La Cumbre del G20 en Río de Janeiro, Brasil, que se lleva a cabo hoy y mañana, tiene en su agenda una propuesta que impulsa el Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien busca implementar un impuesto global a las mayores fortunas del planera..
Idea que también respalda el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien destacó la importancia de una alianza global contra la pobreza y el hambre, una propuesta que cuenta con apoyo unánime, en contraste con implementar un impuesto global a los "súper ricos" para financiar aquello, lo que ha generado marcadas divisiones.
En ese sentido, la propuesta ha generado la resistencia de países como Estados Unidos y Alemania, lo que dificulta alcanzar un consenso sobre este controvertido tema, que hasta ahora solo figura de manera superficial en los documentos oficiales.
Según Brasil, presidente temporal del foro y autor de la iniciativa, si los 3.300 mayores multimillonarios del mundo aportaran un 2% de su riqueza anual, se recaudarían entre US$200.000 y US$250.000 millones, recursos que serían destinados a combatir la pobreza, el hambre y los efectos del cambio climático.
Aunque ambiciosa, la propuesta enfrenta desafíos políticos y técnicos que podrían alargar las negociaciones por años.
En una declaración emitida durante la última reunión de ministros de Economía del G20 en julio, se mencionó el tema bajo el principio de "cooperar para garantizar que las personas con un patrimonio neto ultraalto paguen impuestos de manera efectiva".
Brasil calificó el documento como un avance histórico, aunque otros miembros del foro no comparten la misma percepción.
Mauricio Lyrio, jefe de la delegación brasileña en el G20, destacó la importancia de haber logrado incluir el tema en la declaración de ministros.
"El asunto fue incluido en la declaración de ministros de forma consensual por lo que será abordado por los presidentes, y consideramos que fue un gran avance porque no había expectativa de que todos los países aprobaran su mención en la declaración", afirmó Lyrio.
Sin embargo, reconoció que transformar esta discusión en un tratado internacional podría tomar décadas.
Por su parte, la falta de consenso entre los ministros de Economía deja la decisión en manos de los jefes de Estado, quienes deberán sortear profundas divisiones.
Mientras países como Francia, España y Sudáfrica apoyan la propuesta, otros como Estados Unidos y Alemania han mostrado resistencia.
El ministro brasileño de Hacienda, Fernando Haddad, expresó su optimismo tras recientes negociaciones en Washington: "Esperamos que estos encuentros puedan reflejarse en la cumbre con más apoyos", indicó.
Con todo, aunque las negociaciones sobre el impuesto global podrían extenderse por años, los líderes del G20 coinciden en la importancia de avanzar hacia una tributación más progresiva.
"Independientemente de que se apruebe o no en Río, el hecho de que los jefes de Estado consideren la tributación progresiva como una herramienta para reducir desigualdades ya es todo un éxito", concluyó Lyrio.
La cumbre continuará con debates sobre justicia económica y sostenibilidad, en un encuentro marcado por el lema "Un mundo más justo en un planeta sostenible", y donde la ausencia de Vladímir Putin resalta en un contexto internacional convulso.