, luego que durante su audiencia de fiscalización, el tribunal diera por acreditados los ilícitos que le imputa la fiscalía, vinculados a revelación de secreto en el marco de una investigación.
La ministra del Interior, Carolina Tohá, dijo tras la resolución de la Justicia contra Muñoz, que el interés es que "la institución no se debilite, ni la protección a la población. Para ello, un primer paso, es que en los próximos días se defina por parte del Presidente de la República la sucesión en la dirección general de la PDI".
Para ello, dijo Tohá había adelantado que, "se buscará a la persona más idónea, con las mejores condiciones para enfrentar los desafíos en seguridad y los que abre este caso al interior de la institución, que ciertamente plantea una serie de interrogantes y preocupaciones que es necesario atender".
En efecto, la agitada trama que se vivió en la PDI, el Ministerio Público y el Gobierno desde el viernes hasta la formalización del martes, deja profundas secuelas para la institución, tanto en su quehacer hacia el exterior -en las confianzas con la ciudadanía u otros organismos-, como en su propio orden interno.
Desafío de los nuevos altos mandos
Juan Castañeda, sociólogo y experto en seguridad de la U. Autónoma, comenta que la conformación de nuevo alto mando tiene dos desafíos inmediato: mantener la eficacia operativa respecto a delitos de alta complejidad y temas relacionados al crimen organizado, y la segunda, "mantener la moral" de la institución.
Lo anterior, precisa, dice relación con "el desempeño de la PDI apegado a las normas, al Estado de Derecho y a la doctrina irrestricta de respeto a los derechos humanos. Porque al interior de la institución no sólo tienes personal oficial, sino que personal civil y administrativo, y la moral, frente a estos casos, se resiente".
En esa línea, recuerda que ya son dos los ex directores -Héctor Espinosa y ahora Sergio Muñoz- quienes han tenido que enfrentar a la justicia, lo que hace complejo el escenario, cuando "aún pueden surgir otras aristas".
Ascensos y retiros
El experto añade que es necesario también que se revisen los ascensos y retiros al interior de la PDI. "Al interior de las filas de la institución y afuera también, hace ruido este factor, especialmente relacionado a los ascensos".
"Uno podría pensar que los ascensos usualmente tienen que ver con los desempeños, hojas de vida excepcionales, pero en muchas oportunidades operan las relaciones de poder", precisa.
Además, comenta que "al interior de las filas", existen algunas inquietudes porque ciertos altos mandos forman parte de la masonería -como Muñoz y el propio Espinosa, quien fue expulsado tras su formalización-, y que eventualmente podrían acceder de manera más "expedita" a ciertos grados y cargos de importancia. "Esto está haciendo mucho ruido hace tiempo en las filas de la institución".
Modernización y control interno
Castañeda comenta que si bien antiguos directores de la institución lograron avanzar en modernización, sin embargo, faltan algunos elementos "respecto a promoción o transparentar cómo se va a gestionar el recurso humano, o los delitos de lavados de activos".
Esto, añade, lleva a pensar cómo es la formación de la PDI a lo largo de su carrera, "a propósito de la mayor complejidad de los delitos que hoy se cometen en el país".
En materia de control interno, el experto apunta a que es necesario que tanto al PDI como Carabineros "tienen que dar señales claras de este control acerca de casos que afecten la normativa o coqueteen con los delitos de corrupción, porque pareciera que el departamento quinto de la PDI no llega hasta el alto mando, y por eso hay que identificar si ese departamento permite realmente inhibir este tipo de conductas".
Confianza en la población
Los puntos antes mencionados también llevan a la reflexión que hace Pía Greene, experta en Crimen Organizado y Seguridad de la Universidad San Sebastián, quien plantea que es muy importante que la PDI sepa recomponer la confianza con la ciudadanía, "la que tardó unos 20 años en conseguir", remarca.
"La evaluación de la PDI pareciera conocerse menos, pero era buena, porque no habían estado presente en casos como los que han afectado a Carabineros, por ejemplo, y porque durante el estallido social tampoco tuvieron una presencia tan conflictiva", remarca Greene.
En esa línea, precisa que es vital que la PDI lo haga no sólo por su reputación, sino porque "hoy el temor está en un nivel muy alto, con 9 de cada 10 personas con esta sensación según la última encuesta Enusc, y con la caída de la confianza, tenemos la parte final de la tormenta perfecta en materia de crisis de seguridad".