SANTIAGO.- Mayo de 1945, la revista Hogar de Cristo publica una columna de su fundador, el Padre Alberto Hurtado. "Cientos de vagos hay en Santiago que no tienen dónde dormir. Pasan las noches debajo de los puentes del Mapocho, bajo los árboles de algún parque, o acurrucados en la puerta de la calle (...) El invierno llegará muy pronto y con él todas sus horribles consecuencias para los pobres que tiritan de frío, medio muertos por el hielo de la noche. Muertos de frío hemos tenido los años anteriores. ¡Pobres madres! ¡Pobres niños! ¿Qué esperanzas hay de que lleguen a ser hombres fuertes?".
El texto fue escrito hace más de 70 años y aún en la actualidad el tema de los niños pobres sin hogar o el futuro de "los niños Sename" nos interpela como sociedad. El Padre Alberto Hurtado fue adelantado y sus columnas en la prensa de la época así lo demuestran: escribió sobre la educación en Chile, sobre la necesidad de las mujeres de unirse y organizarse, y por supuesto, sobre cómo superar la pobreza, un tema que marcaría su legado de forma transversal.
"Lo dijo el Padre Hurtado" (Ediciones El Mercurio, 2018), es un libro que reúne medio centenar de columnas escritas por el santo, que fueron publicados en distintos medios de prensa entre 1941 y 1952. Los recopiladores a cargo del ejemplar fueron la periodista María Ester Roblero y el sacerdote Samuel Fernández.
"Si hubieran existido las redes sociales hace ochenta años, el Padre Hurtado las habría usado todas", asegura Roblero. "Cuando uno lee sus columnas se da cuenta de la urgente necesidad que él sentía de comunicarse con las personas y transmitir lo que veía. Usó las columnas y la radio porque era lo que había, pero siempre trató de que sus mensajes llegaran a la mayor cantidad de gente posible. Estoy segura de que hubiese tenido un Twitter impresionante, lleno de seguidores", agrega.
Lo cierto es que a través de las ideas que expresó por escrito, el Padre Hurtado se delinea más como un joven "millennial" del siglo XXI, que como un hombre de su época. Políglota, viajero, posgraduado, emprendedor e intelectual, estaba consciente del poder de los medios de comunicación para convocar e informar a la sociedad.
5 de agosto de 1948. La Revista Margarita, de publicación semanal, da a conocer una entrevista con el Padre Hurtado "apóstol social chileno". "(...) Después de la primera mitad de este año viajó por Europa recorriendo Italia, Francia, Inglaterra, España, Bélgica e Irlanda. Y recién llegado ha emprendido la patriótica y cristiana campaña por habitaciones para el pueblo... Después de visitar los países de Europa, ¿qué aspecto de nuestra patria le ha impresionado más? -La absoluta indigencia en que vive nuestro pueblo. Ningún país europeo, por más bombardeado y castigado que fuera durante la guerra, ostenta miseria igual a la de nuestro subproletariado. Es algo tremendamente penoso".
"Una de las ideas clave del Padre Hurtado fue cambiar radicalmente el paradigma de la caridad asociada a la limosna, él tenía una frase que dice 'es mucho más fácil dar limosna que ser justo'. Esto quiere decir, que puede resultar sencillo dar una moneda, pero difícil pagar salarios justos a tus empleados. Para él, dar limosna sin cumplir la justicia social era reírse en la cara de los pobres, lo que te dice es que lo primero de todo es ser justo y luego viene la caridad", comenta Roblero. Obras que el santo dejó como el Hogar de Cristo y Acción Sindical Chilena, van en la línea de este pensamiento.
Sin duda otras de sus ideas revolucionarias, y por la que saltaron detractores en su época, fue la libertad política de los jóvenes católicos. "En ese entonces iniciarse en el catolicismo era prácticamente sinónimo de ser conservador. Pero el Padre Hurtado veía que para ser católico, había que ser social y que ser social implica necesariamente que te importe y te interpele la política. Esa es una idea inteligente, y contra la apatía, que sigue siendo muy válida", sostiene Roblero.
"Lo dijo el Padre Hurtado" retrata una imagen poco conocida del santo chileno. Si bien las generaciones más jóvenes lo conocen como el fundador del Hogar de Cristo, según la recopiladora del ejemplar "fue mucho más que eso". "Era un hombre que se preparó muchísimo para servir: estudió, ya era abogado cuando entró a sacerdote, se tituló de teólogo y se especializó en sicología y educación. El aporte que espera ser este libro es corregir la imagen y mostrarlo en su dimensión rica e integral".
En un contexto en que la Iglesia Católica se ve ensombrecida por los abusos sexuales que han remecido sus cimientos, y cuando los creyentes claman por un guía moral, volver a las ideas del santo chileno se hace oportuno. Roblero concluye: "Él encarna los auténticos valores del cristianismo: la preocupación por los pobres, la justicia, la inclusión, la no discriminación y sobre todo, el valor de decir las cosas por su nombre"