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La denuncia fue hecha ayer por la cadena televisiva Channel 4, luego de una larga investigación periodística y ha conmocionado a la sociedad británica.
Según recoge el diario español ABC, varios hospitales ingleses han incinerados fetos abortados en forma natural de hasta 13 semanas de gestación, considerados desechos clínicos.
El plan responde a un programa de conversión de residuos clínicos en energía y según se señala en el reportaje, en algunos hospitales, como uno ubicado en la localidad de Cambridge, se le comunicó a las madres sólo que los fetos habían sido incinerados.
Las cifras son escalofriantes. El canal concluye que en los últimos 2 años se han incinerado más de 15 mil fetos por 27 organismos del sistema de salud británico.
Días previos a la emisión del reportaje, las autoridades emitieron una circular en la cual se dan instrucciones inmediatas de terminar con la práctica y el doctor Dan Poulter la calificó de “totalmente inaceptable”.
En Inglaterra y Gales, uno de cada siete embarazos termina en un aborto natural involuntario y cada año se producen 4 mil partos en los cuales el bebé nace muerto.
El reportaje no señala nada sobre cuál es el destino de los fetos que son abortados en forma voluntaria y que alcanzan los 200 mil al año desde que la práctica se legalizó en 1967.