Una de las sesiones de la Cámara de Diputados.
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Con 102 votos a favor, la Cámara aprobó una comisión investigadora destinada a indagar las responsabilidades institucionales que han permitido otorgar beneficios carcelarios a reos que después han vuelto a cometer delitos de gran connotación.
Esto, luego del caso de la joven Ámbar Cornejo, asesinada en Villa Alemana y cuyo principal sospechoso del crimen es su padrastro, Hugo Bustamante, un ex convicto que salió de prisión con libertad condicional cuando recién cumplía 11 de los 27 años de condena por un doble homicidio cometido contra su ex pareja y el hijo de 9 años de ella.
La diputada Carolina Marzán (PPD) y su par Andrés Celis (RN) fueron los impulsores de esta comisión.
La instancia también pretende investigar la protección y seguimiento de menores que han sido institucionalizados, considerando que la adolescente de 16 años tuvo un paso por una institución colaboradora del Sename.
Según Marzán, la idea es "analizar las falencias que llevaron a este grave hecho, como fue el caso de Ámbar, y lograr llevar adelante políticas públicas para que de una vez en este país se respeten los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes".
"Esta comisión investigadora debe ir en la dirección de determinar cada falla dentro del sistema, pues lo que le pasó a Ámbar no tiene una única perspectiva, sino una serie de circunstancias que la llevaron a este cruel y trágico desenlace, que denota un claro abandono de los derechos de la niñez, la escasa injerencia estatal con políticas de prevención efectiva, acompañamiento y protección integral", agregó.
Por su parte, Celis aseguró que "la aprobación de esta comisión dará inicio a un minucioso trabajo que desarrollaremos no solo para evidenciar las responsabilidades de las instituciones del Estado, sino que también para evacuar propuestas destinadas a mejorar las falencias estructurales, evitando casos como el de Ámbar Cornejo".
"Lamentablemente -complementó-, la historia de esta joven de 16 años, no es la única en Chile. En este país, los menores institucionalizados son víctimas de la violencia de un sistema que no los inserta en un ambiente de paz, de armonía y de amor, que tanto necesitan. Entonces, muchas veces, su vida termina en trágicas condiciones, ya sea porque son víctimas de un delito, porque se sumergen en el mundo de las drogas, de la falta de oportunidades".