SANTIAGO.- “Perro con manchas”, así la llamó un niño en el bus escolar, marcando su autoestima y rompiendo su corazón. Lo que Ciera Swaringen debió enfrentar durante su infancia y adolescencia no fue fácil, pero hoy, con una sonrisa sincera en su rostro, quiere usar su caso, su superación y ejemplo para otros adolescentes.
Esta estadounidense ha vivido todos sus 19 años de vida con particulares manchas de nacimiento que cubren su cuerpo. Apenas nació, los médicos le diagnosticaron nevo melanocítico congénito gigante, es decir lunares de gran extensión, que en el caso de Ciera, abarcan el 70% de su piel.
Y si bien, cuando nació, los médicos le aseguraron que esta condición no representaba dificultad alguna para su crecimiento, los conflictos en su vida llegaron al relacionarse con otros niños en su colegio.
“Un día me acuerdo de estar en el autobús escolar y escuchar a un niño riéndose de mí y llamarme ‘perro con manchas’. Eso realmente me afectó. Yo solo era una niña y me hizo sentir diferente a los otros niños, y que algo estaba mal conmigo”, recordó.
“Con el tiempo he aprendido a ignorar los comentarios negativos y recordar que la mayoría de las personas miran y dicen cosas crueles porque no están acostumbradas a ver a alguien con mi condición”, dijo sobre su diagnóstico, que se cree afecta a una persona cada 500 mil.
“Me siento afortunada de haber crecido en un pueblo pequeño, porque la mayoría de las personas que me rodean saben acerca de mis marcas de nacimiento, así que me siento bastante normal. Recuerdo que cuando empecé la escuela mi mamá me dijo que mis marcas de nacimiento eran besos de ángel y eso realmente me quedó grabado”, explicó. “Ahora estoy muy orgullosa de ser diferente y, después de todo, todos tenemos algo que es inusual, ya sea dentro o fuera del cuerpo”.
