El pasado miércoles, el presidente del PPD y ex canciller, Heraldo Muñoz, llegó hasta el restaurante "El Hoyo" en compañía de dirigentes de su partido para lanzar su precandidatura presidencial desde ahí, el barrio Exposición, la zona donde pasó su infancia y creció dentro de Estación Central. "No he sido nunca alcalde ni concejal ni diputado ni senador", dijo en La Segunda ese día. Dijo también que provenía de la clase media baja. "No me siento parte de esa élite, así que no creo ser un rostro de los mismos de siempre".
Muñoz ya había expresado esa idea antes. El año pasado, entrevistado por el canal regional TVU, aseguró que sentía que era percibido "como una expresión de meritocracia, de esfuerzo, de salir de un barrio modesto a responsabilidades importantes sin ser parte de la élite". "Entre izquierda, centro y derecha estudiaron en los mismos colegios, vivieron en los mismos barrios, pololearon con los amigos o amigas, y yo no soy parte de esa historia. Me sorprende todavía que se hable entre ellos de distintas historias con las cuales yo no me puedo vincular", dijo.
Sus declaraciones inauguraron algo que podría reconocerse como una tendencia post Plebiscito: como él, otros presidenciables han indicado como sus fortalezas a distintos elementos que los alejan de esa concepción de élite que hoy genera resistencia. "Me enoja cada vez que siento que a las mujeres nos tratan distinto que a los hombres. Eso de verdad me enoja, y me ha tocado muchas veces", dijo la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, este domingo en La Tercera.
"¿Por qué le puede interesar a Mario Desbordes ser candidato presidencial? ¿Y por qué a Joaquín Lavín? Es muy curioso que a mí me hagan siempre todas esas preguntas, como si yo tuviera que justificar. ¿Soy la única que tiene que justificar?", expuso. "Cuando uno no puede ganar, puedo ser candidata presidencial; cuando hay dificultades graves en el Ministerio del Interior, ahí sirve la Evelyn, pero si decide que es candidata presidencial tiene que justificar por qué esta desfachatez de querer ser candidata", dijo.
Desde la DC, la senadora Ximena Rincón también apuntó a su género como un plus. "Mi principal fortaleza tiene que ver con que en mis elecciones senatoriales he ganado bien, que soy mujer y de región, y esas cosas cuentan hoy", aseguró. Su contendor, el ex jefe comunal de Maipú y ex minsitro Alberto Undurraga, dijo por su parte que "los que mejor sintonizan" con la ciudadanía son los alcaldes. "Yo sé lo que es eso, esa experiencia no se olvida nunca", apuntó.
Todas estas declaraciones fueron recibidas con cierto escepticismo por la ciudadanía que se expresa en redes sociales, donde los usuarios resaltaron otros puntos de los currículums de los postulantes a La Moneda: principalmente que llevan décadas en cargos políticos importantes, ejerciendo el poder de la toma de decisiones. Desde el otro lado de las urnas y pese a sus discursos personales, los candidatos -según las expresiones en las redes- siguen siendo percibidos como figuras del establishment, una imagen de la que buscarían rehuir. Esa será, aseguran los expertos, la tónica de las elecciones que se avecinan.
Un nuevo clivaje
"Yo creo que, de alguna manera, ese relato está en sintonía con el nuevo clivaje que se instaló después del Plebiscito", explica a Emol el decano de la Facultad de Gobierno de la U. Central, Marco Moreno. "El clivaje ya no es el Sí y el No, que marcó durante tantos años la política chilena, tampoco es la izquierda y la derecha: creo que se ha ido instalando un clivaje entre élite y pueblo, o élite y ciudadanía. La gente tiende hoy día a instalarse en ese quiebre: los que están del lado de la élite y los que están del otro lado".
Por eso, dice el cientista político, se verá que los discursos de las figuras presidenciales intentarán "conectar con ese clivaje". "No ser identificados como miembros de la élite del poder económico y social parece ser un plus o un factor que puede rendir mejor desde el punto de vista electoral, porque acerca a los candidatos a ciudadanos que no quieren a los miembros de la élite. Eso puede leerse con claridad del resultado del Plebiscito", apunta.
"El clivaje ya no es el Sí y el No, que marcó durante tantos años la política chilena, tampoco es la izquierda y la derecha. Creo que se ha ido instalando un clivaje entre élite y pueblo, o élite y ciudadanía. La gente tiende hoy día a instalarse en ese quiebre, los que están del lado de la élite y los que están del otro lado"
Marco Moreno
"Lo que buscan es tratar de relevar aquellos aspectos que puedan sintonizar mejor con esto, que los aleje más de la idea de la élite. Por eso resaltan la meritocracia, ese es el contrapunto que hacen todos los que han estado hablando en las últimas semanas: si bien ellos pudieron tener posibilidades, todo ha sido producto de su sacrificio personal, de haber estudiado y destacado, no por ser miembros de la oligarquía o la aristocracia, donde la tradición es más bien heredada y se forma parte de un círculo", agrega.
Para Moreno, esa será la característica de las presidenciales de 2021. "Creo que habrá un intento mayor por tratar de conectar con esas nuevas demandas, ese 'nuevo Chile', esa emoción de rechazo a la élite que está fuertemente instalada. Hoy día es mucho mejor potenciar los atributos que te acercan más a ese electorado que reniega de la tecnocracia y la frialdad, y que los hace más humanos y los acerca. Van a decir que estudiaron en colegios públicos, que partieron de abajo", añade.
"Todo eso va a estar influyendo fuertemente en esta elección, porque va a ser una elección más emocional, donde el componente sentimental va a ser mucho más clave, porque el clivaje élite-pueblo se está instalando con mucha fuerza", cierra.
"Fórmulas" discursivas
"Es natural", dice por su parte la académica del Instituto de Asuntos Públicos de la U. de Chile, Mireya Dávila. "Falta un año para la elección y estos son tiempos electorales. No sé si está bien, pero es natural que las personas se estén tratando de situar con ofertas electorales que puedan atraer a los votantes. Parte de la política y del trabajo de los políticos es interpretar el momento en que viven", explica.
"Eso es necesario en cualquier liderazgo: poder interpretar de una manera convincente y que le haga sentido a la mayoría de las personas para ganar votos. Eso es legítimo y es de la esencia de la política. El tema es cuáles son las herramientas que tú usas para eso y los fines", complementa. En ese sentido, la analista política mira con ojos críticos las cartas que los presidenciables están eligiendo blandir.
"Falta un año para la elección y estos son tiempos electorales. No sé si está bien, pero es natural que las personas se estén tratando de situar con ofertas electorales que puedan atraer a los votantes. Parte de la política y del trabajo de los políticos es interpretar el momento en que viven"
Mireya Dávila
"Sobre los temas de género, es natural que se hagan ofertas distintas a las que se están viendo, pero me parece que más de decirlos, los temas de género se hace. Creo que buscar una simpatía por tu trayectoria de mujer... para mí sería mejor que tuvieran propuestas que vayan más allá de eso. Creo que es algo que hay que saber posicionar bien, más allá de decir 'soy mujer y me han discriminado' de manera tan frontal", comenta.
También tiene reparos con la estrategia del ex canciller. "Esta cosa que tienen algunos políticos profesionales —porque no se me ocurre nada más de profesión que Heraldo Muñoz, que ha trabajado en cargos políticos por muchos años— de denostar a la política, yo no la entiendo mucho. Me parece que es cómodo y bien fácil hacerlo, pero creo que no aporta, porque contribuye a no mejorar la política".
A pesar de las apuestas discursivas que se han emitido, Dávila advierte que "la ingeniería electoral es compleja". "El primer punto es que no sabemos si el Plebiscito va a ser sintomático de las elecciones que vienen. Eso es bien incierto todavía", comenta. A su juicio, a los presidenciables "les queda harto trecho por mejorar la propuesta de discurso que tengan al respecto". "Veo que son fórmulas", concluye. "Yo creo que la manera de hacerlo es más bien teniendo liderazgo y reconociendo el pasado".