BUENOS AIRES.- El Presidente argentino, Fernando De la Rúa, anunció hoy un durísimo plan de ajuste y recortes en el gasto público, que prevé bajas de salarios a la burocracia estatal y una bancarización obligatoria para combatir la evasión impositiva, para terminar con la recesión y la virtual cesación de pagos derivada del carísimo crédito externo.
"Es hora de pasar a la acción y esto requiere un esfuerzo patriótico. Vamos a gastar sólo lo que tenemos, lo que recaudamos, ustedes tienen que ayudarme para recaudar más y tener más recursos", dijo De la Rúa, en un acto transmitido por cadena nacional.
Sin embargo, el ministro de Economía, Domingo Cavallo, se apresuró a tranquilizar a los acreedores externos al garantizarles que el Estado argentino cumplirá puntillosamente con sus deudas.
En el mismo sentido, Cavallo garantizó "la estabilidad de los depósitos y de la moneda, que no están puestas en duda. No habrá devaluaciones ni pérdidas de depósitos de los ahorristas".
"Se trata de eliminar el déficit y no depender del crédito caro. La situación actual es imposible de sostener y es la causa de nuestros males", avanzó, a su turno, De la Rúa.
El Presidente anunció que firmó una serie de decretos para producir ese ajuste, y adelantó que incluirán "un gran esfuerzo" en la burocracia pública, que verá afectados sus ingresos salariales.
El Presidente argentino dijo que el sector privado no sufrirá las consecuencias del ajuste: "ya han hecho el esfuerzo", precisó.
De la Rúa lamentó que Argentina "ya vendió todo lo que se podía", en alusión a las privatizaciones producidas desde 1989 en adelante.
"Ahora nos toca afrontar la realidad... la deuda y las altísimas tasas nos condenan a la recesión", diagnosticó el jefe del Estado.
Al definir el marco teórico del séptimo ajuste económico desde que asumió la presidencia, hace 19 meses, De la Rúa precisó que "no hará despidos de personal" del sector público y que "la situación de los ciudadanos de los niveles más extremos de pobreza no será sometida a ninguna reducción del gasto".
En ese sentido, aseguró que "no se afectarán los programas sociales, en especial la niñez, la alimentación y los sectores más desprotegidos".
El nuevo esquema económico argentino apuntará al "déficit público cero", es decir -según palabras de De la Rúa y Cavallo- que no el Estado no pagará más de lo que recauda y sólo se endeudará cuando necesite cancelar créditos externos.
"El monto del ahorro será resuelto mes a mes sobre la base de la recaudación que provendrá del cumplimiento de las obligaciones fiscales. Cuando suba la recaudación se irá reduciendo el ahorro", describió el Presidente argentino.
Para combatir la evasión tributaria, De la Rúa anunció la creación de un fuero judicial "específico" que "juzgará a los evasores", quienes "serán tratados como delincuentes de la peor especie".
Al hacer una lectura de carácter más técnico, Cavallo reconoció que hay "una crisis de confianza en los ahorristas argentinos, que están asustados", por lo que diagnosticó: "en estas condiciones no vamos a lograr la reactivación y mucho menos el crecimiento sostenido, aún con todas las medidas muy importantes que hemos adoptado"
Cavallo anunció la "bancarización obligatoria del pago de todos los salarios, pensiones y jubilaciones" y recomendó pagar con tarjeta de crédito o de débito todos los gastos de la población "para evitar la evasión".
El ministro reconoció que habrá "un ajuste hacia abajo" que, pese a que no precisó porcentajes, será "el estrictamente necesario para equilibrar cada mes los gastos con los recursos".
"Estas medidas son suficientes. Este es sólo un momentáneo problema financiero. Argentina tiene esta única solución para retomar la senda del desarrollo económico y social", rubricó De la Rúa.
Cavallo apuró un enésimo ajuste en la economía argentina apremiado por las altas tasas de interés (ayer 15%) que debe pagar el Estado para endeudarse y el riesgo país de los bonos argentinos.
El ministro de Economía había señalado anoche que al país se le ha cerrado el crédito y propuso que, sin éste, ahora se debe implementar el "déficit cero", no gastando más de lo que se recauda.
El Estado argentino tiene pautado con el FMI un déficit fiscal de 6.500 millones de dólares para 2001.
Por su parte, las 23 provincias y la ciudad de Buenos Aires, capital argentina, tienen previsto para este año un déficit de 2.758 millones de pesos (o dólares).
La deuda externa argentina, llega a los 148.000 millones de dólares (58% pública y 42% privada), equivale al 47% del PBI y llega a 190.000 si se suma el pasivo del Estado con acreedores locales.
Argentina negoció a fines de 2000 un "blindaje financiero" por 39.700 millones de dólares con organismos multilaterales, bancos privados y el gobierno español para evitar el default.
La disponibilidad de esos fondos para este año alcanza a 25.400 millones de dólares, aunque, en casos como el FMI, están condiciones al cumplimiento de las metas del presupuesto.
Asimismo, recientemente ejecutó un canje de deuda por 27.000 millones de dólares con el objetivo de extender los plazos de vencimiento del pasivo externo y reducir la carga anual de los intereses, que llega a casi el 40% de los 50.000 millones de dólares del presupuesto del Estado.