El nombre que más se repite por estos días en Silicon Valley -y en todo el orbe de la tecnología- es el de Sam Altman. Esto, porque el cofundador de OpenAI, la empresa a cargo de ChatGPT, volvió como director ejecutivo de la firma después de haber sido despedido apenas el viernes 17 de noviembre.
Y es que tras su destitución, que se debió, según la junta directiva, a la pérdida de confianza, la empresa fue absorbida por el caos. Hubo amenazas de renuncias masivas por parte del personal y Microsoft, el mayor inversor en OpenAI, le ofreció a Altman un trabajo a cargo de "un nuevo equipo de investigación avanzada de IA".
Este miércoles, sin embargo, OpenAI informó el regreso de Altman, en un acuerdo que además incluyó el nombramiento de nuevos miembros de la junta directiva.
Pero, ¿quién es Sam Altman? ¿Cómo llegó a posicionarse como un referente de la Inteligencia Aritifical en el mundo?
Informático desde pequeño
Samuel H. Altman (38) nació en Chicago en 1985. Desde muy pequeño se interesó por la informática. Así lo contó en una entrevista a The New Yorker, en la que señaló que cuando apenas tenía ocho años aprendió a programar. Y que, a esa misma edad, era capaz de desarmar la Macintosh, una de las primeras computadoras de Apple.
En una época aún conservadora, Altman decidió, de todos modos, compartir con sus cercanos lo que sentía. Fue así como a los 16 años le contó a sus padres que era homosexual, lo que también dio a conocer en el colegio en el que cursó sus estudios.
Su interés por la tecnología lo llevó a ingresar a la Universidad de Stanford, para estudiar informática. Pero, tras apenas un año, decidió dejar la institución. ¿Su objetivo? Concentrarse en sus planres empresariales.
El surgimiento de OpenAI
Sus esfuerzos prontamente dieron frutos. En 2005, y con apenas 19 años, fundó Loopt, una aplicación cuyo objetivo era que las personas pudiesen compartir su ubicación.
En esos años no existían aplicaciones como Twitter o Instagram. y Facebook, como lo conocemos, estaba en pañales. Quizás en la mente de su creador.
Loopt no logró el éxito que Altman había imaginado. Pero en 2012 fue vendido por más de US$40 millones.
Parte de esos fondos le sirvieron al empresario para dar pie al proyecto que hoy lo hace famoso. Así, en 2015, con el apoyo de Elon Musk (quien después se desligaría) y otros financistas, creó OpenAI, para entrar al mundo de la inteligencia artificial.
Ese mismo año Forbes lo presentaba como uno de los inersores destacados de menos de 30 años.
Pero no fue sino hasta 2019 cuando Altman decidió dedicar todas sus fuerzas a OpenAI. Su producto estrella, Chat GPT, terminó por convertirse el año 2022 en una de las innovaciones más destacadas a nivel tecnológico.
Altman lo ve como un anticipio de lo quie viene. De hecho, en su cuenta de X, durante el apogeo de ChatGPT, escribió: "Es increíblemente limitado, pero lo suficientemente bueno en ciertas cosas como para crear una impresión engañosa de grandeza. En estos momentos es un error confiar en él para algo importante. Se trata de una vista previa del progreso. Tenemos mucho trabajo por delante".
El empresario tiene claridad en su visión acerca de la IA. En un reportaje del The New Yorker, señaló que "o esclavizamos a la inteligencia artificial o nos esclavizará a nosotros".
"Una de las cosas en la que realmente creemos es que la forma más responsable de introducir esos sistemas en la sociedad es gradualmente", señaló en otra oportunidad a StrictlyVC.
Sin embargo, una de las razones que deslizó la junta directiva para despedir -por menos de cinco días- a Altman fue supuestados desacuerdos sobre la rapidez con la que desarrollar y monetizar la inteligencia artificial. Altman sería partidarío de acelerar el paso, mientras que la junta consideraría esta postura como demasiado arriesgada, tomando en cuenta que la "misión de la compañía es "asegurar que la inteligencia artificial general beneficie a toda la humanidad".
