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A dos semanas de su muerte: Entregan detalles de la última jornada de Kobe Bryant y los otros 8 fallecidos

Una investigación del The New York Times recopiló información sobre los momentos previos al accidente que terminó con la vida del ex basquetbolista.

09 de Febrero de 2020 | 12:50 | Redactado por Thomas Heselaars, Emol
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AP
Una investigación realizada por el periódico estadounidense The New York Times detalla los últimos movimientos de Kobe Bryant, el ex basquetbolista que falleció hace exactas dos semanas en un accidente en helicóptero, donde además fallecieron otras ocho personas.

Todo comienza cuando la megaestrella de Los Angeles Lakers llevó su auto familiar al Aeropuerto John Wayne, en el condado de Orange, donde pequeños aviones charter y helicópteros privados despegan para transportar a personas y así evadir la congestión en Los Ángeles.

Precisamente, esa era la idea de "Black Mamba". Junto a un grupo de jóvenes jugadoras de basquetbol, entre las que se encontraba su hija, algunos padres y una entrenadora abordaron un helicóptero Sikorsky S-76B, con dos franjas azules.

Sin embargo, antes de comenzar el viaje, Kobe Bryant asistió a misa. Cuando salió de esta, un sacerdote se topó con el deportista y notó una gota de agua bendita en la frente del ex Lakers. Pensó que había estado rezando. A las 8:19 de la mañana, Bryant envió un mensaje de Instagram a Shareed O'Neal, hijo de su ex compañero, Shaquille. "Estás bien fam?", preguntó el deportista. Asimismo, conversó con Lebron James, quien recientemente había batido su récord de anotaciones en la NBA.


Como informó la investigación realizada por el medio estadounidense The New York Times, el vuelo despegó a las 9:06 de la mañana y se dirigía a Thousand Oaks, donde se desarrollaba la segunda fecha de un torneo del deporte practicado por Kobe Bryant y su hija.

El sheriff del condado de Los Ángeles, Alex Villanueva, fue informado del accidente del helicóptero minutos más tarde. "Incidente, Lost Hills Rd / Las Vírgenes Rd", fue el mensaje que recibió. Posteriormente, le entregaron más antecedentes. Destacaron dos palabras "confirmado Kobe".

El piloto de Bryant, Ara Zobayan habría tenido la autoridad final sobre la decisión de comenzar el vuelo. Aún se desconoce si consultó a la gerencia de Island Express, empresa dedicada a este tipo de transportes.

Debido a la baja visibilidad, el piloto solicitó el seguimiento del vuelo, sin embargo, los controladores le informaron que la aeronave estaba a un nivel demasiado bajo para el realizar lo solicitado en ese momento.
A las 9:45, Zobayan dijo por radio que se estaba elevando para evitar la capa de nubes. Fue la última comunicación que realizó. En tan sólo 36 segundos, el helicóptero se elevó mil pies. Cuando llegó a 2,300 pies, hizo un giro parcial en "U" a la izquierda, luego comenzó a descender fuertemente.

Scott Daehlin escuchó al helicóptero, en dirección al Este. El testigo ha vivido en la zona durante 57 años, incluso conocía las colinas que no podía ver. Ese ese momento, se dio cuenta que el helicóptero estaba volando "demasiado bajo".

Daehlin marcó el número de emergencias inmediatamente. "Acabo de escuchar un helicóptero que pasa sobre mí", sostuvo y también informó ubicación. "Pasó sobre mi cabeza, espesa en nubes, y escuché un estallido e inmediatamente se detuvo. No puedo verlo".

Por su parte, el sheriff Villanueva recibió otro mensaje. "Del Capitán Vanderhork, 8 muertos, confirmó Kobe, una de sus hijas, piloto, y 5 otros. Confirmación del propietario del helicóptero".


Así, trató de localizar a familiares de las víctimas antes de que los medios de comunicación se enteraran de lo que había sucedido.

Cuando estaba en dirección al lugar de los hechos, se enteró que el portal de noticias TMZ había publicado el accidente, a las 11:24.

Cuando los asistentes al torneo de basquetbol en Thousand Oaks se enteraron de la noticia los gritos inundaron el gimnasio. Todos corrieron a la cancha 4, donde jugaban las "Mambas", equipo fundado por Bryant, donde su hija participaba. Una de las madres, Brittney Gregory, exclamó: "Todos de rodillas. Oremos". Los asistentes se arrodillaron en silencio. No volvieron a jugar ese día.

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