SANTIAGO.- Posible remociones y cambios al interior de la jerarquía eclesiástica chilena son las voces que han surgido con fuerza tras la carta enviada por el Papa Francisco, la semana pasada, a los obispo del país.
En la misiva, la máxima autoridad de la Iglesia Católica convocó a una reunión en Roma a los líderes del clero nacional -que se llevará a cabo en mayo- . Esto con el fin de abordar el informe del enviado especial del Vaticano, monseñor
Charles Scicluna, quien entabló en febrero una serie de entrevistas en Chile, entre ellas, con víctimas del ex párroco del Bosque
Fernando Karadima, quienes denunciaban al obispo de Osorno,
Juan Barros, de ser cómplice de los vejámenes recibidos.
Pero Barros no es al único obispo al que el Papa podría pedir un paso al costado -posibilidad que desde la alta cúpula de la Iglesia han admitido-, sino que han surgido nombres de más autoridades eclesiásticas nacionales, principalmente algunos otros que habrían sido cercanos al círculo de Karadima, a quienes les podría llegar una eventual solicitud de renuncia por parte de Francisco.
Uno de ellos es el obispo de Talca, Horacio Valenzuela. Laicos y religiosos ya han pedido su salida, quienes también lo vinculan con encubrimientos de abusos cometidos por el sacerdote condenado por el Vaticano.
Ante dichos reclamos, el obispo expresó a La Tercera que "ellos tienen que ver si con eso están contribuyendo a la unidad. Creo que lo hacen con buena voluntad, porque uno puede pedir cosas con buena voluntad y equivocarse".
"Pero por ahí (con la renuncia) no pasa la solución. Pasa por rezar junto al Papa y ver lo que él nos dice. Si hace un cambio para acá, otro para allá, en fin, él es el que organiza la iglesia", acotó.
Seguido de ello, Valenzuela precisó que "esto (la Iglesia) es como una familia, que cuando pasa algo malo, un cáncer de la mamá, por ejemplo, todos se culpan, y no debe ser así. Hay que ver que la mamá está enfermita. Juntémonos todos y ayudemos para que se mejore lo más pronto posible y que e dolor de la mamá nos ayude a juntarnos más. Eso es lo que debe pasar".
Por otro lado, el prelado reconoció lo errores cometidos y explicó que "no fuimos atentos cuando pasaban cosas malas, faltó lucidez para estar más cerca de los que sufrían".
"Me equivoqué al no darme cuenta de que pasaban cosas malas, como pasó durante el gobierno militar también, que hubo mucha gente que no supo lo que pasaba y no eran culpables, simplemente no supo, pero eso se lo vamos a dejar a Dios", concluyó el obispo de Talca.
