"La policía española", dice sorprendido un hombre a su esposa en el metro de París, al paso de guardias civiles que, como casi 2.000 agentes extranjeros más, apoyan a sus compañeros franceses durante los Juegos Olímpicos.
A inicios de la tarde, los interminables pasillos de la estación subterránea de Châtelet-Les Halles de París, una de las más grandes del mundo, rebosan de usuarios en vísperas del inicio del gran evento deportivo mundial.
Entre la muchedumbre, los guardias civiles españoles, vestidos con su inconfundible uniforme verde, no pasan desapercibidos durante su patrulla conjunta con gendarmes franceses, ataviados de azul.
"La gente de París está encantada de que estemos aquí aportando seguridad", asegura Lorenzo Vico, uno de los agentes de 26 años, quien asegura que les gritan "¡Viva España! ¡Viva la Guardia Civil!".
Francia pidió refuerzos a sus aliados durante los Juegos, que deben atraer a 15 millones de visitantes: 42 países respondieron presentes y enviaron unos 1.900 efectivos, dijo la semana pasada el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
España es el país con el mayor contingente -unos 360 si se suman los reemplazos-, pero no el único. Reino Unido, Alemania, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Brasil,
Chile y Corea del Sur también enviaron agentes. En el caso de nuestro país, un grupo de 14 carabineros viajó a la capital francesa.
En patrullas mixtas, formadas por agentes franceses y policías de otro país, vigilan estaciones, aeropuertos, sedes olímpicas y lugares emblemáticos de París como la Torre Eiffel o Montmartre.
"Una bonita imagen", resume mientras espera su tren Fouzia Hedjiedj, una mujer de 51 años residente en la región de París, quien asegura que "en Francia no hay una muy buena imagen de la policía".
"Mundo globalizado"
Las caras de sorpresa emergen al paso de la patrulla que la AFP acompañó a través de las entrañas del metro de París y por la avenida de los Campos Elíseos, coronada por el Arco del Triunfo.
"Buenos días", dice en español el camarero de una de las terrazas de esta popular avenida a la patrulla de cuatro gendarmes franceses y dos guardias civiles españoles. Algunos rostros también son de alivio.
"Nos da mucha seguridad, ya que somos turistas y venimos a gozarnos estos Juegos Olímpicos", asegura la dominicana Yonoris Estrella, de 61 años. "Me siento más segura", abunda su compatriota Elisa Bonetti, de 58 años.
Para Terceseo, un turista brasileño de 34 años a quien la AFP interrogó días atrás en Montmartre, la presencia de agentes de su "polícia federal" está "muy bien", porque muchos de sus compatriotas "no hablan francés".
Además de las "fotos" que les piden los transeúntes, Eva Seseña, guardia civil de 32 años, asegura que pudieron auxiliar a personas en el metro y reforzar la seguridad ante los omnipresentes "pickpockets" parisinos.
"Para la ciudadanía que tiene la oportunidad de asistir a esta cita olímpica" es "darles esa seguridad, esa tranquilidad", subraya Seseña, para quien este tipo de misiones son importantes "en un mundo globalizado".
Responsabilidad global
Su presencia también permite intercambiar experiencias sobre los modos de actuación y los equipos. "Una mirada nueva", reconoce Ryan Chikahoui, un gendarme de 24 años, que conversa en francés con sus colegas españoles.
Aunque los 35.000 agentes franceses desplegados tienen naturalmente más prerrogativas que sus homólogos extranjeros, "si alguien se da a la fuga, alguien de la Guardia puede perseguirlo y detenerlo con nosotros", explica.
María Muñoz, una turista de 54 años de Barcelona, en el noreste de España, se muestra en cambio un poco escéptica: "Me parece un poco exagerado tanta policía por todos lados, la Guardia Civil, gendarmes... Pero quizás es necesario".
En un París marcado por los ataques yihadistas del 13 de noviembre de 2015, que dejaron 130 muertos, y cuando rige el máximo nivel de alerta, velar por el orden público no es su única misión.
Entre los policías extranjeros desplegados en la capital y otros puntos de Francia hay expertos en desactivar explosivos, en la lucha antidrones, en el control de fronteras e incluso perros rastreadores, con sus guías.
Su misión: lograr "unos Juegos libres, en paz, donde la gente pueda circular por las calles con seguridad", subrayó el martes el embajador español en Francia, Victorio Redondo. "Vamos a hacer todo lo posible", agregó.