Una cepa genéticamente diferente, con 14 mutaciones que afectarían su capacidad de transmisión con respecto a la cepa original. Es por eso que los contagios en Reino Unido subieron aceleradamente —crecieron un 40% en una semana— y por eso Chile mantenía la frontera cerrada con todos aquellos pasajeros que quisieran llegar desde Inglaterra. Finalmente la cepa británica de covid-19 —que se ha detectado en su mayoría en pacientes menores de 60 años— aterrizó en Chile el 21 de diciembre: una chilena que estuvo en Londres la trajo en un vuelo desde Madrid.
Como respuesta, las autoridades sanitarias decretaron una cuarentena obligatoria de 10 días para todos quienes entren a Chile, sin importar su lugar de procedencia. Desde el Colegio Médico lo calificaron como una "oportunidad perdida" de detener la cadena de contagios y el Instituto de Salud Pública agregó que "no se ha demostrado que sea más dañina o más enfermante".
En Inglaterra se llegó a la conclusión de que se trata de una cepa de mayor contagiosidad, debido a que "al ser la variante que está siendo más predominante es, por lo tanto, probablemente la más contagiosa", pero el director (s) del ISP, Heriberto García, asegura que "se requiere tener los estudios más necesarios para poder confirmarlo".
Los que existen hasta ahora sugieren que el comportamiento de la cepa es "preocupante". "Parece ser entre un 40% y un 70% más transmisible", afirmó el profesor Peter Openshaw, inmunólogo del Imperial College de Londres, citado por Science Media Centre. Dado que se transmite "mucho más fácilmente", como indicó el primer ministro británico, Boris Johnson, podría elevar el número de reproducción efectiva del virus (R), es decir, la cantidad de nuevos diagnósticos que cada caso genera. Dicho rango añadiría 0,4 al R, según la OMS, situándolo entre 1,5 y 1,7.
Adicionalmente, la Organización Mundial de la Salud en Europa ha alertado que la variante "podría afectar la eficacia de algunos medios de diagnóstico", específicamente los que utilizan como diana el gen de la espiga (S) del virus. La OMS recomienda "adoptar un enfoque basado en la administración de diferentes pruebas en paralelo o de pruebas de PCR múltiple que utilicen como diana diferentes genes virales, a fin de detectar las variantes que puedan surgir". También ha afirmado que "no hay ninguna prueba de algún cambio en la gravedad de la enfermedad".
"No hay ninguna prueba de algún cambio en la gravedad de la enfermedad"
OMS
Actualmente ya hay estudios midiendo la eficacia de las vacunas existentes en esta nueva variante. "Estas nuevas cepas que van apareciendo, que son adaptativas, que tienen pequeños cambios, no son cambios muy bruscos en poco tiempo, son mínimos, entonces uno piensa que sí, que si el anticuerpo está generado y ataca al virus de buena manera, que ese pequeño cambio no debería modificar eso", explicó en Universo el médico Gonzalo Pérez, que participó de las investigaciones de Pfizer en Argentina.
En tanto, la vicepresidenta de BioNTech, Katalin Karikó dijo a El País que se ha sacado sangre a los vacunados en los ensayos clínicos y se han "creado réplicas de todas las variantes del coronavirus que hay por el mundo". "La sangre de estos pacientes, que contiene anticuerpos, ha sido capaz de neutralizar 20 variantes mutadas del virus", explicó.
Por ahora, lo que se calcula como un riesgo inminente es un tema de matemática: si la nueva cepa es igual de letal y el porcentaje de contagiados que realizan la enfermedad en su variante grave es igual a la cepa original, el problema es que, al ser más contagiosa, todos esos números suban proporcionalmente. Eso es lo que ahora busca evitar el Ministerio de Salud.