TOKIO.- El reconocimiento oficial de que la economía está al borde de la recesión alimentó hoy un día más la caída de la bolsa de Tokio, cuyo indicador Nikkei se aleja de los 13.000 puntos.
El Banco de Japón anunció hoy que por segunda vez consecutiva su valoración mensual de la economía era negativa y descartó la posibilidad de que se pueda producir una pronta recuperación.
La razón de su pesimismo fue la reducción de la producción como consecuencia de la caída de las exportaciones.
Días atrás el gobierno del primer ministro Junichiro Koizumi afirmó que el deterioro continuaba debido al descenso del consumo individual y del gasto corporativo.
El Producto Interior Bruto (PIB) no logró la expansión prevista por el Gobierno en el año fiscal 2000, y en el primer trimestre la economía se contrajo un 0,2 por ciento.
Ese descenso acerca a Japón a la situación técnica de recesión, que se define como una situación negativa al menos seis meses, en un momento en que las malas previsiones de beneficios de las empresas aumentan el riesgo de volver a caer en otra recesión sin haberse curado de la que comenzó en febrero de 1998.
El BOJ resistió la semana pasada las presiones oficiales para tomar nuevas medidas de fomento económico y en su reunión sólo se mostró dispuesto a incrementar la liquidez en los mercados si fuera necesario, sin tocar los tipos de descuento ya en niveles mínimos del 0,02 por ciento desde marzo.
Desde que Koizumi llegó al poder a finales de abril, el Nikkei ha perdido un 9,1 por ciento y en los cinco últimos días cayó por debajo de la barrera de los 13.000 puntos hasta sus niveles mínimos en dos meses a pesar del relevo del gobierno, cuya pasividad fue vista como una de las causas de la caída bursátil.
El Nikkei castigó a la anterior administración de Yoshiro Mori con un descenso superior al 30 por ciento y, salvo un breve paréntesis inicial, la tendencia se mantiene muy a pesar de las promesas de cambio de Koizumi, que todavía no se han detallado.
Hasta la fecha el Gobierno ha adelantado que la prioridad será la liquidación de los impagados bancarios acumulados por el sector en la burbuja económica de los años ochenta, que frena el flujo de créditos a las empresas y por tanto empeora la situación global.
El promedio de deudas incobrables en poder de 2.000 empresas se calcula en un billón de yenes (8.200 millones de dólares) y se prevé que el alto número de bancarrotas corporativas, de 19.071 en el 2000 con un pasivo récord de 23,9 billones de yenes (unos 201.575 millones de dólares), se mantendrá al menos dos años más.
La banca no es ajena a las consecuencias de los esfuerzos que hace para resolver la montaña de impagados.
En el año fiscal 2000, hasta el pasado 31 de marzo, los grupos bancarios Mizuho, Sumitomo Mitsui, Mitsubishi Tokyo Financial y UFJ, eliminaron 6.300 empleos y cerraron 130 sucursales en Japón.
Tanto el gobierno como los analistas coinciden en que los meses venideros se presenciará un estancamiento del gasto corporativo y del consumo individual, cuya aportación al PIB asciende al 60 por ciento.
Además de los mercados financieros, la población espera conocer las medidas de Koizumi para hacer frente al desempleo, que situado en el 4,8 por ciento está a una décima de su máximo histórico y es una de sus principales preocupaciones.