La interrupción de las clases por la emergencia climática fue necesaria en comunas cuyas calles y viviendas resultaron anegadas, con un fuerte impacto en los hogares y la movilización. Sin embargo, la suspensión generalizada de las actividades por dos días en seis regiones, más el caso más extenso de Biobío, para muchos resulto exagerada, considerando que los alumnos han perdido varias jornadas de clases por temas extraescolares, como las elecciones primarias. Además, y tal como se preveía, ayer no llovió durante la jornada en Santiago, por lo que reflotaron los comentarios acerca de que sí podría haber habido clases, aunque con diferentes realidades. Francisca, de Lo Barnechea, dice que ella y su marido trabajan presencialmente y ninguno pudo teletrabajar: "Me arreglé con mi cunada para turnarnos un día cada una y quedarse con los niños de ambas familias". En el caso de María José, de Vitacura, "tuvimos la suerte de que mi suegra se pudo quedar con mis hijas unas horas", ya que tenía programada una endoscopía y la suspensión de clases la tomó de sorpresa. "En la clínica vimos muchos casos de madres y padres acompañados de niños que debieran haber estado en el colegio", añade. Marisol, de Pudahuel, plantea que "hubiese preferido que se decretara sin clases el jueves, y se evaluara y avisara más tarde si se renovaba para el viernes", pero también reconoce que "es un tema complejo", ya que su hija asiste a un liceo de Santiago y varias de las alumnas que se trasladan desde otras comunas se vieron perjudicadas por las inundaciones.