VALPARAISO.- En estos momentos, la Comisión de Trabajo del Senado, se encuentra analizando el proyecto de ley de reformas laborales, instancia a la que asisten entre otros, el ministro del Trabajo, Ricardo Solari; el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Ricardo Ariztía; y el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Arturo Martínez.
En la oportunidad, la CUT hizo público un documento en el que da a conocer su posición respecto al texto legal, que se encuentra en primer trámite reglamentario.
La agrupación dice compartir los fundamentos centrales de las reformas, sin embargo, se manifiesta contraria a la no incorporación de la negociación interempresas y el no reemplazo de trabajadores en períodos de huelga.
"Entre las medidas propuestas y los principios expresados, existe un profundo divorcio e incongruencia que transforman estos principios (modernizar y fortalecer) en un discurso vacío, si en ello no están contenidos derechos, como la negociación interempresa y el pleno ejercicio de la huelga, dicho de otra manera, para qué queremos sindicatos si éstos no pueden ejercer lo básico que es la legislación colectiva", precisa.
La CUT señala que no se puede hablar de modernizar si los trabajadores no cuentan con los mecanismos necesarios para "influir en sus propias condiciones laborales". A juicio de la entidad, la modernización no debe ir en contra de los trabajadores y sí debe ir de la mano de la justicia, de lo contrario podría perder su sentido de ser: "un instrumento para equidad, la redistribución del ingreso y la igualdad para los más desprotegidos".
En el documento se señala que la paz social no se mide por la baja conflictividad, lo único quesegura la paz social es la justicia, por lo tanto, no podemos aceptar que después de tantos años de demanda por reformas laborales en pos de alcanzar la justicia existan siempre pretextos que lo impiden".
Agrega que hay por un lado hay un sector político apegado a una legislación impuesta iniciada con el plan laboral de 1978, "con la exclusión total de uno de los protagonistas: los trabajadores". A juicio de la CUT este sector privilegia el poderío económico por sobre el social, con el pretexto de que las reformas son un instrumento político que podrían afectar el empleo, eludiendo su responsabilidad frente al electorado nacional y disfrazando sus verdaderas intenciones.
"Por otra parte, otro sector político que reconociendo las necesidades de estas reformas siempre encuentra excusas para no realizarlas: crisis asiática, crisis del petróleo, equilibrio macroeconómico, desempleo, etc. Lo que finalmente termina con proyecto tibios y timoratos, perpetuando y consagrando un sistema de relaciones laborales retrógrado y extemporáneo", agregó.
En el documento, se señala que las reformas no se tratan de un reclamo sino de una deuda de justicia con los trabajadores, y con la democracia porque se trata de reinstalar en las relaciones laborales los principios éticos y morales.