes de información relevante que nos permita mejorar nuestras recomendaciones y soluciones para los consumidores y clientes.
Aprovechar la tecnología y la inteligencia artificial para simplificar y mejorar la experiencia de los consumidores de vino, y también para ayudar a los productores a llegar a su público objetivo de manera más eficiente y efectiva. Queremos ser un puente entre ambos.
Queremos también fomentar el consumo saludable de la categoría, la innovación y acercar la tecnología a la industria vitivinícola, permitiendo a los productores explorar nuevas alternativas a problemas tradicionales, como el diseño de productos, análisis de mercados, entre otros.
Uno de los mayores riesgos que enfrentamos es el cambio generacional en los hábitos de los consumidores. Evidentemente las nuevas generaciones no toman tanto vino como las anteriores, y la industria del vino es muy tradicional, lo que enlentece fuertemente la introducción de propuestas innovadoras.
Chile, Argentina, Brasil, México y Estados Unidos.
Marc Randolph, co fundador de Netflix, por su atreverse a desafiar, con mínimas chances de éxito, el status quo de una industria tremendamente establecida y haberla transformado hasta el punto de cambiar la forma en las las personas consumen entretenimiento.
Veo a Vinòmaly como un referente en la industria del vino, como el mejor partner tecnológico que puedas tener. El poder crecer junto a nuestros clientes y socios será una parte central del negocio.
Me gusta mucho Cornershop, porque tomaron un modelo de negocio existente en otras regiones y lo llevaron a la excelencia. También me gusta NotCo, ha sido un buen ejemplo de innovación disruptiva que ha desafiado el paradigma de la industria nacional de alimentos.
Sin duda. Al tratarse de un país protagonista de la industria del vino a nivel mundial, nuestra idea siempre ha sido buscar cómo aprovechar las herramientas tecnológicas a nuestro alcance para mantener a Chile en la vanguardia en este negocio. Así como hoy nuestro país es una potencia exportadora, que también lo sea en soluciones innovadoras e inteligentes aplicadas a este mercado: cómo atacar los mercados, cómo entender de mejor forma a tus clientes, cómo enfrentar diferentes públicos y desafíos, bajo una óptica de que el talento chileno puede competir de igual a igual en la esfera tecnológica aplicada.
Vemos al Estado como un facilitador, pues se aprecia el real interés en empujar programas de financiamiento y apoyo para Pymes y startups.