SANTIAGO.- El senador institucional Edgardo Boeninger sostuvo que la rebaja de impuestos a las personas para que resulte tiene que ser muy simple en el sentido que ésta se compensa con una elevación tributaria a las utilidades de las empresas, al tiempo que llamó a no dar más ideas sobre este tema porque éstas complican el objetivo del proyecto.
En entrevista con Radio Cooperativa, el parlamentario observó que la gracia de esta iniciativa " no es que se trate de un proyecto redistributivo, porque los pobres no pagan impuesto directo, lo que ocurre es que es un gran estímulo para los profesionales de clase media que son los que toman las iniciativas, que aportan ideas y que son fundamentales para el desarrollo y la reactivación del país".
En ese sentido dijo que lo planteado junto con el senador Alejandro Foxley y Sergio Bitar es una buena idea, observando sin embargo que cuanto más ideas se tiren a la mesa más complicado es cumplir con las condiciones que ha planteado el gobierno desde el primer día, que es de acuerdo suficiente.
Sobre el particular, indicó que "inevitablemente la proliferación de alternativas que están surgiendo hace que la decisión final está absolutamente, no sólo por derecho sino que por la situación que se ha ido generando, en manos del ministro. Ojalá tengamos el acuerdo suficiente para que la idea prospere".
"El país -continuó- se han hecho bastante ilusión con la idea, de manera que apoyo fuertemente ese deseo que esto se materialice", advirtiendo que mientras más dispersión de ideas más dificultad habrá en concordar la fórmula que cumpla con las condiciones de compensación y acuerdo que ha planteado el gobierno.
En relación a la percepción que ha tenido en el sector empresarial esta iniciativa, dijo que cuando con el senador Foxley abordaron el tema con empresarios de todos los sectores obtuvieron un apoyo, en principio, "una luz verde" para estudiar el tema.
Añadió que eso se logró debido a que se dan cuenta del efecto sicológico y de expectativa que produce la rebaja del impuesto a las personas además de su racionalidad y en segundo lugar porque entre los beneficiados están los ejecutivos de las empresas.
A juicio de Boeninger, "el problema es que si en el mundo político surgen ideas muy variadas y divergentes respecto a la fórmula concreta, entonces el mundo empresarial va a expresarse reticente en su apoyo".