WASHINGTON.- Líderes de los pueblos indígenas de América exigieron el lunes una participación plena en la Organización de los Estados Americanos y reconocimiento de su derecho a la libre determinación.
En una histórica sesión de la OEA, convocada para negociar una Declaración Americana sobre los derechos de las poblaciones indígenas, los 80 representantes de 17 países pidieron acciones en lugar de retórica.
Ellos dieron inicio a la sesión con un rezo indígena.
"Exigimos una participación digna... y la eliminación del racismo institucionalizado, la discriminación y la exclusión social", dijo Margarita Gutiérrez, presidenta de la entidad indígena mexicana ANIPA y coordinadora de la Comisión de Instrumentos Internacionales del Enlace Continental de Mujeres Indígenas.
"Hemos acudido a esta sesión con la confianza y esperanza de que ha llegado el tiempo de nuestra voz, de nuestra palabra, de ser escuchados", dijo en la inauguración de cinco días de reuniones en la sede de la OEA en Washington.
"Creemos que ha llegado el momento de que ya nadie hable por nosotros", afirmó la dirigente indígena mexicana.
Gutiérrez pidió la creación inmediata en la OEA de una Foro Permanente de Pueblos Indígenas, como tiene la organización de Naciones Unidas.
También pidió la reestructuración total del Instituto Indigenista Interamericano, entidad criticada por los indígenas por seguir políticas "paternalistas" desde su creación en 1940 con el fin de asimilar a las culturas indígenas en vez de respetar su diversidad y autonomía.
En la tarde, por primera vez en la historia de la OEA, un indígena fue co presidente de una sesión oficial, el chileno Aucán Huilcamán, encargado de relaciones internacionales del Consejo de Todas las Tierras Mapuche.
La creciente presencia indígena en la OEA ha incomodado a algunos gobiernos latinoamericanos, sobre todo en países con conflictos, como Chile y Ecuador.
En la reunión de la OEA participó Antonio Vargas, dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE), quien encabezó el movimiento indígena que resultó en la caída del ex presidente Jamil Mahuad el año pasado.
Elites retrógradas
En un proceso de abertura impulsada por Canadá, país que ha consagrado los derechos de sus indígenas, muchos gobiernos latinoamericanos se sienten a la defensiva, insistiendo que no irán más allá de la redacción de una declaración americana.
"Es una negociación. Vamos a ver hasta donde llegamos, no más", dijo un diplomático chileno.
"En Chile no hay consenso aún", dijo el Aucán Huilcamán. "La clase política es muy retrógrada y se resiste a reconocer los derechos de los indígenas", afirmó.
Huilcamán dijo que su copresidencia de la sesión especial, junto al embajador de Guatemala ante la OEA, Ronalth Ochaeta, era una buena señal y una oportunidad para "sensibilizar" a los gobiernos.
El dirigente Mapuche pidió la eliminación inmediata del Instituto Indigenista Interamericano, que calificó de "órgano tremendamente dañino" para los pueblos indígenas americanos.
Pero señaló que las políticas asimilacionistas que promovía ya no son posibles en el continente dado el grado de movilización de los pueblos indígenas en reivindicación de sus derechos.
El embajador guatemalteco Ronalth Ochaeta, un respetado defensor de los derechos humanos, reflejó la situación indígena en la OEA al señalar que la organización ni siquiera tiene fondos para costear sus viajes a la sesión especial.
Ochaeta agradeció al gobierno de Canadá, al Banco Interamericano de Desarrollo, a la Fundación Ford y a organizaciones no gubernamentales, como la Coalición Amazónica y la propia Asamblea de Primeras Naciones de los indígenas canadienses, por pagar los viajes.
El secretario general de la OEA, César Gaviria, llamó a los estados y los indígenas americanos a ponerse de acuerdo.
"Mientras que en muchas partes del mundo las tensiones entre grupos étnicos se han convertido en temas explosivos y despiertan los peores instintos del ser humano, en nuestro hemisferio tenemos razones para ser optimistas", dijo Gaviria al inaugurar la sesión especial.