El tribunal sostiene que hay un "actuar arbitrario e ilegal del banco" y ordenó reintegrarle la suma extraída, además de intereses, impuestos y comisiones.
El Mercurio
El 22 de abril pasado, cerca de las 21:25 horas, una clienta del banco Scotiabank entró a la página web a través del navegador Internet Explorer, colocando la dirección en la barra superior, donde ingresó con su RUT y clave. Antes de realizar el pago de su tarjeta Visa, ingresó a su cuenta corriente para ver los últimos movimientos y así poder transferir el pago. Cuando el sitio le solicitó una coordenada, la que alcanzó a ingresar, la página se quedó en pausa, "congelada", por lo que volvió a intentarlo y se repitió el proceso. A la mujer le llamó la atención que cuando trató de cerrar la sesión, el sistema no se lo permitió, razón por lo cual cerró directamente el navegador. Luego, ingresó con Google Chrome e hizo el mismo procedimiento y en ese momento se dio cuenta que se había realizado un avance de $2.940.000 desde la tarjeta de crédito hacia su cuenta corriente y, posteriormente, se realizaron dos pagos, cada uno de ellos por $2.900.000, dejándola sin saldo.