BERLIN.- La Oficina Federal de Estadística confirmó los negros pronósticos de los expertos que ven a Alemania al borde de la recesión, ya que las últimas cifras de ese departamento indican un retroceso trimestral de la economía, que previsiblemente se repetirá en el último periodo del año.
Las cifras relativas al tercer trimestre de 2001 contrarían el principio del Gobierno de mantener el "optimismo coyuntural" frente al enfriamiento económico, ya que el crecimiento interanual fue mínimo e incluso hubo una evolución negativa respecto a los tres meses anteriores.
Según los datos hechos públicos hoy por la Oficina de Estadística, el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) fue del 0,3 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, lo que supone el crecimiento más pequeño registrado en Alemania desde el primer trimestre de 1997.
Más preocupante aún es la comparación respecto al segundo trimestre del año, ya que se registró un crecimiento negativo del 0,1 por ciento.
Con ello se da prácticamente por seguro que al final de este año se entrará en una recesión, puesto que todos los expertos vaticinaban ya, antes de conocerse la evolución de julio a septiembre, un crecimiento negativo para los últimos tres meses del año.
Se habrán acumulado así dos trimestres consecutivos regresivos, lo que, según los criterios tradicionales, implica hablar de recesión.
A ello se une que, según la explicación de la Oficina Federal, en ese tercer trimestre se habría entrado ya de lleno en términos negativos, de no haber sido por el buen comportamiento de la exportación.
Sin la aún fuerte aportación del comercio exterior, el PIB interanual de este tercer trimestre habría sufrido un retroceso de un 1,2 por ciento, advierte ese departamento federal.
El Gobierno alemán, que ya ha tenido que corregir repetidamente sus pronósticos de crecimiento, trató de lanzar un nuevo mensaje de calma frente a estos datos negativos.
Las cifras de hoy reflejan una "pausa en la expansión", pero se parte de la base de que "pronto se superará" la fase de debilitamiento coyuntural, indicó el ministerio de Finanzas.
La situación actual se debe a "razones externas" que actúan negativamente sobre la actividad económica, según el ministerio, que argumenta que la "alta presencia" de la industria alemana fuera de Europa hace que este país se resienta más que otros de la debilidad económica de Estados Unidos.
La explicación de Finanzas sigue la tónica de la "política de pulso firme" del Ejecutivo roji-verde ante la persistente debilidad.
Tras meses de continuadas correcciones a la baja de los pronósticos de los expertos, el titular de Finanzas, Hans Eichel, bajó sus previsiones oficiales, que sitúa ahora en un 0,7 por ciento para este año y un 1,25 por ciento para el siguiente.
Los expertos opinan, sin embargo, que estas cifras son aún demasiado optimistas, ya que el consejo asesor del Gobierno, los denominados "Cinco Sabios", pronostica un 0,6 por ciento para este año y del 0,7 por ciento para el siguiente.
La oposición conservadora-liberal, así como la patronal y la industria, reclaman que se articule un programa de actuación urgente, que incluiría acelerar la reforma fiscal en ciernes, para beneficiar con ello a la actividad empresarial.
Hasta ahora tanto Eichel como el canciller, Gerhard Schroeder, insisten en que no se modificará la línea de austeridad para no poner en peligro el objetivo de saneamiento presupuestario y el Pacto de Estabilidad Europeo.
Pero las presiones sobre el Gobierno aumentan, mientras Alemania pierde puntos como tradicional "locomotora económica de Europa".
"Alemania se convierte en el hijo problemático de la UE", sentencia hoy el diario "Frankfurter Allgemeine", con el argumento de que los pronósticos de crecimiento para este y el próximo año indican que ha dejado de actuar de "motor" de la economía europea para ser responsable de su estancamiento.