El Presidente Gabriel Boric anunció la semana pasada la construcción de una cárcel de alta seguridad en la Región Metropolitana, con un costo aproximado $90 mil millones -unos US$95 millones-. El nuevo centro penitenciario, señaló el Mandatario, aumentará en 500 las plazas para este tipo de recintos y ha estado lejos de esquivar las polémicas.
Por ahora, el foco principal del debate -y la tensión- está puesto en su ubicación, es que ninguna comuna está dispuesta a recibir este recinto con los brazos abiertos. Mucho menos Santiago.
El ministro de Justicia, Luis Cordero, confirmó ayer algo sobre lo cual el Gobierno había dado luces claras: la cárcel de máxima seguridad -que surgió como un anuncio de emergencia en medio de la agudización de la crisis de seguridad en el país- se ubicará en la comuna de Santiago, específicamente el proyecto consistirá en la ampliación del penal Santiago 1,
desatando la molestia de la alcaldesa Irací Hassler (PC) en pleno año electoral.
"La medida improvisada anunciada por el ministro Cordero va en la dirección opuesta e implica una grave amenaza para la seguridad de la Región Metropolitana y de su comuna capital", manifestó la jefa comunal tras enterarse de la noticia.
Por cierto, detalles sobre las características que tendría el recinto o su financiamiento aún no han sido del todo explicados, pero sí el Gobierno ha intentado dejar en claro una cosa: se buscará un modelo más bien europeo, lejos del estilo Nayid Bukele de El Salvador.
Por eso, el costo que tendrá el recinto y sus características asoman como un foco necesario de prestarle atención, y la experiencia internacional reciente en ese sentido entrega algunas pista respecto a si el monto dispuesto por el Gobierno para esta tarea es suficiente.
El costo de una cárcel de alta seguridad
Si bien el "modelo Bukele" fue descartado por el Gobierno, se trata de uno de los que más visibilidad ha tenido a nivel mundial en el último tiempo. El Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), como se llama formalmente el recinto penitenciario de El Salvador, tiene capacidad para 40 mil reos y una extensión de más de 236 manzanas.
Según información recogida por Bloomberg, el costo de la estructura habría sido de alrededor de US$70 millones. Y es que el Gobierno ha sido hermético y no ha revelado la cifra oficial. En todo caso, sí se sabe que para levantar esa cárcel trabajaron cerca de 3 mil personas y que la obra fue supervisada por una compañía mexicana.
En Estados Unidos los costos de estos recintos de alta seguridad varían. Sin embargo, un informe de la Oficina de Inspección General del Departamento de Justicia de EE.UU. publicado en 2016 señala que el costo por celda puede llegar a oscilar entre US$200.000 y US$300.000. Una instalación de 500 celdas, como la que propone el Gobierno de Chile, requeriría un rango de entre US$100 millones a US$150 millones.
Nueva Zelanda es otro modelo interesante. La prisión de Auckland East, que cuenta con una serie comodidades tanto para la población carcelaria como para quienes trabajan ahí, costó alrededor de US$202 millones y puede albergar a unos 700 recursos. Mientras, en Europa, la prisión de alta seguridad de Halden, en Noruega, se construyó por US$170 millones y cuenta con una capacidad reducida de unos 250 internos.
Factores que influyen en los costos
Entre los principales factores que se tienen en cuenta para calcular los costos, distintos medios destacan la tecnología. Esto se traduce, principalmente, en sistemas avanzados de vigilancia, detección de movimiento y control de acceso.
Entre los principales factores que se tienen en cuenta para calcular los costos, distintos medios destacan la tecnología. Esto se traduce, principalmente, en sistemas avanzados de vigilancia, detección de movimiento y control de acceso
El Salvador hizo una fuerte inversión en este sentido. El Cectot cuenta con pabellones para confinamiento de reos, casas para perros guardianters, edificio de custodiosy un tecnológico sistema de control de acceso, que escanea el cuerpo completo.
También influye el diseño y los materiales. Y es que las cárceles de alta seguridad requieren de materias más resistentes que en los penales comunes.
La mano de obra y el terreno también juegan un rol esencial. Mientras que, asimismo, hay países que en sus cárceles invierten más en servicios adicionales, como áreas de rehabilitación y recreación.
Las diferencias entre las cárceles
El "modelo Bukele" es severo. En la cárcel de El Salvador, que se encuentra a 74 kilómetros de la capital, la inversión para la rehabilitación no es ninguna prioridad. Aunque el Gobierno ha señalado que en los demás recintos sí.
Nueva Zelanda está en el lado opuesto. Su cárcel es señalada como la primera prisión "humanitaria" del país. Y cuenta con programas para rehabilitar y tratar la salud mental, un cambio respecto del modelo de cárceles de máxima seguridad del tipo Alcatraz que se venían haciendo.
En Noruega, en tanto, buscan, según la BBC, transformar a los presos en "buenos vecinos". Algunos reclusos trabajan como mecánicos y otros hacen Yoga. En todo caso, la estadía en esa cárcel no es barata: cuesta más de US$120.000 al año.