El presidente ruso, Vladimir Putin, se encontró este jueves en Pekín con su homólogo chino, Xi Jinping, al comienzo de una visita de dos días para obtener más apoyo de un aliado clave en plena guerra contra Ucrania.
Es el primer viaje al extranjero de Putin desde su reelección en marzo y su segundo en medio año a China, un sostén económico vital para Rusia después de las sanciones impuestas por los países occidentales por su ofensiva en Ucrania.
La visita llega en un buen momento para las tropas rusas, que avanzan "en todos los frentes" de batalla en Ucrania, según celebró Putin frente a mandos militares antes de partir de Moscú.
En la capital china, el dirigente del Kremlin recibió una calurosa bienvenida. Funcionarios chinos y una guardia de honor lo esperaban en el aeropuerto al bajar de su avión a mitad de la noche.
Horas después, marchas marciales y los himnos nacionales de ambos países resonaron en el Gran Salón del Pueblo de Pekín durante la recepción que Xi preparó a su aliado antes de su reunión, según las imágenes difundidas por la cadena estatal CCTV.
El viaje debe servir para reafirmar la amistad "sin límites" que ambos líderes proclamaron días antes del inicio de la invasión de Ucrania a finales de febrero de 2022.
Desde entonces, la relación diplomática y comercial entre Pekín y Moscú no ha hecho más que fortalecerse.
Xi ha ignorado las críticas occidentales por esta alianza, que permite a China importar energía barata de Rusia y acceder a sus vastos recursos naturales a través, por ejemplo, del gasoducto Poder de Siberia.
"Este es el primer viaje de Putin desde su investidura y pretende demostrar que las relaciones chino-rusas pasan a otro nivel", dijo el analista político independiente ruso Konstantin Kalachev a la AFP.
"Por no hablar de la amistad personal visiblemente sincera entre los dos líderes", que se habrán visto cara a cara cuatro veces desde el inicio de la invasión de Ucrania, agregó.
El Kremlin dijo esta semana que los dos líderes hablarán de su "alianza global y su cooperación estratégica" y "definirán las áreas clave del desarrollo de la cooperación ruso-china e intercambiarán puntos de vista en cuestiones regionales e internacionales".
Ambos líderes deben firmar una declaración conjunta y asistir a una ceremonia para conmemorar el 75 aniversario de las relaciones diplomáticas bilaterales, precisó el Kremlin.
En su visita, Putin también se reunirá con el primer ministro Li Qiang y viajará el viernes a la ciudad de Harbin, en el noreste, para una exposición de comercio e inversión.
De su parte, la cancillería china señaló que ambos líderes abordarán "las relaciones bilaterales, la cooperación en varios campos y cuestiones internacionales y regionales de común interés".
Freno al comercio
Uno de estos asuntos probablemente sea la guerra en Ucrania, en la que China se reivindica como actor neutral a pesar de las críticas occidentales por no haber criticado la invasión lanzada por Moscú.
En una entrevista publicada por la agencia oficial de noticias china Xinhua antes de su llegada, Putin elogió el "genuino deseo" de Pekín de intentar ayudar a resolver la crisis de Ucrania.
Pero el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que se reunió con Xi el mes pasado en Pekín, advirtió que el respaldo de China a la "brutal guerra de agresión" de Rusia ha ayudado a este país a aumentar la producción de cohetes, drones y tanques.
Tras la invasión de Ucrania, el comercio entre China y Rusia se disparó hasta un nivel récord de 240.000 millones de dólares en 2023, según los datos de los servicios aduaneros de Pekín.
Sin embargo, las exportaciones de China a Rusia cayeron en marzo y abril respecto al año anterior después de que Estados Unidos amenazara con sanciones a los bancos chinos.
El decreto firmado en diciembre por el presidente estadounidense, Joe Biden, prevé sanciones a los bancos extranjeros conectados con la maquinaria de guerra rusa y dejarlos fuera del sistema financiero global, basado en el dólar.
Esta amenaza, sumada a la voluntad de reparar sus relaciones con Washington, hacen que Pekín sea más reticente a impulsar su cooperación con Rusia a pesar de los deseos de Moscú, dicen los analistas.
Alexander Gabuev, director del Centro Carnegie Eurasia Rusia en Berlín, asegura que los bancos chinos están aplicando el principio de "más vale prevenir que curar, lo que reduce el volumen de transacciones".
"Averiguar si los pagos están relacionados con el complejo industrial militar de Rusia está creando un desafío considerable para las empresas y los bancos chinos", afirmó a la AFP.