LA HABANA.- La histórica revolución cubana, aquella que llevó a Fidel Castro al poder, cumplirá el próximo 1 de enero 60 años. Un ex guerrillero, una deportista, un opositor y una doctora relatan lo que significa para ellos y cómo ven el futuro de un sistema político que ha gobernado el país por ya seis décadas.
Alejandro Ferrás, ex guerrillero
Alejandro Ferrás Pellicer acaba de festejar sus 97 años. Fue el mayor del centenar de rebeldes (incluidos dos de sus hermanos) que asaltó el Cuartel Moncada en Santiago de Cuba (sureste) en julio de 1953. La operación fracasó, pero prendió la llama de la revolución.
La fuga del dictador Fulgencio Batista, en la madrugada del 1 de enero de 1959, sorprendió a Alejandro exiliado en Estados Unidos. Sin su esposa, viajó a La Habana en el primer avión que encontró disponible: "Llegué primero que Fidel", que todavía estaba en Santiago de Cuba (sureste).
"Tuve que venir para incorporarme a la revolución aquí", cuenta Alejandro, en el pequeño museo dedicado al Moncada que instaló en la capital. Después, asegura, nunca volvió a dejar el país. "Era una necesidad hacer una revolución", pues se trataba de luchar por el futuro del país y, añade, "la revolución era Fidel".
Pero entonces, ¿Qué pasó después de su muerte en 2016? "Para nosotros Fidel no ha muerto, nosotros mantenemos a Fidel vivo (…) seguimos haciendo revolución", afirma Alejandro, convencido de que ésta puede durar 50 años más. "Mientras la revolución tiene pueblo, está garantizada".
Ana Fidelia Quirós, deportista
Más que su palmarés, Ana Fidelia Quirós, doble medallista olímpica y bicampeona mundial de 800 metros, agradece a la revolución su propia vida: la explosión de una cocina le dejó quemaduras en casi el 40% de su cuerpo y la hizo perder el bebé que esperaba. "Para mí lo es todo, porque gracias a la revolución pude formarme como deportista, ser una mejor persona y sobre todo pude salvarme de aquel fatal accidente", declara Quirós, conocida como "La tormenta del Caribe".
Dos años después de ese terrible accidente, esta atleta sorprendió al mundo con la corona mundial en Gotemburgo, hazaña que repitió en Atenas-96. Esto "
no hubiese sido posible si no hubiese vivido en un país como este, donde la medicina es gratuita y está en aras del bienestar del pueblo", sostiene.
Además, recuerda que fue con la llegada de la revolución que el deporte se masificó en el país, lo que 13 años después sentó a Cuba en el trono olímpico latinoamericano.
A sus 55 años, Quirós admite que en la isla "faltan muchas cosas", pero confía en que "con los cambios que se vienen haciendo, llegue la mejoría económica", dijo haciendo alusión a las política de apertura que impulsó Raúl Castro y que continúa Miguel Díaz-Canel. En ese mismo sentido, espera que las reformas también generen que "Cuba retorne al lugar que tenía" en el deporte a nivel mundial.
Lourdes Garcés, médico
Lourdes Garcés cumplía el segundo de sus tres años de misión en Santa Cruz das Palmeiras (Sao Paulo) cuando el Gobierno cubano decidió retirarse de manera abrupta del programa Más Médicos de Brasil ante las críticas del Presidente electo, Jair Bolsonaro, hace algunas semanas.
"Fueron días difíciles y tristes", recuerda esta doctora de 54 años, enviada anteriormente a Venezuela y Guatemala, y ferviente defensora de una revolución "en desarrollo, que todavía puede dar mucho más".
"Si tuviera que calificar a la revolución cubana, yo diría que es solidaridad (...) ha sido solidaria en todos los ámbitos de la sociedad, tanto en la cultura, como en la educación, el deporte, y en la salud pública", añade.
Admite que las misiones la hicieron perderse "muchos eventos importantes" en la vida de sus dos hijos, pero que le permitieron ganar experiencia profesional, "mejorar" sus ingresos, y sobre todo "ayudar a las personas más carentes, más pobres". En ese sentido, rechaza toda acusación de adoctrinamiento político mediante la llamada "diplomacia de batas blancas" de Cuba: "No nos inmiscuimos en asuntos políticos ni de otra índole que no sea de salud".
Vladimiro Roca, opositor
Hijo de un veterano dirigente comunista, Vladimiro Roca ha sido por años un acérrimo opositor a los gobiernos de los hermanos Castro y hoy de Días-Canel. "La revolución está muerta hace rato. Ahora lo que hay es un régimen dictatorial", considera este ex piloto de combate de 76 años, diplomado en Relaciones Económicas Internacionales.
Vladimiro siguió los pasos de su padre, Blas Roca, defendiendo la lucha comunista. Sin embargo, la revolución lo decepcionó. "Yo luché por una revolución democrática y no por una dictadura familiar, que es lo que se ha establecido en Cuba", explica quien fue expulsado de su trabajo en 1992 y condenado a cinco años de prisión en 1997 debido a su militancia.
"La gente tiene miedo", asevera, aunque está convencido de que la revolución "se va a extinguir por su propio peso (…) la juventud está cansada, no cree en nada de esto, y ya no tiene apoyo ninguno en el exterior". Este disidente, de carácter ácido que solo la vejez ha logrado atenuar, cree incluso que una vez que muera Raúl Castro "terminará todo, porque los que vienen atrás no están dispuestos a jugársela por algo que no tiene futuro".