SANTIAGO.- El
rechazo en bloque de los senadores socialistas a la candidata del Gobierno a la Corte Suprema, Ángela Vivanco, provocó no solo la tensión interna en la oposición -ya que el partido liderado por el senador
Álvaro Elizalde no respetó el acuerdo que había alcanzado junto al PPD y la DC con La Moneda-, sino que también marcó un paso más en la
ofensiva que la colectividad ha llevado adelante en contra de la actual administración.
La semana pasada la agenda política estuvo centrada justamente en otro tema que los parlamentarios de la tienda lograron posicionar usando un término que molestó profundamente en La Moneda: "
Sequía legislativa". Con eso se desató una serie de declaraciones cruzadas entre oposición y Gobierno en las que hasta el propio Presidente
Sebastián Piñera se involucró: "Pónganse a trabajar", dijo aludiendo a las urgencias legislativas que la Segpres ha puesto en el Congreso y aseguró que la frase "fue un invento" del PS.
Pero la férrea oposición que ha protagonizado la tienda de Elizalde contra el Mandatario comenzó en marzo, cuando bajo la premisa de "la política de los acuerdos" el jefe de Estado anunció la realización de una serie de mesas de trabajo prelegislativas en La Moneda, para las cuales convocó a actores de diversos sectores.
El senador
José Miguel Insulza -el único socialista que no rechazó a Vivanco, sino que se abstuvo- fue uno de los invitados a la comisión de Seguridad. Sin embargo -y contra a su voluntad-
debió rechazar la propuesta, debido a que dirigentes de su partido "no estaban convencidos", posición que fue ratificada por la también militante socialista y presidenta de la Cámara, diputada
Maya Fernández, quien se mostró absolutamente contraria a estas reuniones diciendo que "mi rol es fortalecer el debate abierto, transparente, en el Congreso. Es ahí donde tenemos que debatir".
"En un contexto de falta de identidad de la oposición que también carece de un relato, el Partido Socialista encontró hace algún tiempo una veta, un espacio, por donde comenzar a desarrollar su mayor poder de fiscalización y eso tiene que ver con una estrategia de
parlamentarizar la política", dijo a
Emol el decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad Central,
Marco Moreno.
En abril los diputados socialistas, junto a sus pares comunistas, acudieron a la Contraloría solicitándole que se pronunciara por la designación del hermano del Presidente,
Pablo Piñera, como embajador de Chile en Argentina acusando "nepotismo". Pese a la férrea defensa que el Mandatario y su canciller,
Roberto Ampuero, hicieron al currículum de la nominada autoridad, la apuesta finalmente fracasó y fue el propio Gobierno el que retrocedió y desistió.
También arremetieron en términos valóricos y sanitarios. Senadores y diputados se acercaron nuevamente al órgano contralor para presentar un requerimiento con el fin de frenar las modificaciones que el ministro de Salud,
Emilio Santelices, había realizado
el protocolo de objeción de conciencia redactado inicialmente por la administración de la
ex Presidenta Michelle Bachelet, en el marco de la ley de aborto en tres causales. En su texto, el actual titular del Minsal estipuló que las clínicas privadas podían ser objetoras y continuar recibiendo recursos del Estado.
Pero como consecuencia de la acción socialista continuaron una serie de dolores de cabeza para Santelices: La Contraloría declaró ilegal su protocolo, fue interpelado por iniciativa del
Partido Radical, luego debió enfrentar una acusación constitucional liderada por el
Frente Amplio y debió redactar un nuevo reglamento prácticamente igual al original. Además el diputado
Juan Luis Castro presentó en el Congreso una ley interpretativa para que quede estipulado en la normativa el actuar de los centros de salud privado.
"
El PS ha apostado a que la única manera de enfrentar al Gobierno, al no tener una oposición articulada, es que esa disputa se dé en el Congreso, donde los parlamentarios tienen realmente un poder. Quienes hacen las denuncias y la fiscalización son ellos (...). Esta estrategia se basa en que la política la hacen los parlamentarios e intentan llevar al Gobierno y a Piñera fundamentalmente, al Congreso, a esa arena política donde tienen control, porque el Gobierno no tiene mayoría ni en la Cámara ni en el Senado", comentó Moreno.
En línea con el análisis del académico, en mayo y junio
los dardos de los diputados socialistas, liderados por su jefe de bancada, Manuel Monsalve, apuntaron hacia el ministro de Hacienda, Felipe Larraín.
Primero denunciaron al jefe de la billetera fiscal por haber realizado un viaje con recursos fiscales a la prestigiosa
Universidad de Harvard, EE.UU., en su calidad de ex alumno, lo que finalmente terminó con el secretario de Estado devolviendo el dinero fiscal utilizado en viáticos.
Luego aseguraron que Larraín ordenó
reducir el presupuesto del Servicio Nacional de Menores en $4 mil millones en el marco de las medidas de austeridad que el Gobierno saca adelante. Eso sí, antes de que eso se hiciera público, el Presidente Piñera ordenó revertir la disminución de fondos y, por el contrario, los aumentó en $1.000 millones.
Esta ofensiva al parecer está lejos de terminar. Hoy a las 10:00 la bancada del Partido Socialista presentará un
proyecto de ley que busca eliminar de manera constitucional, la facultad del Presidente de la República de conceder indultos a reclusos. Justo cuando el mes pasado se conoció que el Mandatario concedió tres indultos en sus primeros 100 días de mandato, incluyendo al ex coronel René Cardemil, quien cumplía condena en Punta Peuco por el asesinato de seis personas ocurridos en octubre de 1973.
"Ellos (PS) han tratado de alinear a los otros partidos detrás de esta estrategia, pero en el PPD y en la DC, como han tenido procesos internos y curiosamente sus presidentes no son parlamentarios, va a ser difícil que se puedan alinear con esta estrategia, porque finalmente las decisiones sobre la oposición se toman en Valparaíso, en el Congreso", dice el analista de la Universidad Central.
"Entonces de alguna manera el PS, y especialmente Elizalde, ha querido mantener esta estrategia porque le trae dividendos al partido y le da un posicionamiento interno al propio Elizalde (...) Siguiendo esa lógica y teniendo mayoría parlamentaria, quiere imponerse al resto de sus socios", concluyó.