Christine Bryden es una mujer australiana que ha conmovido con su fuerza, vitalidad y empuje a todos los médicos del mundo. No es para menos, su caso es increíble.
Y, no sólo por su postura anímica para enfrentar la enfermedad sino porque todos los fatalistas pronósticos médicos que le dieron, no se han hecho realidad, al contrario, aún sigue vive.
Es que hace casi 20 años, en 1995, le diagnosticaron Alzheimer y por el deterioro de su cerebro, se le anunció, además, que fallecería antes de los 60. Pero, eso no fue todo. Se le dijo también que en los próximos 5 años tendría que tener cuidados de tiempo completo.
¡Pánico! Lo impensable le estaba sucediendo, tenía 46 años, se había divorciado recién y era madre tres hijas, donde la menor era de sólo 9 años. “Estaba totalmente horrorizada, no podía creer que eso me estaba pasando siendo tan joven. Al pensar que dejaría a mis niñas y que no había futuro posible, mi sensación fue de terror total”, declaró
Christine Bryden al Daily Mail Australia.
Lo que más la perturbó, comentó, era saber que moriría, sin saber nada, totalmente demente. “Es difícil ser valiente cuando se enfrenta la pérdida de la capacidad de ser valiente. Eso es algo que, poco a poco he tratado de asimilar, pero no me rindo y sigo adelante, sigo hablando y sigo pensando”, expresó la mujer inglesa.
Revés a la enfermedad
A pesar de la grave confusión emocional diagnosticada, Christine se negó a dejar que la enfermedad se hiciera cargo de su mente. Y lo logró. ¿Cómo? Nadie muy bien se lo explica.
Pero, es autora de dos libros de crecimiento personal, el primero, “Quién voy a ser cuando me muera”, ha sido traducido a varios idiomas y ahí explora el aislamiento y el sentimiento de pérdida de identidad que experimentan los enfermos con problemas de cognición.
El segundo título es “Bailando con la demencia”, donde describe cómo con el apoyo de su esposo Paul, continúa llevando una vida activa, pero también explica cómo los profesionales y cuidadores pueden ayudar, y reflexiona sobre cómo la demencia desafía las ideas acerca de la identidad personal y el proceso de auto-descubrimiento que se puede llevar a cabo.
A estos logros le siguen haber sido nombrada como embajadora de Australia Queensland Alzheimer y dar conferencias sobre cómo enfrentar el Alzheimer en el Reino Unido, Francia, Israel, Sudáfrica, Brasil, República Dominicana, Taiwán, Corea del Sur y Turquía. Además, de completar un diploma de postgrado. Todo a pesar, que su cerebro sigue deteriorándose.
Pero, claro antes de la enfermedad, había desarrollado su carrera en la industria farmacéutica y logró ser una connotada profesional de ciencia y tecnología con puestos importantes en Inglaterra, Holanda y Australia.
Hoy, Christine Bryden es un verdadero ejemplo mundial para todas aquellas personas que son diagnosticadas con enfermedades degenerativas y pronósticos de muerte inminentes.
“Sólo quiero que la gente tenga la esperanza de futuro y que pueda vivir una nueva vida con la demencia, que no se den por vencidos ni caigan en la desesperación”, declamó. Ella continúa. Prepara un tercer libro y después de 20 años de enfermedad, su bandera de lucha no cesa y sigue ayudando a que las personas con demencia y sus familias puedan superar el miedo que los embarga y el estigma social que los condiciona.
“Quiero que la gente sea valiente, quiero que la sociedad nos acepte como personas con discapacidad que merecen dignidad y respeto, y no ser rechazados ni tener que soportar chistes sobre la enfermedad”, puntualizó.
¿Cuál es su secreto?No se sabe. Pero, tal vez, lo más esperanzador y gratificador fue que después de tres años de su diagnóstico, se volvió a enamorar y casó con Paul Bryden, quien sigue apoyándola y la anima hasta el presente.
“En nuestra primera cita le confesé mi enfermedad, pero desde entonces no he vuelto a mirar atrás, así que estamos juntos en este viaje. Yo le llamo mi facilitador, porque me permite mantener en forma constante mi funcionamiento, porque no es mi cuidador ni hace las cosas por mí”, afirmó.
Ahora, Christine Bryden atribuye su supervivencia al inmenso apoyo que recibe de su familia, pero también a su esfuerzo constante por estimular su cerebro y usarlo en nuevas formas de pensamiento, comportamiento y en el hacer tareas cotidianas. Es decir, en re-cablearlo todo el tiempo.
“Creo que el cerebro puede reconfigurarse, incluso en un proceso continuo de daño cerebral, como la demencia, a través de la neuro-plasticidad”, explicó en su web.
Advirtió que no tiene idea por qué ha durado tanto, pero está segura que no importa lo difícil que sea, ella se da la oportunidad de seguir, a pesar de que su cerebro siga desapareciendo poco a poco.
De todas maneras, ella recomienda: “¡Vivir cada día como si fuera el último día, y disfrutar de cada momento al máximo!” “Soy una sobreviviente y extiendo la luz de esperanza para todos los que están siendo diagnosticados, y para sus familias que viajan este viaje junto a ellos”, escribió en su sitio.