OTTAWA, Canadá.- El ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo, explicó este sábado a las autoridades económicas de las principales naciones industrializadas y emergentes mundiales su plan para evitar el colapso financiero de su país.
Cavallo intervino en la cumbre ministerial del Grupo de los Veinte (G-20) donde explicó el plan argentino para reducir la pesada carga financiera de una deuda pública de 132.000 millones de dólares con un canje de bonos que baje las tasas de interés.
En su búsqueda de apoyo internacional, el ministro siguió una serie de encuentros bilaterales, reuniéndose a primera hora con el presidente del Banco Central de Francia, Jean-Claude Trichet, dijo un diplomático argentino.
"Argentina debe ser apoyado, mediante una serie de políticas", dijo a la prensa el ministro de Hacienda de Francia, Laurent Fabius, al llegar al centro de conferencias. "Mi deseo más profundo es que Argentina recupere la estabilidad. Sería muy dañino que un gran país como Argentina tenga problemas tan graves", dijo Fabius.
"El Fondo Monetario Internacional está haciendo su trabajo y deberá seguir haciéndolo", señaló.
Cavallo dijo ayer viernes que espera que una misión del FMI viaje a Argentina en las próximas semanas para evaluar el programa económico a la luz del plan de reestructuración de deuda y un pacto fiscal logrado con las provincias.
La misión es clave para que Argentina obtenga un desembolso de 1.300 millones de dólares del FMI antes de fin de año, pero el FMI dijo el jueves que no enviaría la misión hasta que reciba nuevos datos argentinos, que fueron entregados por el equipo económico argentino en Washington el viernes.
Fuentes del FMI dijeron que el organismo tendrá que enviar la misión y podría haber un anuncio durante el fin de semana de reuniones en Ottawa.
"No hay más remedio", dijo a Reuters un director ejecutivo del FMI, quien sostuvo que el apoyo a Argentina no puede interrumpirse, aún cuando existía molestia con el gobierno argentino por haber tomado medidas sin consultar al organismo financiero en los últimos meses.
El viceministro de Hacienda de Alemania, Caio Koch-Weser, dijo que el caso de Argentina es "mucho más complicado" que el de Turquía, que obtuvo la semana pasada el compromiso del FMI de asistencia adicional de hasta 10.000 millones de dólares.
Alemania solamente apoyará una "solución integral y sostenible" que solucione el problema de la deuda pública argentina contraída con acreedores privados, dijo a la prensa Koch-Weser, quien habló largamente con Cavallo el viernes.
Tibio respaldo norteamericano
Canadá respaldó vigorosamente el plan de Cavallo, y el ministro de Hacienda canadiense Paul Martin, anfitrión de la reunión del G-20, insistió en colocar a Cavallo a su lado en el centro de la foto de todos los ministros tomada antes de una cena el viernes.
Cavallo dijo que obtuvo el apoyo de Estados Unidos en una reunión de una hora que sostuvo el viernes con el secretario del Tesoro Paul O’Neill y el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, para explicarles detalles del plan de canje de deuda.
Pero el Tesoro estadounidense se limitó a decir después de la reunión con Cavallo que acordó revisar, junto con el FMI, las implicancias del plan de reestructuración de deuda.
Fuentes del Tesoro dijeron que Cavallo pidió que O’Neill saliera junto a él a hablar con la prensa como señal de respaldo público, pero el secretario se negó.
Cavallo insistió a la prensa que no ha pedido nuevos créditos a los organismos financieros internacionales, ni garantías para el canje de deuda por parte del Estados Unidos, ni del FMI, el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo.
"Argentina decidió ir adelante con esta solución integral al problema de su deuda con sus propias garantías", dijo en su rueda de prensa el viernes, señalando que el pago de la deuda que espera canjear con acreedores extranjeros será garantizado por completo con recaudación impositiva.
Las reuniones del G-20 y del importante Comité Monetario y Financiero Internacional, que decide las políticas del FMI, se concentraron sobre la reactivación de la estancada economía mundial y el control del lavado de dinero para impedir el financiamiento de terroristas.
Este tema fue puesto en la agenda por Estados Unidos en su campaña por eliminar el terrorismo tras los atentados con aeronaves comerciales secuestradas el 11 de septiembre.
Los ataques, que mataron a más de 4.000 personas en Nueva York, tuvieron un serio impacto sobre una economía mundial que ya se estaba desacelerando. El FMI recortó el jueves su proyección de crecimiento a 2,4 por ciento para este año, casi la mitad del 4,7 por ciento registrado el año pasado.
La cumbre del G-20 se juntó con la reducida reunión del FMI, que canceló su conferencia anual en Washington en septiembre por el clima de incertidumbre generado por los atentados.
Los ministros y presidentes de bancos centrales de los 20 países se reunieron en la capital canadiense en medio de fuertes medidas de seguridad para contener protestas callejeras contra la globalización económica por grupos anarquistas.
La policía dijo que encontró bombas caseras de gasolina, o Molotov, en un parque donde se concentraban los manifestantes. El viernes fueron detenidos una docena de jóvenes y un grupo pequeño destrozó la vitrina de un McDonalds.