A 40 días de que comiencen los
Juegos Olímpicos de París 2024, uno esperaría que las ganas y la atención de autoridades y ciudadanía estuvieran puestas casi exclusivamente en la mayor cita deportiva, sin embargo, la realidad indica otra cosa. Más allá del caos propio de la "ciudad de la luz" en esta época del año,
el escenario político que vive Francia ha desviado el interés de sus habitantes, con una inesperada elección a la vuelta de la esquina.
La decisión del Presidente francés, Emmanuel Macron, de convocar a elecciones legislativas tras el remezón que significó el arrollador triunfo de la extrema derecha en los comicios europeos de hace una semana, vino a cambiar el panorama y las prioridades en el país europeo, que ahora vive en la incertidumbre.
El Gobierno galo esperaba ya en este momento abocarse con todo a la organización y preparación de los últimos detalles del evento deportivo cuya ceremonia inaugural se llevará a cabo el
26 de julio. Pero ahora, la clase política está haciendo campaña en un proceso que podría poner la lápida a los intereses del Ejecutivo.
Con todo, el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, salió al paso de las especulaciones y preocupaciones al asegurar que París está "preparada" para acoger los JJ.OO. El dirigente destacó en esa línea "el entusiasmo que se percibe por toda la ciudad" y que "comienza en los aeropuertos", entre banderas anunciando los Juegos, "sedes espectaculares" de competición y anillos olímpicos colgados de la Torre Eiffel desde hace días.
"No, no estamos preocupados, y por una buena razón: el lunes vi con mis propios ojos (...) una total unión. Tanto el gobierno como la oposición expresaron su deseo, e incluso su determinación, de ver a Francia presentarse en toda plenitud durante los Juegos Olímpicos", aseguró el presidente del COI.
Así, en paralelo, Francia enfrentará unas nuevas -y cruciales- elecciones mientras las autoridades preparan todo para recibir a unos 15 millones de visitantes que llegarán a París, entre deportistas, trabajadores, voluntarios y turistas, por lo que el énfasis ha estado en potenciar las medidas de seguridad.
Un ambiente político complicado
El domingo pasado no fue una buena jornada para el Presidente Emmanuel Macron. Ese día, el Mandatario veía cómo su partido Renacimiento quedaba en el segundo lugar de las elecciones europeas, con un 14,6% de los votos, muy lejos del 31,7% obtenido por el partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN), que anotó uno de los mejores resultados de su historia.
El gobernante acusó el golpe y realizó una controvertida jugada, convocando a nuevos comicios legislativos. "No podría seguir, al término de esta jornada, mirando hacia otro lado (...) decidí devolver la palabra de nuestro futuro parlamentario a través del voto", indicó.
Los diarios advertían al día siguiente de la "apuesta arriesgada" de Macron. "Al igual que el emperador romano (Nerón) prendió fuego a la antigua Roma,
¿Emmanuel Macron encendió el fósforo que incendiará su propia ciudadela?", concluía el editorial del diario liberal L'Opinion.
Los franceses regresarán así a las urnas el 30 de junio, en primera vuelta, y el 7 de julio, en la segunda, para escoger los 577 diputados de la Asamblea Nacional francesa, actualmente con una mayoría relativa de Macron y sus aliados y con Agrupación Nacional como principal fuerza opositora.
Y es la colectividad de Marine Le Pen la que se ve mejor aspectada de cara a esta elección, al punto de que su aspiración es ganar para poder elegir primer ministro y colocar en ese puesto a quien fue su cabeza de lista en los últimos comicios, el eurodiputado Jordan Bardella, de 28 años.
"No podría seguir, al término de esta jornada, mirando hacia otro lado (...) decidí devolver la palabra de nuestro futuro parlamentario a través del voto"
Emmanuel Macron
Esto llevaría a Macron -que seguirá como presidente hasta 2027- a tener que compartir el poder con un gobierno de otro color político, algo que han vivido solo dos presidentes desde 1958: el socialista
François Mitterrand (1981-1995) con gobiernos conservadores y el conservador
Jacques Chirac (1995-2007) con el socialista Lionel Jospin.
Así las cosas, el Gobierno ya se puso en modo electoral, con acciones en múltiples frentes. La ofensiva del Ejecutivo comenzó con el anuncio de una serie de medidas en distintos campos en los que RN ha conseguido superarlo en la percepción de buena parte de los franceses, como más dureza contra la delincuencia y la violencia juveniles y más control sobre las actividades ilegales de los presos en las cárceles.
La oposición se moviliza
Por su parte, los partidos opositores también se movilizan. Los ojos están puestos en Agrupación Nacional (RN), que busca dar el golpe a la cátedra y aprovechar el gran envión de las elecciones europeas.
Este buen momento de RN, no obstante, ha tenido repercusión en el resto de los partidos. Ejemplo claro fueron las declaraciones esta semana del líder de Los Republicanos (LR), Éric Ciotti, quien propuso una alianza entre su colectividad y la de Marine Le Pen y compañía, rompiendo de este modo el histórico "cordón sanitario" impuesto a la ultraderecha.
Las palabras de Ciotti cayeron pésimo en la dirigencia de su partido, heredero de los presidentes Charles de Gaulle, Jacques Chirac y Nicolás Sarkozy. Los militantes de LR recalcaron que esta propuesta va en contra de la línea política de esta colectividad de centroderecha y decidieron
expulsar a su presidente. Esta medida, no obstante, fue bloqueada por la justicia tras el recurso presentado por el afectado.
Así, mientras la derecha vive su propio terremoto, Agrupación Nacional está intentando ampliar su base electoral insistiendo en la posibilidad de que la "extrema izquierda" se haga con el poder.
"Soy el único capaz de parar a Jean-Luc Mélenchon y a la extrema izquierda. De forma que todas las fuerzas republicanas del país se tienen que unir para evitar el peligro de que la extrema izquierda gane estas elecciones legislativas", declaró Jordan Bardella en una entrevista al canal BFMTV.
El candidato a primer ministro se refería de este modo al acuerdo alcanzado por
La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, el Partido Socialista (PS), los Ecologistas y el Partido Comunista (PCF), que han constituido un denominado
Frente Popular que presentará listas conjuntas en las 577 circunscripciones del país.
Este bloque, que agrupa desde la socialdemocracia clásica hasta la izquierda más ultra, "pretende encarnar una ruptura total respecto a la política de Emmanuel Macron para responder a las necesidades inmediatas del pueblo con las medidas ecológicas necesarias", aseguró el coordinador del LFI, el diputado saliente Manuel Bompard.
Entre las medidas que esta heterogénea coalición pondría en marcha, si alcanza el gobierno, destacan un salario mínimo de 1.600 euros mensuales netos (200 más que los 1.400 actuales); el restablecimiento del impuesto a las grandes fortunas, suprimido en 2017, y la anulación de la polémica reforma de las pensiones de Macron, que retrasa la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.
Con este nuevo escenario, Macron, que presenta su alianza como la única alternativa ante los "extremos", tendió la mano a los socialdemócratas y a los conservadores descontentos con los pactos con LFI y RN para que se aliaran al oficialismo.
El panorama para el Gobierno es complicado: un sondeo de Elabe sitúa a RN en cabeza con un 31% de intención de voto, seguido del frente de izquierdas con un 28% y de la alianza centrista de Macron con un 18%, confirmando un reequilibrio de los tres bloques surgidos de las elecciones de 2022.
Máxima seguridad
Mientras los franceses se preparan para las elecciones legislativas, las autoridades trabajan de cara a unos JJ.OO. donde el factor seguridad será clave. Ya con la llegada de la llama olímpica al país el pasado 8 de mayo se inició un periodo de seguridad "nunca antes visto" tanto en París como en las otras ciudades que albergarán algunas pruebas.
La mayor preocupación de las autoridades tiene que ver con un posible atentado terrorista en un país que sabe de este tipo de actos y que desde el pasado 24 de marzo se encuentra en su nivel máximo de seguridad. El objetivo, entonces, es evitarlos a toda costa, por lo que se ha dispuesto de un masivo despliegue de personal policial.
La ventaja es que
"hemos preparado los Juegos en un estado de máxima seguridad, el contexto no es una sorpresa", indica un alto cargo del Ministerio del Interior.
La amenaza "endógena" o "interior" sigue siendo la principal, como lo demuestran los últimos atentados cometidos en Arras (al norte de Francia) en octubre de 2023 o al pie de la torre Eiffel en diciembre. Las visitas domiciliarias o registros administrativos son cada vez más numerosos y seguirán "aumentando en intensidad" hasta los Juegos, añade este alto cargo del ministerio.
Primer punto de atención de los servicios antiterroristas a lo largo del período de los Juegos Olímpicos: "El flujo masivo de visitantes, entre los que podrían encontrarse personas malintencionadas", añade la fuente en seguridad.
Otro riesgo, el de la manipulación e injerencias informativas, con el que se busque "asestar golpes a la reputación dando más importancia a los microincidentes".
Así las cosas, el 31 de mayo las autoridades francesas anunciaron que frustraron
un proyecto de atentado "islamista" contra los JJ.OO, deteniendo a un joven checheno presuntamente implicado. Se trata del "primer ataque frustrado" contra el evento, según afirmó el Ministerio del Interior.
El joven de 18 años fue detenido el 22 de mayo en Saint-Étienne, en el sureste de Francia, donde "preparaba de manera activa un atentado contra el estadio Geoffroy Guichard" que debe acoger partidos de fútbol durante la cita olímpica, precisó el ministerio.
"Al ver que el estadio era demasiado seguro", planeaba "atacar a los espectadores en el exterior, cerca de los cafés", y en sus interrogatorios explicó que su objetivo era "morir como un mártir", detalló en rueda de prensa el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
Por otro lado, el Ejército trabaja en la construcción de un enorme campamento militar en el este de París que albergará a 4.500 soldados durante los Juegos Olímpicos. Se trata, ni más ni menos,
del mayor campamento militar instalado en la Francia metropolitana desde la Segunda Guerra Mundial.
En total, 18.000 militares participarán en la seguridad de los JJ.OO. (26 de julio al 11 de agosto), como refuerzo de los 45.000 miembros de la seguridad interior, policía y gendarmería. A nivel de seguridad privada, se movilizarán entre 18.000 y 22.000 agentes por día.