El martes las miradas de todo el mundo se posarán sobre Estados Unidos, para observar lo que ocurra con una de las contiendas electorales más ardientes del último tiempo: la de el ex mandatario de ese país, Donald Trump, contra la actual vicepresidenta, Kamala Harris.
Las propuestas económicas de los aspirantes a la Casa Blanca tienen notorias diferencias. En el corazón de lo que plantea el candidato del Partido Republicano se encuentra el alza en aranceles a todos los productos importandos, de entre el 10% y el 20%. Para los artículos provenientes de China el aumento alcanzaría hasta el 60%.
"Quitando amor y religión, arancel es palabra más hermosa que existe", dijo el magnate el lunes, en un mitin en Carolina del Norte. Su objetivo es que esta medida impulse a las compañías estadounidenses y contribuya en la creación de empleo.
Pero los críticos han advertido que podría significar aumentos de precios sobre los consumidores y efectos negativos sobre otras economías, como la de la Unión Europea, que podría incluso llegar a una recesión. Con esto, una nueva guerra comercial estaría -a juicio de algunos- a la vuelta de la esquina.
Las rebajas de impuestos también constituyen un eje en el programa de Trump. El ex presidente busca extender el recorte de gravámenes a las grandes compañías que impulsó en su primer mandato y llevarlas del 21% al 15%, siempre que fabriquen todos sus productos dentro del país. Asimismo, quiere eleminar la tributación sobre el pago de horas extras y propinas, que hoy deben ser declaradas como ingresos imponibles.
Por el otro lado, la postulante del Partido Demócrata, Kamala Harris, no está de acuerdo con aranceles generalizados, precisamente por el alza que podrían sufrir algunos productos para la ciudadanía. En cambio, defiende tasas para algunas importaciones chinas, como los vechículos eléctricos.
En materia de impuestos, la exfiscal general de California ha señalado que no impulsará gravámenes sobre los hogares que generen menos de US$400 mil al año. Y -al contrario de Trump- propone un aumento en la tasa impositiva corporativa, que alcance el 28%. Esto fue intentado durante la administración de Joe Biden, pero no contó con la venia del Congreso.
Harris también ha enfatizado que impulsará incentivos industriales para los sectores que "definirán el próximo siglo", como aquellos dedicados a la fabricación aeroespacial, la inteligencia artificial y las baterías.
Frente a la incertidumbre de quien llegue a la Casa Blanca -pues las encuestas anticipan una contienda estrecha- las economías del mundo han comenzado a preguntarse qué les vendría mejor; si un triunfo de Trump o de Harris. Para Chile, ambos escenarios implican riesgos, aunque las sólidas relaciones construidas en las últimas décadas contribuirían con certezas.
¿Qué prefiere la economía chilena?
Para Cecilia Cifuentes, economista y exdirectora del ESE Business School de la U. de los Andes, es preferible una administración de Kamala Harris. Dice considerar a ambos "malos candidatos" y subraya lo que encuentra negativo en cada uno: la poca preocupación de la aspirante del Partido Demócrata por el déficit fiscal y sus ideas "bastante más radicales de izquierda", y la idea de Trump de subir aranceles junto con su mirada del conflicto entre Rusia y Ucrania.
En ese contexto, explica que como el Congreso quedaría bajo dominio republicano, puede ser un poco mejor para Chile y el mundo que gane Kamala Harris, pues "no va a poder hacer nada". "En cambio -compara- Trump con un Congreso a favor sí podría hacer. Entre dos candidatos malos es preferible el que pueda hacer menos daño".
El exembajador de Chile ante la OCDE, Felipe Morandé, también observa riesgos en ambas opciones. "Trump -señala- implicaría un retroceso en la globalización por su postura en favor de mayores restricciones al comercio internacional, lo que es una mala noticia para Chile, que es una economía volcada al mundo".
"Trump implicaría un retroceso en la globalización por su postura en favor de mayores restricciones al comercio internacional, lo que es una mala noticia para Chile, que es una economía volcada al mundo"
Felipé Morandé, exembajador de Chile ante la OCDE
"Harris -añade- conlleva el riesgo de un efecto contractivo en la inversión privada en EE.UU. por sus proyectados aumentos de impuestos, pero con un gasto fiscal creciente. Esto presionaría al alza las tasas de interés, de momento que el problema del déficit fiscal no se ve como una prioridad (tampoco para Trump), lo que también impactaría negativamente a Chile".
El también ex ministro de Transportes precisa, en todo caso, que lo que pueda hacer el próximo presidente de Estados Unidos "va a estar muy condicionado por los equilibrios en el Congreso, donde espero que las malas iniciativas económicas sean controladas y podamos continuar teniendo una economía de EE.UU. tan vigorosa como en el presente".
El economista y académico de la Universidad de Chile, Raphael Bergoeing, también coincide en que cualquiera de los escenarios conlleva riesgos. "En general -explica- Trump ha sido más crítico de la globalización, lo que podría afectar nuestras exportaciones; del rol de la Reserva Federal, lo que genera preocupaciones por la coordinación entre la política monetaria y fiscal, aumentando la incertidumbre y, eventualmente, las tasas; y ha planteado menos compromiso con la sostenibilidad fiscal, lo que también genera presiones al alza en las tasas"
En relación a Harris, en tanto, sostiene que "tiene un discurso más agresivo en términos de aumentar los impuestos, lo que puede ralentizar la economía de EE.UUl. Pero su principal problema ha sido la poca claridad sobre el tipo de reformas que privilegiaría". Esta incertidumbre -precisa- " introduce volatilidad en los mercados".
"Harris tiene un discurso más agresivo en términos de aumentar los impuestos, lo que puede ralentizar la economía de EEUU. Pero su principal problema ha sido la poca claridad sobre el tipo de reformas que privilegiaría"
Raphael Bergoeing, economista y académico de la Universidad de Chile
De todos modos, señala que, a pesar de este tipo de preocupaciones, la economía de Estados Unidos sigue siendo fuerte y resiliente. Y que el país norteamericano debiera continuar liderando el crecimiento del mundo avanzado durante los próximos cuatro años, independiente de quien llegue a la Casa Blanca.
Un poco más escéptico en torno a cómo pueda afectar la elección a Chile es el ex subsecretario de Hacienda, Alejandro Weber. A su juicio, los resultados del martes "son relativamente indiferentes para la economía de Chile".
El también decano de la facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián explica que Estados Unidos "es el segundo socio comercial de Chile, aún bastante por debajo de China, lo que representa el 15% de nuestras exportaciones y el 20% de las importaciones".
"Esto -sostiene- no cambiará, con independencia del presidente electo, pues se sustenta en relaciones comerciales sólidas y de largo plazo, incluido el tratado de libre comercio que rige entre ambos países desde el 2003 y que desde 2016 considera un arancel 0 para el 100% del comercio bilateral".
Precisamente con respecto a la propuesta de Trump, de elevar las tasas a las importaciones, asegura que "no se aplicaría a los países con los que Estados Unidos tiene acuerdos de libre comercio vigentes, como Chile, Perú, Colombia y México".