En el enorme espacio cubierto del Grand Palais no faltaba nada: los mostradores para despachar el equipaje, el personal en tierra, las carteleras con los vuelos con destino a Shanghái, Nueva York y Moscú.
Reuters
PARÍS.- Llegó la hora de embarcar con "Chanel Airlines": un impactante decorado de terminal aérea permitió a Karl Lagerfeld presentar ayer martes su colección primavera-verano 2016, sin prever que en París su desfile coincidiría con un violento conflicto social en el sector del transporte aéreo.
En el enorme espacio cubierto del Grand Palais no faltaba nada: los mostradores para despachar el equipaje, el personal en tierra, las carteleras con los vuelos con destino a Shanghái, Nueva York, Moscú.... Incluso controles de seguridad a la entrada, absolutamente reales, dado que París está en alerta desde hace meses por la amenaza terrorista.
Tras presentar en años anteriores su creaciones en un supermercado, restaurante y casino, el diseñador estrella de Chanel eligió un tema que refleja el lado internacional de la moda, que por otra parte realiza importantes ventas en las tiendas de las terminales aéreas convertidas en centros comerciales de lujo en todo el mundo.
Por eso, ayer se podía ver a las modelos listas para viajar, con sus gorras con visera en la nuca o sombrero de paja, en traje sastre o jeans, con sus carteras y maletas Chanel. "Es un viaje en condiciones ideales, desde el embarque, lo cual no siempre es el caso si uno mira la actualidad", comenta Karl Lagerfeld tras el desfile, a propósito de la
agresión a los dirigentes de Air France. "(Esas cosas) no son muy lindas para la imagen de Francia", agregó al respecto.
El lujo “saca el dinero de los bolsillos donde está, para dar trabajo a los demás" El decorado estaba previsto desde hace tiempo porque necesitó seis meses de preparación, explicó el diseñador alemán, que salió a saludar al final del desfile acompañado por su ahijado Hudson Kroenig y la modelo Cara Delevingne.
Entre los famosos presentes, Lewis Hamilton, Maria Sharapova, la cantante Janelle Monae, Vanessa Paradis y su hija Lily-Rose Depp, de 16 años, nuevo rostro de Chanel, observaron el desfile en primera fila.
La colección insiste en los colores azul, blanco y rojo de la bandera francesa. Juega con los códigos de los uniformes de las azafatas y del universo aeroportuario: los carteles con los vuelos figuran estampados en largos vestidos fluidos.
A destacar un traje sastre "absoluto" en versión despojada del modelo emblemático de la casa, pero desprovisto de cuello y botones, en tweed negro con hilos plateados formando cuadros. También hay tela de mezclilla en varios conjuntos. Sandalias con suela compensada luminosa y botines abiertos por delante en plástico transparente.
"Me gusta la idea de ropa hecha con materias muy ricas, pero que se llevan como streetwear", explicó Lagerfeld. "Los modelos no parecen tan sofisticados como en realidad lo son, es la actitud de la chica lo que cambia todo", dijo.Algunas carteras se fabricaron con innovadoras técnicas de impresión en 3D, a las que Karl Lagerfeld ya había recurrido este año en su colección de alta costura. Los trajes sastre de alta costura realizados en 3D -asegura- tuvieron mucho éxito, especialmente un modelo bordado que cuesta 370.000 euros.
"¡Existe una clientela para la alta costura!", proclama Largerfeld. Y concluye:
"La razón de existir de la alta costura y del prêt-à-porter de lujo es hacer salir el dinero de los bolsillos donde está, por cosas tal vez inútiles, para dar trabajo a los demás".