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Comentarios sobre el cuerpo y bromas sexuales: Las conductas que universidades de EE.UU. tipifican como acoso

Columbia, Yale y Harvard son algunas de las casas de estudio que cuentan con severas normativas para enfrentar lo que la sociedad chilena todavía considera un "área gris".

01 de Agosto de 2018 | 08:02 | Por Consuelo Ferrer D., Emol
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La Segunda
SANTIAGO.- "El consentimiento afirmativo es una decisión concienzuda, voluntaria y mutua entre todos los participantes para tomar parte en una actividad sexual (...) el consentimiento para una forma de actividad sexual no implica consentimiento para otras formas".

Así explica la Universidad de Columbia el concepto de "consentimiento afirmativo" en su documento "Política y Procedimientos para las Malas Conductas basadas en el Género para los Estudiantes", un instructivo que forma parte de los esfuerzos que realizan las universidades estadounidenses por evitar las situaciones de abuso dentro de sus comunidades.

Se trata de una misión que muchas universidades chilenas hoy comienzan a enfrentar, luego de que el movimiento feminista paralizara actividades en más de veinte planteles y demandara la creación de protocolos claros para evitar el abuso en cualquier estamento.

Los instructivos entran también en una zona muchas veces considerada "gris", que algunos municipios comienzan a explorar desde la vereda de los espacios públicos: el acoso, una palabra para la cual no parece haber un consenso.

En medio de una serie de denuncias de mujeres en contra de directores de televisión, cine, académicos y columnistas políticos, que incluyen comentarios inapropiados e insinuaciones no correspondidas, el debate por definir qué conductas se consideran acoso está abierto.

Gestos, ruidos y comentarios sexuales


"Los avances sexuales no deseados, las solicitudes de contacto sexual y otras conductas verbales, físicas o visuales de naturaleza sexual constituyen acoso sexual cuando:".

Así comienza el subtítulo referente a "acoso sexual" en la normativa de Columbia, que individualiza después cinco circunstancias que considera acoso. La primera es cuando "la sumisión a tal conducta se hace explícita o implícitamente como una condición de las actividades académicas de un individuo".

Otros escenarios incluyen que la conducta se utilice como base para el avance académico, que sea intencional e involucre contacto con partes del cuerpo de otra persona que puedan "hacerlo sentir degradado o abusado" y que el comportamiento tenga como propósito "gratificar el deseo sexual de quien lo emite".

"En la universidad siempre decimos 'El silencio no es consentimiento'", dijo a Emol la directora de la Clínica Jurídica para Asuntos de Sexualidad y Género de la casa de estudios, Suzanne Goldberg (ver nota relacionada). "Las personas pueden estar asustadas de decir que no, pueden sentirse incómodas de decirlo (...) Que no digamos que nos incomoda no significa que la presión haya sido correcta", añadió.

La casa de estudios fue una de las pioneras en tomar riendas en el asunto, creando instituciones especiales para arbitrarlo, como la que dirige Goldberg. El protocolo actual data de agosto de 2017.

Además, el documento entrega acciones específicas que pueden considerarse acoso. "Presión sutil u obvia para actividades sexuales no deseadas", "gestos, ruidos, comentarios o bromas sexuales", "preguntas sobre la sexualidad o la experiencia sexual de una persona" son algunas de ellas.

Como Columbia, también ha hecho algo similar la universidad de Yale, institución que publicó en 2013 un documento llamado "Escenarios de Mala Conducta Sexual" donde entrega ocho ejemplos hipotéticos que se basan en los casos de abuso y acoso denunciados dentro de la universidad.

"Jamie y Cameron están en una fiesta. La pista de baile está repleta y eso hace que sus cuerpos se presionen brevemente. Después, Jamie se encuentra con Cameron en el pasillo y le sonríe. Cameron, quien ha bebido mucho, sigue a Jamie hasta el baño y le fuerza a tener sexo", explica uno de los escenarios. La respuesta del instructivo es drástica: "No hubo consentimiento para tener sexo. El castigo sería la expulsión".

Ambientes hostiles


"La Universidad de Harvard está comprometida a mantener un ambiente de trabajo y educacional seguro y saludable, en el cual ningún miembro de la comunidad universitaria sea —en base a su sexo, orientación sexual o identidad de género— excluido de participar, negado en sus beneficios, o discriminado en ninguna actividad o programa".

Así comienza la normativa que rige a otra casa de estudio norteamericana de prestigio, que también tipifica situaciones de abuso y acoso, dando especial énfasis a un concepto que gira en torno a lo segundo: los "ambientes hostiles".

Harvard considera que existe un "ambiente hostil" cuando las conductas de acoso "son lo suficientemente severas, persistentes o invasivas que interfieren o limitan con la habilidad de una persona de participar en los programas o actividades universitarias".

"Que una conducta cree un ambiente hostil puede depender de una serie de factores, incluyendo el grado en que afectó la educación o el empleo de las personas; el tipo, la frecuencia y duración de la conducta; la relación entre las partes; la cantidad de personas involucradas; y el contexto en el cual ocurrió"

Protocolo de abuso U. de Harvard
"Un ambiente hostil puede crearse por conductas persistentes o por un episodio único. Mientras más severa sea la conducta, menor es la necesidad de mostrar series repetitivas de incidentes para probar un ambiente hostil", explican.

Para Harvard, conductas como "avances sexuales, impliquen o no contacto físico", "comentarios acerca del cuerpo de alguien o tocaciones inapropiadas de él" o "comentarios, bromas, insinuaciones y gestos obscenos o sexualmente sugerentes" son penadas por las políticas internas.

Aunque se trata de límites que todavía no alcanzan una aprobación total de la población chilena, la académica de la U. de Columbia considera que establecerlos no debería ser una práctica extraña.

"Hemos hecho muchas normas para regular el comportamiento de los alumnos: decimos 'los estudiantes no pueden golpearse' (...) Hemos construido esas barreras y ahora decimos 'prohibiremos que los estudiantes se agredan a través de los golpes, pero no les prohibiremos agredirse con ataques sexuales'. Esa no es una distinción muy sensible", concluye.
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