SANTIAGO.- El empresario chileno Carlos Cardoen, una de las diez personas más buscadas en Estados Unidos, donde se le acusa de tráfico de armas y se ofrece por él una recompensa de 500.000 dólares, dijo hoy que es víctima de un abuso.
Cardoen, un ex piloto que comenzó como empresario tras comprar un avión de carga y que en la década de los años 80 hizo una fortuna con la venta de bombas de racimo a Irak, es calificado como "fugitivo internacional" en un boletín difundido esta semana por el Departamento Estadounidense Antidrogas, el Servicio de Aduanas y otros organismos policiales de ese país.
"Yo estaría feliz de cobrar la recompensa, porque en varias oportunidades les he enviado mi dirección", dijo Cardoen en declaraciones al Canal 13 de Televisión desde su domicilio en la localidad de Santa Cruz, a 180 kilómetros al sur de Santiago.
Agregó que la situación que lo afecta,"es un abuso más, como lo fue el de las uvas -en 1989 EEUU aplicó un embargo a la importación de uvas y otras frutas chilenas-, el del helicóptero que me robaron y como los nueve millones de dólares que me cobraron por el rescate de propiedades en Florida años atrás".
Según el boletín de búsqueda, Cardoen ha viajado recientemente a Cuba, México, Reino Unido, Rusia, España, Grecia y Bélgica, utilizando un pasaporte chileno con el nombre adulterado.
"Yo he ido en alguna oportunidad a Cuba, pero con mi pasaporte y todos los antecedentes legales, porque Cuba me da amplias garantías", dijo al respecto Cardoen, quien posee algunas plantaciones de cítricos en la isla caribeña y que según ha asegurado en varias ocasiones, ya no fabrica armas.
Según el Departamento estadounidense de Justicia, las bombas de racimo vendidas por Cardoen a Irak han sido usadas, "con efectos terribles", por "el dictador Sadam Husein", al que en la década de los años 80 vendió por valor de más de 150 millones de dólares.
La justicia estadounidense afirma además que las bombas fueron fabricadas en Chile con circonio -un metal estratégico- obtenido ilegalmente en Estados Unidos, por lo cual existe desde 1993 una orden de arresto contra el empresario chileno.
Carlos Cardoen dejó de fabricar las bombas desde que en 1987 una explosión, que él atribuyó a un sabotaje, destruyó una de sus plantas y causó la muerte a más de 30 trabajadores.
Cardoen, por su parte, señala que fabricó y vendió las bombas a Irak con pleno conocimiento y aval de Estados Unidos, que en esa época consideraba a Sadan Husein una defensa contra el peligro de los integristas islámicos que gobiernan Irán.
Sobre esa base, el empresario señaló que su inclusión en la lista de fugitivos más buscados "es la misma historia de siempre".
A principios de la década de los años 90, Cardoen fabricó un helicóptero militar, cuyo prototipo fue incautado por las autoridades estadounidenses cuando lo envió a ese país para obtener la certificación y permiso para fabricarlo en serie, asunto que según señala, es otra de las injusticias que Estados Unidos ha cometido para mantener "una inmoral persecución" en su contra.
Estados Unidos, agregó, "hace una aplicación ilegítima del tratado de Interpol, haciéndome aparecer como un fugitivo, en circunstancias que hace más de 50 años que vivo en Chile y tanto mi domicilio particular como comercial son conocidos".