SANTIAGO.- Considerada como una derrota para el Primer Ministro italiano Matteo Renzi, quien presentará este lunes su renuncia al cargo, la victoria del "No" en el plebiscito realizado este domingo en el que se votaba una sustancial modificación a la Constitución del país europeo muestra una confirmación de la tendencia que el Brexit, la elección de Donald Trump en Estados Unidos y el ascenso de Marine Le Pen en Francia venían adelantando: el anti establishment llegó para quedarse.
Con una participación por sobre el 68%, el 59,11% de los italianos rechazó la propuesta impulsada por Renzi. Con poco más de mil días como cabeza del Gobierno, el Primer Ministro había anunciado su renuncia si el resultado era desfavorable. Promesa que, según él mismo confirmó ayer, cumplirá este lunes.
Para el ex embajador y académico de la Universidad Central, Samuel Fernández, es "curioso" que Renzi apostara su cargo de esa forma ya que "todo indicaba que lo iba a perder".
"El cambio estructural de la Constitución italiana era demasiado serio porque le quitaba poder a los que ya tienen el poder y reorganizaba las Cámaras de una manera distinta y la política italiana de manera distinta. De suerte que era muy difícil que el electorado lo aceptara si está acostumbrado a tener el sistema que tiene", señaló el diplomático y alertó que "ahora vienen las consecuencias".
En el ámbito interno, el puesto que deja Renzi puede ser llenado de dos formas: con un gobierno provisional o un llamado a elecciones generales. La decisión está en manos del presidente del Consejo de Ministros, pero de darse la segunda opción, quien se encuentra en una posición favorable es el ex cómico Beppe Grillo, líder del populista Movimiento Cinco Estrellas (M5S), uno de los principales propulsores del "No" en el plebiscito.
Grillo se ha manifestado a favor de realizar un referéndum para sacar a Italia de la zona euro, lo que generaría aún más inestabilidad para el bloque tras lo ocurrido con la victoria del Brexit en el Reino Unido, las crisis financieras en Grecia y en la misma Italia, el ascenso de los separatismos y regionalismos y el surgimiento de figuras políticas no tradicionales.
El futuro de la Unión Europea
Para Fernández, lo que está en riesgo tras el plebiscito italiano es el proyecto político de la Unión Europea, no el económico. "Esto va en contra del sentido de una política europea común donde se pongan de acuerdo ante los grandes problemas (...) Revelan cambios, revela que Europa está mirando su situación de manera distinta".
Agregó que "el cambio no se ha producido de manera radical todavía, pero se perfila, se anuncia. Quien quiera sea político en Europa de momento va a tener que tomar en cuenta esta nueva dimensión del electorado europeo, que ya no está por más de lo mismo".
Por eso, el académico afirma que "se va a tener que retrasar el proyecto de Unión Europea política, pero podría reinventarse y reacondicionarse bajo nuevos parámetros en el mercado común europeo, que parece ser lo que más les interesa".
De esta forma, explica que "el proyecto europeo no es que haya terminado, simplemente la unión política se aleja y crecen los individualismos y separatismos de los países. Lo económico, Europa quiere mantenerlo porque le conviene incluso a los más poderosos, de manera que el proyecto político debería ser a lo mejor revisado, pero el proyecto económico sólo necesitará ajustes".
Austria: ¿La excepción o la confirmación?
Cuando todo indicaba que Austria seguiría los pasos de la tendencia europea y estadounidense y escogería este domingo como su jefe de Estado al ultranacionalista Norbert Hofer, el país europeo sorprendió al dar por ganador al ecologista Alexander Van der Bellen.
Para muchos, la elección del candidato de Los Verdes constituye un "alivio" y hace de Austria una excepción en Europa. Para Fernández, por el contrario, aunque la victoria de Van der Bellen es "un respiro", los comicios austríacos vienen a confirmar el cambio de mentalidad.
Las elecciones enfrentaron a dos candidatos no tradicionales. "Estaba viendo por un lado el candidato de Los Verdes y por otro lado un candidato populista, más nacionalista. De manera que ninguno de los dos son los políticos tradicionales, eso demuestra el cambio, incluso en Austria", sentenció el diplomático.