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Diferencias con Brasil, desencuentros con Chile y alejamiento del Mercosur: La política exterior de Alberto Fernández

En sus casi cinco meses de gobierno, el Presidente trasandino ha marcado una diferencia con su antecesor, Mauricio Macri, y ya ha protagonizado unas cuantas polémicas.

27 de Abril de 2020 | 18:00 | Redactado por Ramón Jara A., Emol
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AFP
En tiempos de emergencia sanitaria, como la que estamos viviendo hoy en todo el mundo a raíz del coronavirus, una máxima de varios gobiernos es enfocarse en los asuntos internos y tratar, como sea, de no abrir flancos externos, por muy minúsculos que sean. La idea, principalmente, pasa por no crear más problemas de los que ya hay, sobre todo en estos tiempos complicados. Pero la situación se enturbia aún más si quien abre ese flanco es tu propio presidente...

Eso es, a grandes rasgos, lo que pasó en Argentina, donde las declaraciones del viernes del Mandatario Alberto Fernández en un foro virtual organizado por los fundadores chilenos del Grupo de Puebla, no hizo más que caldear los ánimos y despertar el malestar de una nación que, a su vez, carga con sus propios problemas, también a causa del covid-19.

En el encuentro, donde participaron diversos personajes de la centroizquierda chilena y latinoamericana, el líder trasandino abogó por la unidad de la oposición y su necesidad de volver a La Moneda una vez que concluya el periodo de Sebastián Piñera. "Eso es lo que le hace falta a Chile, que vuelvan a unirse, que zanjen diferencias para poder recuperar el poder en favor de los chilenos", sostuvo.

Las declaraciones, era que no, desataron el malestar del Gobierno nacional y suman un nuevo capítulo al historial de situaciones protagonizadas por la Casa Rosada en materia de política exterior desde la llegada al poder del líder peronista. Es así como, en cuatro meses y medio, Fernández ha liderado una estrategia marcada por las diferencias con Brasil y el alejamiento de algunos grupos de integración regional.

Los problemas con Chile

El del viernes no es el primer impasse de Fernández con Chile. Ya días atrás (el 10 de abril), el Presidente trasandino agitó las aguas durante una cadena nacional donde mostraba los avances del covid-19 en su país y los esfuerzos que estaba haciendo su Gobierno para contener el virus. Cual profesor, utilizó una serie de gráficos para comparar la situación en Argentina con la de otras naciones, entre ellas, Chile.

De esta forma, el gobernante explicó cómo en el país vecino el número de contagios por el coronavirus era ampliamente inferior al chileno, con la intención de demostrar que su estrategia de confinamiento total era más efectiva que la cuarentena parcializada impulsada por la Administración de Sebastián Piñera.

Esto trajo la respuesta de La Moneda, que elaboró un documento en el que se señalaba que la razón por la que Chile supera a Argentina en número de casos se debe a que la cantidad de test por covid-19 realizados es ampliamente superior a la del país vecino. Así, en un índice por millón de habitantes, en Chile se efectúan 4.228 test por millón, mientras que en Argentina se hacen 435 por millón de personas. El informe, de carácter privado, fue divulgado a medios trasandinos.

El impasse, no obstante, no generó mayores molestias en Cancillería, donde asumen que, pese a que Fernández con Piñera no han podido concretar una reunión bilateral, la relación entre ambos gobiernos es bastante buena, según explicaron en su momento a Emol fuentes conocedoras del caso.

Pero quizás esta buena interacción podría verse alterada tras los dichos del viernes del líder argentino, que despertaron la ira de La Moneda, al punto de llamar al encargado de negocios de la embajada trasandina en Santiago, Carlos Mascías, "para representarle la profunda extrañeza del Gobierno de Chile por comentarios vertidos por el Presidente de Argentina Alberto Fernández en una videoconferencia con políticos chilenos el 24 de abril, los cuales constituyen una injerencia en los asuntos internos de Chile", explicó la Cancillería en un comunicado.

"A juicio del Gobierno de Chile, tales afirmaciones no facilitan ni contribuyen a continuar avanzando en una agenda bilateral que ha sido fructífera y que se ha desarrollado bajo diversos gobiernos en los dos países", agregó el Ministerio. La rabia fue tal que Fernández llamó este lunes a Piñera, donde le dio sus explicaciones y abogaron por la unidad entre ambas naciones.

La noticia también llamó la atención en Argentina. En su columna en el diario Clarín, Ignacio Zuleta afirmó que sus declaraciones en el Grupo de Puebla demuestran que Fernández "parece reencarnarse en el demiurgo de un mundo nuevo". "Alberto va por más: ahora se siente con la oportunidad de rearmar el mundo porfirizado por la peste. Sin cambiar de frecuencia, musitó: 'Lo que estoy proponiendo es una vida más digna en el mundo, y si no podemos hacerlo en el mundo, por lo menos en América Latina'. Se pondrá muy contento el Altísimo cuando se entere de esta colaboración", agregó.

Las profundas diferencias con Brasil

Desde que llegó al poder, Alberto Fernández sabía que se encontraría con un panorama sudamericano principalmente inclinado a la derecha, por lo que debía ser cauteloso en sus palabras. Eso hizo, al principio, con Sebastián Piñera, y también con el recién asumido Presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, a quienes invitó a su cambio de mando y realizó una serie de gestos de acercamiento.

Esto no ocurrió, sin embargo, con el Gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil, pese a los esporádicos intentos de acercamiento: antes de llegar a la Casa Rosada, Fernández ya había designado a Daniel Scioli como su embajador en Brasilia. El ex candidato incluso viajó a esa ciudad con el flamante canciller Felipe Solá, donde sostuvieron una reunión con el propio Mandatario brasileño. Después, no hubo más que eso y unas cuantas declaraciones al voleo por la prensa.

"Sí hay, ya sabemos, un tema con Bolsonaro que viene de mucho tiempo", relató semanas atrás a Emol el analista Julio Burdman. Esto ha quedado demostrado en la serie de declaraciones cruzadas entre ambos mandatarios, las que se han incrementado últimamente a raíz de la crisis por el coronavirus.

"Uno teme que con esta lógica (Brasil) entre en el mismo espiral (de contagios) en el que entró España, Italia o Estados Unidos, que cuando declararon la cuarentena ya era tarde", dijo Alberto Fernández hace casi un mes, criticando la postura pasiva que ha tomado su par brasileño ante la pandemia.

Este episodio no hace más que confirmar lo que señalan varios medios trasandinos: que la relación entre ambos gobernantes es prácticamente inexistente, lo que obviamente, está afectando las relaciones bilaterales entre dos socios que se necesitan mutuamente.

La última jugada: la distancia del Mercosur

La misma jornada en que se contactó con figuras de la oposición chilena, Alberto Fernández hacía otra jugada en sus relaciones exteriores, bastante polémica por lo demás: el descartarse de las futuras negociaciones del Mercosur, bloque económico que integra junto a Brasil, Uruguay y Paraguay (gobernados actualmente por presidentes de derecha).

En un texto divulgado por Paraguay (que ostenta la presidencia pro témpore del grupo), Argentina comunicó su "decisión de dejar de participar en las negociaciones de los acuerdos comerciales en curso y de las futuras negociaciones del bloque, excluyendo de esta determinación a las ya concluidas con la Unión Europea y con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, que integran Suiza, Noruega, Liechtenstein e Islandia)".

La decisión saca a Argentina, entonces, de negociaciones como las ya iniciadas con Canadá, Corea del Sur o Singapur y también los acercamientos con la Alianza del Pacífico, conformada por Chile, Perú, Colombia y México.

La medida, además de enturbiar el escenario interno (desde la oposición criticaron abiertamente la decisión) también pone a la Casa Rosada en una difícil situación con sus socios sudamericanos, al punto que Asunción ya anunció que están estudiando qué alternativas jurídicas tomar al respecto.

No obstante, Fernández ya había criticado al bloque por supuestamente haber vulnerado la regla que impide sus miembros negociar tratados comerciales unilaterales, según consigna La Nación "(Para firmar acuerdos) todos tienen que estar de acuerdo. Repentinamente, en los años de Macri y Bolsonaro, empezaron a dejar la cláusula de lado. Si eso es así no tiene sentido el Mercosur. (...) Si no hay matrimonio, no habrá matrimonio. Pero si lo hay, hay ciertas cosas para respetar", afirmó.

Ocurrido esto, aún queda esperar qué hará Buenos Aires respecto a su participación en otras instancias regionales, como el Grupo de Lima o Prosur, grupos impulsados por su antecesor Mauricio Macri. De momento, Fernández afirmó que seguiría en esos bloques. Lo que está claro es que ya marcó una diferencia del Gobierno anterior, y ya no hay vuelta atrás.
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