Sólo minutos antes de esta entrevista había presentado, junto a otros diputados, el proyecto de ley sobre el cáncer, que a partir de marzo le tocará analizar sólo cuando llegue al Senado.
Carolina Goic, quien en ese mes asume como senadora DC por Magallanes, ha reafirmado su visión sobre la vulnerabilidad de los chilenos en materias de salud después de que en agosto de 2012 le diagnosticaran un linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer que requería de sesiones de quimioterapia, pero que ella logró enfrentar en condiciones muy distintas a quienes se atienden en el sistema público de salud.
Su cabeza, calva, pero cruzada por una amplia sonrisa, conmovió a los chilenos cuando en mayo del año pasado pudo regresar al Congreso y a los pocos meses, asumir la campaña que hoy la cambia de cámara. Ella asegura que su enfermedad, fue un potente motor para seguir adelante en el servicio público y que del contacto con la gente ha sacado toda la fuerza para pasar los difíciles momentos.
Sabe que el Senado le dará una tregua de 8 años sin enfrentar una nueva campaña y espera que ello la ayude a mantener en orden las prioridades que tras el diagnóstico cambiaron radicalmente. “El cáncer me ha devuelto la perspectiva”, dijo al momento de conocerse la noticia.
Hoy dice que “estas cosas (una enfermedad) no pueden pasar por la vida y hacer como que fue un paréntesis”.
-Acabas de presentar una ley sobre el cáncer. ¿Antes de tu enfermedad, te hacía tanto sentido un proyecto así? “Creo que sí, pero en esto coinciden muchas cosas. No creo en las casualidades del destino, creo que las cosas pasan por algo. El proyecto es un trabajo previo de otros, de un grupo que lidera Jorge Jiménez, que nos invitaron a mí y otros parlamentarios a participar”.
-¿Te dio pudor involucrarte en este tema?“No, al contrario, esto se produjo en octubre, pero al volver en mayo ya había tomado contacto con diversas agrupaciones de cáncer porque siempre he tenido una vinculación con temas sociales, considerando que soy asistente social de profesión. Siempre he tenido cercanía estos temas en mi trabajo parlamentario, más cuando en zonas extremas y aisladas como Magallanes implica una situación tres veces más difícil”.
-¿Pero reconoces otra sensibilidad después de tu experiencia?
“Si me preguntas si hubiera presentado el proyecto no mediando mi enfermedad, no lo sé. Me hubiera encantado encontrarme con Jorge y de todas maneras lo hubiera acogido. Ahora, evidentemente es distinto cuando vive esto en primera persona y eso genera un compromiso personal.
“Yo pude enfrentar con recursos un cáncer, tuve la suerte que no tiene mucha gente de no sólo contar con diagnóstico oportuno, sino que de poder hacerse los tratamientos y tener un entorno de apoyo como yo, con mi familia y otros. Si uno sale adelante, cómo no, si además se tiene el espacio, para aprovecharlo y ayudar a otras personas que no tienen esa suerte. La gente que no tiene acceso a los medicamentos es mucha y estoy convencida de que como país estamos en condiciones de hacer las cosas bien”.
Carolina se manifiesta feliz de que ya algunos pasos se estén dando en el camino correcto, cual es prevenir este enfermedad en los casos que es posible como es el cáncer cervicouterino; de hecho a partir de 2014 las vacuna contra el VPH está incorporada al plan de vacunación del Minsal lo que no sólo significará salvar vidas de mujeres, sino que además se logra hacer un buen uso de los recursos.
-Ha pasado un año y medio desde tu diagnóstico, ¿en qué momento te defines hoy?“Iniciando una etapa nueva, siempre dije que pasar de la diputación al Senado es como pasar del colegio a la universidad, donde si bien hay una continuidad en mi trabajo legislativo, me presenta un horizonte de trabajo más amplio.
“Esto coincide con una etapa personal que defino de aprendizaje, de mayor sabiduría para enfrentar, en general, las oportunidades que uno tiene desde el punto de vista personal y profesional y político”.
-¿El cargo de senadora te va permitir compatibilizar mejor tu vida personal y de salud con la profesional?“Creo que la tarea política tiene hartos desafíos y para las mujeres aún más; debo compatibilizar no sólo mis temas de salud, sino también, los de vida cotidiana que es un desafío mayor y por ello no me siento especial a otras mujeres. En temas de salud tengo la suerte de haber cumplido el tratamiento y cuando volví al Parlamento ya lo había terminado exitosamente. Estoy en una etapa de controles médicos cada 6 meses que dura cinco años y me he sentido súper bien de ánimo y con harta energía para lo que viene”.
-Tienes un horizonte de 8 años sin campaña y eso hace una diferencia.“Sin duda. Lo que pasa cuando uno está en la Cámara es que está en campaña constante porque 4 años pasan muy rápido y en eso el Senado te aporta un tiempo para pensar en cosas más a mediano plazo y eso es necesario para este país, donde se cae en la lógica más electoralista de presentar resultados perdiendo la visión de país a futuro”.
-En algún momento hablaste que el cáncer te había devuelto la perspectiva, ¿se vuelve a perder en el trajín del día a día?“Bueno, ahí hay un aprendizaje que se hace y demora tiempo, no es una cosa inmediata. Hay un aprendizaje en cómo uno le transmite al otro sus necesidades personales y lo he dicho mucho en temas como maternidad y conciliación vida familiar y laboral. A mí me invitan a reuniones, pero soy una persona de carne y hueso, que tengo hijos, marido, y no tiene nada de malo requerir tiempo para ellos. Muchas veces se tiende a ocultar, se ve como una debilidad, pero uno tiene que lograr que la gente comprenda y empatice con eso”.
-¿Pero habrá una mayor conciencia en tratar de no retroceder en los espacios ganados por tu familia?“Por supuesto, y también en lo cotidiano. En la actividad política es muy fácil perderte en discusiones que son inconducentes y gastar mucha energía en eso y por eso, creo que hay enfocarse en las cosas en que se necesita avanzar”.
-¿Tu enfermedad, mostrarte calva, que se conociera la enfermedad de Longueira, ayuda a los chilenos al ver que otros son igual de vulnerables?
“Creo que sí, somos un país donde no nos gusta hablar de cosas feas y de cosas malas y el cáncer se asocia a muerte, entonces tratamos de evitar incluso la palabra, hablamos de ‘esa enfermedad’. Hablar nos ayuda mucho; en los enfermos de cáncer hay una carga negativa que viene de afuera. Cuando se ve a una persona pelada inmediatamente se le asocian términos como ‘pobrecita’ que es una carga adicional a la enfermedad y en eso tenemos que ser, como país, acogedores.
“Cuando uno aparece públicamente así, siento que le da una mano a muchas personas que sienten ese estigma social de estar enfermo, de vivir los efectos de una quimioterapia. Uno pretende, con harta humildad, ser una señal de esperanza para mucha gente. Cuando yo salí calva fue un alivio, me saqué de encima el que muchos quisieran ver cómo me veía pelada”.
-No se puede hacer un símil, pero acabas de tener una experiencia radical y Chile se enfrenta a una etapa radical, ¿lo ves así?“Soy una persona súper positiva y después de la enfermedad, aún más. Creo que uno siempre puede buscar la otra cara de la moneda y ver el vaso medio lleno. Creo que la enfermedad fue una oportunidad der ver lo positivo en algo que pareciera tan terrible.
“Creo que como país nos pasa lo mismo. Estamos, efectivamente, frente a una tremenda oportunidad, iniciando un gobierno con un programa súper ambicioso y si hacemos las cosas bien podremos lograr cambios para los chilenos. Además, tenemos una ciudadanía mucho más activa y yo eso no lo veo como una amenaza”.