SANTIAGO.- Asumió hace sólo dos meses, pero el paso del ministro de Justicia, Jaime Campos, por el gabinete de la Presidenta Michelle Bachelet ha causado revuelo y más de una complicación para La Moneda.
Es que más allá de la difícil agenda que heredó de Javiera Blanco -con el caso Sename y las jubilaciones de Gendarmería-, el peculiar estilo de Campos lo ha llevado a protagonizar polémicas situaciones.
A pocos días de llegar al cargo, el 19 de octubre, se refirió a los problemas en el padrón electoral, afirmando que "esto no es un acto de la Divina Providencia. Y cuando tenga claro quién es el responsable, esa cabeza rodará".
Luego, el secretario de Estado debió enfrentar las imputaciones del diputado Nicolás Monckeberg (RN), quien lo acusó de ser socio de Francisco Zúñiga en el estudio de abogados Zúñiga, Matus, Campos abogados, el cual asesoró y representó a la empresa Morpho, que desde 2013 provee de la plataforma tecnológica al Registro Civil.
"Tenía hartas más comodidades que las que yo tuve en el Internado Liceo Hombres de Talca".
Campos por hogar donde murió Lissette Villa
Campos negó las versiones sobre un conflicto de interés, asegurando que todo era "absolutamente falso" y agregando que "yo no tengo ninguna sociedad profesional con nadie. Y he ejercido mi profesión de abogado como persona natural individualmente". A la vez que aclaró no ser socio de Francisco Zúñiga, sino que son dueños del mismo inmueble en que tienen sus oficinas y que que cada uno tiene sus propios clientes.
"Si alguien me muestra algún acto que yo haya ejecutado como ministro de Justicia que se relacione o se vincule con la empresa Morpho, ah bueno, ahí cuélguenme en la plaza pública si quieren", fue la tajante respuesta de Campos a las acusaciones.
Debate por condenados enfermos
Otro hito que marcó en los últimos días el titular de Justicia, fue la apertura del debate sobre la posibilidad de permitir a los condenados enfermos de gravedad o terminales salir de la cárcel y poder morir en sus casas. Lo cual se podría aplicar tanto para penales como Punta Peuco, como para los comunes.
"Es un tema de la máxima importancia y en Chile no hemos tenido el coraje para abordarlo. Desgraciadamente, todos vamos tomando posiciones sobre esta materia en base a lo que son nuestras visiones o intereses particulares, y no tenemos una mirada colectiva de país. Creo que los derechos humanos son válidos para todo el mundo, sin distinción de ninguna especie. Pero pareciese que algunos no lo creen así", dijo en entrevista con El Mercurio.
"Si alguien me muestra algún acto que yo haya ejecutado que se vincule con la empresa Morpho, ah bueno, ahí cuélguenme en la plaza pública si quieren".
Campos
Ante esto, la ministra vocera de Gobierno, Paula Narváez, explicó que los dichos de Campos fueron "personales" y que no hay una variación en la posición del Ejecutivo.
Esta semana la polémica se originó en el Congreso en Valparaíso, cuando durante una sesión en la Sala de la Cámara para informar sobre la situación del Servicio Nacional de Menores (Sename), Campos indicó que el hogar donde murió Lissette Villa, era mejor que el Internado de Hombres de Talca, lugar donde estudió el secretario de Estado.
"El domingo fui a conocer el centro donde murió esta niña Lissette. En base a las informaciones de prensa y lo que dicen algunos parlamentarios, pensé encontrar un orfelinato de esos que narraba Charles Dickens en las novelas del 1800. Y no encontré eso; encontré un centro ordenado, limpio, pequeño; no vi los hacinamientos que algunos le atribuyen y perdónenme, tenía hartas más comodidades que las que yo tuve en el Internado Liceo Hombres de Talca", fueron las controvertidas palabras del ministro.
Molesto con sus dichos, el diputado Gabriel Boric precisó que "venga un ministro de Estado a decirnos que el hogar donde murió Lissette es mejor al internado en que él estudió (...) ¡que se vaya a la cresta!".
Después del episodio, desde la oposición han iniciado una ofensiva pidiendo la renuncia del ministro Campos. Ayer, en tanto, se produjo una nueva situación mientras Campos visitaba al complejo penitenciario de Valparaíso, cuando un grupo de funcionarios de Gendarmería intentó informarle de una serie de irregularidades.
El ministro les intentó explicar que ese no era el conducto regular, ante lo cual los gendarmes le dijeron que a pesar de sus intentos no habían tenido resultados y por eso se acercaron a él. Frente a esto, Campos indicó a modo de ejemplo que "las bolas del director nacional están las 24 horas sobre el escritorio del ministro y yo veo cuándo se las corto".
