HOYLAKE, Reino Unido.- Para su primer torneo 'grande' del año, Tiger Woods regresa a Hoylake, donde firmó en 2006 uno de los más brillantes éxitos de su larga carrera, que aspira a repetir pese a no figurar entre los favoritos, en la 143ª edición del Open de Gran Bretaña de golf, que arranca el jueves.
Su retorno a la competición, después de tres meses de parate por una operación en su espalda que le hizo perderse los dos primeros "majors" de la temporada, el Masters y el US Open, acabó a fin de junio por una salida en la segunda vuelta del Open de Bethesda.
Mientras, el estadounidense retrocedió al séptimo lugar de la clasificación mundial y sigue estirando su racha negativa en los torneos de Grand Slam: no gana uno en los últimos seis años.
Woods, de 38 años, a quien no se le veía la cara en el recorrido del Royal Liverpool desde aquella victoria de 2006, se preparó especialmente para este regreso al llegar al sitio el sábado anterior, mucho antes de lo acostumbrado, para reconciliarse con una cancha que le dio amor y gloria.
"Bueno, aquello fue hace ocho años, mi vida ha cambiado desde entonces, evidentemente. Pero además es un recorrido de golf diferente al que había jugado en 2006", afirmó el exnúmero uno mundial.
Woods tendrá que hacer frente a un nuevo trío de líderes mundiales, encabezado por el australino Adam Scott, delante del sueco Henrik Stenson y del ingles Justin Rose.
Pero también deberá prestar atención a los golpes del defensor del título, el estadounidense Phil Mickelson, primer jugador en haber encadenado victorias en el Open de Escocia y en el de Gran Bretaña el mismo año.
Todos los golfistas que preceden a Woods en el ranking mundial estarán presentes en el recorrido de Hoylake: sus compatriotas Bubba Watson, 4º, y Matt Kuchar, 5º, así como el australiano Jason Day, 6º.
Sin embargo, hay otros jugadores que escapa a ese selecto radar pero que pueden amargar a cualquiera si salen iluminados al primer recorrido, comenzando por el norirlandés Rory McIlroy, que pretende hacer olvidar su temporada en blanco de 2013, cuando no pudo pasar el corte, o el español Sergio García, quien nunca pudo brillar en Gran Bretaña, sin tener en cuenta sus cuatro victorias de Ryder Cup, pero con inmenso potencial para ir por la gloria.
McIlroy se mostró contento por el regreso de Tiger, pese a que aumenta la competencia por el título. "Es importante. Tiger Woods ha sido la cara visible de nuestro juego en los últimos 15 ó 20 años, creo", dijo el norirlandés.
El alemán Martin Kaymer, por último, espera repetir tras su victoria en el US Open en junio, la primera de un jugador europeo no británico, lo que hicieron sus compatriotas en la final del Mundial de fútbol de Brasil-2014, para estirar los festejos en su país.
El ex número uno europeo no ocultó su "orgullo como deportista alemán" por el triunfo de la Mannschaft ante Argentina en Rio, aunque enseguida se concentró en su ejercicio: los potenciales rivales son estadounidenses, entre ellos un tal llamado Tiger Woods.