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Tras nombramientos en futuros ministerios: ¿Cuál es el rol y cuánto poder concentra un jefe de gabinete?

La llegada de Sande, Eguiguren y Justiniano levantaron críticas por su corta edad, poca experiencia laboral y un sueldo supuestamente elevado. Los analistas afirman que, aunque es un puesto de influencia en el ministerio, no suele tenerlo fuera de él.

23 de Febrero de 2018 | 17:05 | Por Consuelo Ferrer Durán, Emol
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Andrés Justiniano y Ricardo Sande llegarán al Mineduc, mientras Pablo Eguiguren aterrizará en el Ministerio de Economía.

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SANTIAGO.- Se fueron revelando uno a uno. El primero fue Pablo Eguiguren, un ingeniero de la Universidad Católica, que con 24 años llegará el 11 de marzo a ejercer el cargo de jefe de gabinete en el Ministerio de Economía, para trabajar con José Ramón Valente.

Su designación de inmediato despertó críticas que se dirigieron a su edad, eventual poca experiencia laboral y al monto al que ascendería su remuneración, basado en el que recibe el cargo en la actual administración, que asciende a un poco más de $5.350.000.

Al día siguiente se conocieron dos nuevos nombres, esta vez asociados al Ministerio de Educación: el ex presidente de la FEUC, Ricardo Sande (26), y el ex presidente del Movimiento Gremial de la misma casa de estudios, Andrés Justiniano (27).

En el caso de Sande, las críticas se agudizaron debido a que terminará su práctica profesional a cuatro días de entrar al ministerio, antes de jurar en la Corte Suprema y convertirse oficialmente en abogado.

"Suches glorificados"


Una de las entidades más duras fue la Confech, cuya vocera y actual presidenta de la FEUC, Josefina Canales, señaló que no se entendía que "chicos que escasamente han terminado sus carreras, que no tienen experiencia en las dos respectivas áreas que llegan al gobierno, tomen un cargo tan relevante".

Pero entre todas las críticas, surgió una voz disidente. El académico de la Facultad de Gobierno de la U. Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio, expresó su opinión a través de su cuenta de Twitter, donde dijo que ser jefe de gabinete “es como ser un suche glorificado, pero suche a fin de cuentas”.

“Es una expresión jocosa”, explica Bellolio en conversación con Emol. “Me llamó mucho la atención la escandalera que hubo respecto de que chicos sin mucha experiencia fueran a desempeñar el cargo de jefe de gabinete, como si el cargo fuera casi ser ministro”.

Bellolio profundiza en el rol de un jefe de gabinete, a quienes describe como “básicamente ayudantes del ministro, del subsecretario o de quien sea. Son como secretarios personales”. Una de sus funciones es, por ejemplo, llevar la agenda de su superior y organizar el día a día.

“Las competencias que se requieren para ser jefe de gabinete van en directa relación con las que quien te está contratando considera que tienes para ese trabajo. No es que tengas que tener una larga trayectoria en el servicio público, cualquiera puede serlo, dependiendo de la confianza política que tenga quien te contrata”, dice.

La "voz del ministro"


Para el director del Centro de Análisis Político de la U. de Talca, Mauricio Morales, el rol de un jefe de gabinete no es algo que se deba subestimar. “Dentro del ministerio son considerados como la voz del ministro. Por ende, tienen poder. Tanto así que pueden definir contrataciones y despidos”, explica a Emol.

Por eso dice que se trata de figuras “administrativamente fuertes”, aunque si bien “tienen influencia dentro del ministerio, no la tienen afuera del mismo”. “En términos políticos, (afuera) son vistos como simples asesores”, añade.

"Sande conoce mucho mejor el mapa político universitario de lo que lo conoce el propio ministro"

Cristóbal Bellolio
Su influencia también dependerá de su relación personal con quien sea su superior. “En algunos casos, el ministro los reviste de autoridad y les permite representarlo en algunas reuniones con otras autoridades. Dado que el ministro no puede estar encima de todos los temas, a veces asumen roles de mando”, comenta.

Bellolio, por su parte, señala que el poder que ejerza un jefe de gabinete también dependerá de la autoridad para la que trabaje. “Por supuesto que el jefe de gabinete de un presidente concentra una dosis importante de poder, es innegable. Mientras más arriba está, más cuotas de poder va a tener”, dice.

En el caso particular del Mineduc, el académico de la U. Adolfo Ibáñez considera que los dos jóvenes que ingresarán al gabinete están “pintados para esa pega”.

“Sande sabe más de educación que el 80% de las personas que lo critican: Conoce a muchos de los actores del Frente Amplio porque convivió con ellos en la Confech, marchó con ellos, conoce mucho mejor el mapa político universitario de lo que lo conoce el propio ministro”, agrega.

El botín de los $5 millones


Actualmente, la jefa de gabinete de la ministra Adriana Delpiano es María Inés de Ferrari, quien cuenta con el grado académico de Licenciatura en Estética. Según Transparencia, su remuneración bruta asciende a $5.717.222.

En 2014, cuando el gabinete de la Presidenta Bachelet se instaló en el gobierno, los fichajes que generaron rechazo fueron los de Revolución Democrática: Miguel Crispi (entonces de 28 años) como asesor del ministro de Educación y Gonzalo Muñoz (con 34 años) como jefe de la División de Educación General.

Crispi, hoy diputado electo por el distrito que comprende Puente Alto y La Florida y sociólogo de profesión, ganaba $3.683.793 brutos. Muñoz, con un magíster en Sociología, recibía $6.325.993.

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Aunque Bellolio dice que no podría poner las manos al fuego, se inclina a pensar que ese monto no es el pago que recibirán ni Sande ni los demás. “Si no me equivoco, eso lo fija su superior dependiendo de su competencia y de los salarios de mercado”, dice.

“Seguramente va a ganar más en el gobierno de lo que ganaría si tuviera que entrar a su primer trabajo, pero sería absurdo que un ministro como Varela, que entiende los precios de mercado, le vaya a pagar $5 millones a un recién egresado, porque no es lo que vale”, afirma.

Dice también que cree que en los próximos días, eventualmente, se conocerá la renta real, y que él cree que puede ascender a la mitad de ese monto, es decir $2.500.000.

“Si eso sigue siendo mucho, es otra discusión. La gente puede sentir que es un abuso, y puede tener razón”, concluye.
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