Desde el día siguiente a que apareciera el primer caso de coronavirus en Chile el pasado 3 de marzo, el Ministerio de RR.EE. tomó un rol clave en la forma en la que el Gobierno comenzó a abordar el inicio de la pandemia en el país, luego de coordinar la primera reunión sobre el tema a nivel regional con las naciones miembros de Prosur.
En esa ocasión, el titular de la cartera, Teodoro Ribera, destacó que "existe un consenso común de que este virus, que es un problema hemisférico, requiere un tratamiento colectivo. No se trata que un país tome medidas exageradas o no tome ninguna, sino que hay que conversar mucho y ver cómo tomamos esto en conjunto”.
A partir de esa jornada, el secretario de Estado comenzó paulatinamente a
darle un giro a las prioridades de la cancillería, las cuales hasta pocas semanas antes estaban enfocadas en llevar a cabo una estrategia para reposicionar al país tras el impacto de la crisis social en su imagen internacional.
Ello, debido a la necesidad de establecer nexos con el resto del mundo para controlar el covid-19 y comprar insumos médicos, y la decisión de varias naciones, incluido Chile, de cerrar las fronteras aéreas y terrestres para evitar la expansión del virus, lo cual dejó a miles de chilenos varados en distintos puntos del planeta.
Dichas tareas provocaron que el ministerio decidiera actuar "con sentido de urgencia y flexibilidad" para mover todos sus estamentos en función de la crisis sanitaria, lo cual implicó generar un reforzamiento de la red consular, redestinando recursos humanos y económicos para afrontar la emergencia, según comentan desde la cartera.
La primera tarea en ese sentido fue levantar un catastro de los chilenos varados en el exterior y generar alianzas público-privadas para permitir el regreso de casi 60 mil personas, entre extranjeros y residentes, en menos de un mes al país y al mismo tiempo, servir de lugar de tránsito para miles de personas de otras nacionalidades.
Asimismo, el área política y comercial del ministerio se desplegó para conseguir las autorizaciones de sobrevuelo, las alianzas con otros países para los operativos de repatriación, y la búsqueda y adquisición de insumos médicos en distintos mercados, mantener las cadenas logísticas y ayudar a los exportadores.
"La prioridad es la protección de las vidas"
Al respecto, Ribera comento a Emol que en esas tareas "la red consular tuvo una sobrecarga importante y por lo mismo, el personal diplomático que desempeñaba otras funciones y los recursos materiales con que cuentan las embajadas, se han puesto a disposición de los consulados para enfrentar la emergencia".
"En Chile, se instaló en tiempo récord, un contact center de emergencias consulares que atiende en línea, las solicitudes de los chilenos en el extranjero", añadió, junto con admitir que hubo un cambio de prioridades en su gestión desde lo ocurrido tras el 18-O y el inicio de la pandemia.
"No hay ninguna cancillería en el mundo que no esté buscando la mejor manera de ajustarse a este escenario y poder aportar a la solución de esta crisis global. En ese sentido, la flexibilidad es un atributo muy pertinente y necesario en este momento", sostuvo.
En esa línea, subrayó que "desde luego, la imagen internacional de Chile es una preocupación central para este ministerio. No es una tarea que uno pueda descuidar, pero es claro que en este contexto, la prioridad número uno la tiene el resguardo y protección de las vidas humanas".
El desarrollo del coronavirus en la región trajo consigo una serie de complicaciones a resolver con los países fronterizos. De hecho, hasta hoy miles de peruanos y bolivianos permanecen en la zona norte de Chile esperando que sus países abran las puertas y hace dos semanas cientos de argentinos pasaron por la misma situación en Santiago.
A ello se sumó la comparación que hizo el Presidente de Argentina, Alberto Fernández, entre la gestión de la crisis sanitaria de su país con la de Chile, lo cual generó cierta tensión entre ambos países. Mientras que el primer tema aún no es resuelto por las autoridades vecinas, el segundo ya fue abordado tras una cita virtual entre ministros.
Consultado sobre en qué pie están las relaciones con los países fronterizos, el ministro destacó que "Chile entendió muy tempranamente que el desafío que enfrentamos es global y que requiere de coordinación y cooperación entre los estados. Con ese ánimo hemos abordado la relación con los países fronterizos".
"Con todas las dificultades que ha implicado el cierre total de fronteras que ellos han dispuesto, pese a ello,
la comunicación ha sido fluida y hemos alcanzado rápidamente acuerdos prácticos, que nos han permitido ayudar a nuestros connacionales y a ciudadanos argentinos, peruanos y bolivianos”, añadió.
Otro aspecto que tuvo un giro radical en el transcurso de la emergencia sanitaria fue el rol de Prosur. Hasta antes del inicio de la crisis, la entidad impulsada por el Presidente Sebastián Piñera aparecía debilitada y carente de proyectos de envergadura, escenario que se modificó de forma importante por el covid-19.
"Prosur, por su sello estrictamente pragmático y ágil, en cuanto a estructura, ha resultado ser una herramienta muy útil para coordinar a los países de la región y facilitar el diálogo entre sus autoridades. La inexistencia de burocracia es un factor que juega a favor cuando se requieren respuestas rápidas y oportunas", destacó Ribera-
En ese sentido, subrayó que "los países han reconocido ese atributo y han visto en Prosur una herramienta moderna para promover la coordinación y la cooperación entre los estados miembros", dijo, incluyendo la participación de las autoridades de Bolivia y Uruguay, dos naciones que aún no forman parte del bloque.
