LOS ÁNGELES.- Un objetivo claro ha tenido SpaceX desde su creación y es la llegada de la humanidad a Marte, la transformación de nuestra raza en una interplanetaria, la apuesta por generar comunidades autosustentables en la superficie del planeta rojo. Para eso, primero se deben resolver algunos desafíos y probar que un cohete puede llegar sin problemas, por lo que Elon Musk ya le ha puesto fecha al lanzamiento de la nave con la que espera comenzar a "acercar" Marte a los humanos.
Se trata del BFR (siglas de Big Falcon Rocket) y que ahora es la principal prioridad de SpaceX, al menos así lo dejó claro el propio Musk en una de sus publicaciones a través de Twitter en la que aseguró que la compañía ya no se está enfocando la mejora de los cohetes Falcon (con los que viajan paquetes de carga a la Estación Espacial Internacional), sino que las energías están puestas en esta nueva nave.
El BFR llega después de la creación del Falcon y el Falcon Heavy -nave que tuvo su exitosa prueba de vuelo en febrero de este año y que espera completar viajes comerciales antes de que termine el 2018- y espera superar en expectativas a las dos naves que lo anteceden.
En su publicación en la red social de ahora 280 caracteres, el magnate aseguró que el nuevo diseño "es muy interesante", aunque prefirió guardarse los detalles para más adelante.
De acuerdo con la programación, esta nave estaría siendo lanzada en 2020.
Con el lanzamiento del BFR, SpaceX marcaría el precedente del inicio de su carrera espacial comercial con la que buscaría -un par de años después- enviar las primeras misiones tripuladas a la superficie del planeta rojo.
Cada año, Elon Musk presenta públicamente la estrategia y la cronología de los planes que tiene para concretar esta idea de hacer de la raza humana una interplanetaria, sin embargo, las fechas se van acercando y aún quedan diversos conflictos técnicos y tecnológicos que resolver.
Sólo la semana pasada un ex astronauta de la NASA aseguraba que a la ciencia actual le restan al menos 25 años -con el presupuesto actual- para resolver problemas como la protección de la radiación solar a la que se verán expuestos estos viajeros, así como los pormenores de mantener la vida en un cuerpo celeste donde el único rastro de agua que se ha encontrado se encuentra posiblemente congelado y a 1,5 kilómetros de profundidad, en una zona específica del planeta.