"Hay gente que dice que los cambios, en el año actual, debieron haber sido postergados, sin embargo nuestra postura es distinta: los cambios —yo lo he dicho de esta forma— eran pedidos a gritos, y haberlos postergado hubiera sido mantener esa injusticia".
Así se refirió el subsecretario de Educación Superior, Juan Eduardo Vargas, al inédito proceso que arrancará la próxima semana para más de 268 mil jóvenes en medio de la peor pandemia de la que tenga recuerdos la sociedad moderna: la rendición de la Prueba de Transición Universitaria (PTU), una modificación de la cuestionada PSU.
Desde hacía más de diez años que el número de inscritos para rendir esta medición no era tan bajo. "Eso evidentemente nos duele", reconoció el subsecretario en conversación con radio Universo. "Entendemos que algunas razones pueden encontrarse en la pandemia y también en la experiencia que fue el sabotaje del año pasado", acotó.
La preocupación del Minsal hoy es otorgar las condiciones para que la mayor cantidad de esos 268 mil jóvenes se sienta seguro y confiado, y asista efectivamente a dar la prueba. Todos los años, aseguró, un 10% de los inscritos no llega al local de rendición. "La primera preocupación es que la cantidad de jóvenes que la rinda sea la mayor posible, considerando que ya se inscribieron menos, y para eso estamos haciendo un esfuerzo enorme", dijo.
A menos de una semana de que comiencen las pruebas, el Mineduc trabaja para "tener todas las condiciones sanitarias que permitan dar la garantía de que esta prueba se va a poder dar en óptimas condiciones, y que no haya ningún temor de, eventualmente, tener algún percance o contagiarse rindiendo esta prueba".
Una prueba pandémica
Las medidas que impulsó la autoridad educativa, en conjunto con la sanitaria, comienzan por la división del grupo que rendirá la prueba en dos: los que la rendirán los días lunes y martes, y quienes la darán los días jueves y viernes. El reconocimiento de salas, por su parte, solo será necesario para los jóvenes en situación de discapacidad.
Dichas precauciones permitirán "reducir la cantidad de personas y disminuir las aglomeraciones", además de asegurar el cumplimiento del metro lineal de separación entre quienes rindan la prueba. Además se exigirá uso permanente de mascarilla y llevar otra de recambio, debido a la extensión temporal de la prueba. Las salas tendrán habilitadas vías de ventilación natural y cada local contará con un kit sanitario para permitir la higienización de los asistentes.
"Los cambios, más allá de la situación particular de este año, tienen una raíz y un fundamento que es más profundo"
Juan Eduardo Vargas
Lo que no habrá será control de temperatura al ingreso. "Nos basamos en los protocolos que se siguieron en otro tipo de actividades masivas, como el Plebiscito. Ahí no había toma de temperatura y nosotros tampoco lo vamos a hacer, por la sencilla razón de que puede producir aglomeraciones. Más que la temperatura, lo que está demostrado que permite minimizar la probabilidad de contagio es la distancia física, la ventilación natural y el uso de mascarilla, y eso es lo que estamos incorporando en nuestros protocolos", dijo Vargas.
Adicionalmente, el subsecretario recalcó que todos aquellos inscritos que el día de la prueba se encuentren contagiados o con indicación de cuarentena preventiva por haber sido contacto estrecho de un caso positivo no deben acudir a su local de rendición. "Les vamos a dar una fecha extraordinaria hacia fines de enero donde van a poder rendir la prueba, eso para que tengan su derecho a hacerlo, pero además para evitar cualquier tipo de contagio", acotó.
En cuanto al contenido de la prueba, se resolvió reducir a la "mínima expresión" aquellos tópicos correspondientes a 4° medio, entendiendo que "este ha sido un 4° medio tan difícil". "Esperamos que pueda compensar, de alguna manera, lo difícil que ha sido este año, pero insisto en que los cambios, más allá de la situación particular de este año, tienen una raíz y un fundamento que es más profundo", cerró.