En noviembre del año pasado, el gerente general de la empresa Puerto Coronel, Patricio Román, llegó hasta la Fiscalía Regional de Biobío para hacer una denuncia. La acusación apuntaba a Eduardo Hartwig Iturriaga (75), presidente del directorio y fundador de la compañía. ¿El motivo? Eventuales coimas hacia el alcalde de la ciudad y dirigentes sindicales.
Tras las denuncia, Hartwig renunció a su cargo. Y poco después dejó, además, su puesto de director de la Cámara Marítima Portuaria (Camport) y la vicepresidencia de la Corporación Chilena de la Madera (Corma).
Y es que el caso no ha pasado desapercibido.
Puerto Coronel es la mayor empresa de la ciudad y el terminal marítimo más grande de la región. Su propiedad, además, está bajo el control de los principales grupos económicos del país, entre los que se encuentran el grupo Angelini, los Von Appen y la familia Elgueta.
Pero, ¿quién es Eduardo Hartwig y por qué sorprende su vinculación con el caso?
Empresario de toda la vida
Eduardo Hartwig es ingeniero forestal y lleva prácticamente toda su vida ligada a los negocios. Sus primeras incursiones empresariales fueron en la década de los 70, cuando, junto a su hermano Fernando dieron vida a una exportadora de madera aserrada.
A comienzos de los 80, sin embargo, la crisis económica y la depreciación del dólar los complicó en términos financieros, por lo que vieron su negocio frustrado. Pero de inmediato tomaron cartas en el asunto y se reinventaron: comenzaron la venta al exterior de astillas de eucalipto, en una asociación con el también ingeniero forestal Jaime Vial y el Inglés Robert Owens.
Los buenos resultados los llevaron a instalar la primera planta chipeadora y el primer muelle carguero mecanizado de la VIII Región -antecesor de Puerto Coronel- cuya construcción comenzó a mediados de la década de los 90.
De esta manera, el holding Inversiones y Desarrollos Hartwig, según consignó El Mercurio, llegó a tener participación en tres empresas del rubro maderero (Inversiones Forestales, Forestal San José y Forestal Río Calle-Calle); en tres puertos (Coronel, Calbuco y Corral) y en Transportes Fluviales, la única empresa que movilizaba carga a través de los ríos, creada junto con las agencias marítimas de Agunsa y Sudamericana.
A pesar del recorrido en conjunto, los hermanos separaron sus caminos. Eduardo se quedó en el rubro forestal, mientras que Fernando prefirió incursionar en el negocio de las carnes exóticas.
Venta de Puerto Coronel
Entre fines de los 90s y comienzos de los 200s, Eduardo Hartwig decidió dejar el giro portuario, con el objetivo de que sus empresas forestales aumentaran la liquidez. Fue así como en 2003 vendió su participación en Puerto Coronel a Forestal Arauco, del grupo Angelini, dueña del 50% en la actualidad.
La venta de Puerto Coronel no lo dejó fuera del rubro. Y es que su experiencia al mando de la compañía generó la confianza de Arauco para mantenerlo como presidente del directorio. Mantuvo el cargo hasta diciembre del año pasado, cuando se denunciaron las supuestas coimas.
Según publicó La Tercera, Hartwig habría reconocido los pagos al alcalde, Boris Chamorro, y a los sindicatos. Estaría consciente, incluso, de que pueden constituir delito.
En la actualidad el empresario solo figura como socio de Forestal Río Calle-Calle. La compañía produce más de 250 mil toneladas de astillas de madera para exportación.