FILADELFIA, Estados Unidos.- George Lynch, un delantero de siete años en la Liga y cuatro postemporadas a su haber, saldrá de la lista de lesionados para jugar en el cuarto partido por la final de la NBA entre Los Angeles Lakers y Filadelfia 76ers, previsto para el miércoles en el First Union Arena de Filadelfia.
El jugador, de 30 años, podría ser la pieza que le falta al rompecabezas del técnico Larry Brown para tratar de frenar a los Lakers, que encabezan por 2-1 la serie al mejor de siete juegos, luego de ganar el segundo y tercer choques en forma consecutiva.
"La decisión está casi tomada y jugaré el miércoles, pero la pregunta es: ¿qué puedo hacer yo? Haré mi contribución, porque cuando uno llega a la final no anda mirando si tiene dolores", dijo Lynch, en un breve intercambio con la prensa, que acudió este lunes a ver el entrenamiento de los Sixers, cuyo plantel se convirtió en hospital ambulante por la cantidad de lesionados.
Muy pocos efectivos del equipo local salieron a la cancha a practicar dos días antes del importante choque, y la mayoría de los que lo hicieron se dedicaron a hablar con los periodistas que le acosaban.
La mayor parte de los jugadores de Filadelfia se quedó en su hotel, analizando cintas de video de los juegos anteriores y recuperándose de sus lesiones. De los titulares, sólo el astro Allen Iverson estuvo disponible y aunque no entrenó, sí ofreció declaraciones.
"Tenemos que ganar este partido. Tan simple como eso", dijo el designado Jugador Más Valioso de la temporada regular y líder anotador de la Liga.
Hasta el momento, en algo más de medio siglo de competencia, ningún equipo de la NBA se ha recuperado de una diferencia de 3-1 para ganar un campeonato.
"Es duro jugar todos los días, pero afortunadamente los muchachos tienen dos días extras para descansar y tratar de recuperarse un poco", indicó Iverson, uno de los que más lesiones arrastra, la peor de ellas en la parte baja de la espalda.
Lynch es no sólo la esperanza del técnico y sus compañeros, es la tabla de salvación a la que se aferran los aficionados de Filadelfia para conquistar el sueño de ganar un campeonato de la NBA, por primera vez en los últimos 18 años.
Considerado un guerrero, fue el único de los jugadores Sixers que participó en los 82 partidos de la ronda regular, en los que promedió 8,4 puntos y 7,2 rebotes por encuentro. Empero, en el tercer cuarto del segundo encuentro de los playoffs contra Toronto, el pasado 13 de mayo, sufrió un derrame de líquido en su rodilla derecha tras caer al tablado en una atrevida acometida al aro.
"La adrenalina está aquí, yo brindaré alguna energía", apuntó el alero, quien agregó: "Me siento mejor y estoy listo para jugar y darle algunos minutos al equipo".
La lista de lesionados de los 76ers incluye, además de Iverson, al alero Aaron McKie y el base Eric Snow, con sendas fracturas en el tobillo derecho; el centro Dikembe Mutombo, con el dedo meñique de su mano izquierda roto en la segunda sección, tres puntos en la lengua y uno en el labio superior; y el pivot Matt Geiger, con un fuerte golpe en la pierna derecha.
Según Brown, la fatiga -además de los Lakers- es el principal enemigo de su equipo en esta serie. "Aaron (McKie) está casi agotado físicamente. El estuvo hablando con el doctor para que le chequeara la sangre. Con la ausencia de George (Lynch) ha tenido que jugar más minutos de los normal", destacó el preparador de Filadelfia, quien no adelantó ninguna estrategia especial para el compromiso del miércoles.
De perder este partido, los Sixers se pondrían contra la pared, pues estarían obligados a ganar el quinto choque del viernes, para no caer barridos y poder regresar a Los Angeles, donde se definirían el sexto y séptimo juegos.
