Año a año son millones las toneladas de desechos plásticos que se generan en el mundo, provocando un daño ambiental enorme y, al mismo tiempo, despertando el ingenio de algunos para hacer frente a este monumental desafío.
Frente a esto, hace 10 años, nació Algramo, la empresa chilena que ofrece el servicio de relleno en algunos artículos de primera necesidad, reduciendo la contaminación por plásticos y generando opciones de productos más asequibles para familias de menores recursos.
Y el esfuerzo no ha sido en vano. Recientemente el empresario chileno José Manuel Moller, fundador de Algramo, obtuvo el premio Campeones de la Tierra de 2023, el galardón ambiental más importante de la ONU, informó hoy el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que otorga esa distinción.
Así, Moller fue galardonado en la categoría
"Visión Emprendedora" por haber fundado Algramo.
Por medio de sus dispensadores y envases retornables, los que suman más de 13 puntos en Santiago -y algunos fuera del país, en Reino Unido-, la empresa nacional evitó durante 2022, solo en su modelo de retail, la utilización de casi 12 mil envases, según cifras entregadas por Algramo a Emol.
Comenzaron con su modelo de "home delivery", donde unos carritos se acercaban a las casas y realizaban el relleno de algunos artículos esenciales en los hogares. Sin embargo, este servicio ya no está disponible y ahora se focalizan en dos modelos diferentes: retail y "on the go".
El modelo de retail se instala principalmente en supermercados, donde por medio de las máquinas expendedoras –que trabajan mayoritariamente con artículos de aseo de hogar: detergente, lavalozas, suavizante de ropa, etc– los consumidores pueden rellenar sus productos, evitando pagar nuevamente por los envases.
Mientras "On the go" es uno de sus focos principales, el que –lanzado recientemente en marzo de este año– consiste en dispensadores de líquidos en diversas universidades de la región Metropolitana, y prontamente en algunas corporativas.
¿Cómo funcionan? Ambos de la misma manera, aunque los envases son diferentes: mediante un chip que contiene cada envase, el cual es leído por el dispensador y donde se exige poner la cuenta de Algramo del consumidor.
Es en esta donde el comprador mantiene un perfil y un saldo, y donde se va llevando la trazabilidad de cuántas veces se ha ocupado el envase, cuánto has comprado y de cuánto ha sido el ahorro.
Donde todo comenzó
Todo comenzó en un almacén en La Granja, hace 10 años, cuando el fundador de Algramo, José Manuel Moller, junto con dos amigos decidieron instalarse en la comuna, y lo que los llevó a conocer el coloquialmente conocido "impuesto a la pobreza".
En simple es el gasto que obliga a las personas de menores recursos a incurrir en desembolsos extra por la compra de envases pequeños, al no poder comprar en grandes cantidades o a granel, teniendo que pagar, constantemente, un extra por los envases.
"Estamos presionando a los consumidores de bajos ingresos para que paguen más por envases que terminan siendo un problema de sostenibilidad y desperdicio en los mismos barrios. La ecuación es incorrecta, pero para cambiar esto es necesario cambiar el sistema", declaró Moller.
Así fue como comenzó Algramo, con el objetivo de permitir a los consumidores que reutilicen los recipientes de plástico y que compren los productos al peso, así "pagan lo mismo por unidad sin importar cuánto compren".
Proyectos futuros
Según revelaron desde Algramo a Emol, se encuentran listos y próximos a lanzar nuevos productos, asegurando que volverán a la industria de los alimentos y que trabajarán de la mano de nuevas marcas, logrando así nuevas alianzas y avances en cuanto a la sustentabilidad del país.
Un objetivo futuro que manifestaron fue el crecimiento de su abanico de opciones, tanto en su modelo "on the go", donde buscan nutrirlo con más variedad, entre ellas las bebidas isotónicas y el café, como su crecimiento al lograr trabajar con grandes marcas. "Entrar en el mundo corporativo, con empresas grandes para que puedan reemplazar las conocidas máquinas expendedoras", lo que permitiría una baja en el precio y ahorrar el desperdicio de la lata.
Además de la aspiración de ir conquistando cada vez más y diversos lugares, como estaciones de servicios, colegios y minimarkets.