El transporte público de la capital se convirtió en uno de los focos de discusión tras el estallido social. Específicamente las micros del Transantiago, que partieron en 2007 rondando la ciudad, han estado bajo críticas debido a las fallas de la operación y el gasto financiero que han significado. Para algunos expertos, la idea de hacerlo gratuito haría más efectivo el sistema y el funcionamiento de la ciudad con externalidades como el número de personas que deja el auto. No obstante, algunos sostienen que es una "mala idea por el enorme costo fiscal" y que sería una política "poco justificable".